Verdades y mentiras del agua micelar

Dicen de ella que limpia, desmaquilla y tonifica ¿cumple las tres funciones realmente? Analizamos uno de los productos pioneros en el sector de la cosmética.

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Se usa desde hace años aunque, últimamente, numerosas firmas cosméticas han vuelto a apostar por este producto que posee múltiples propiedades beneficiosas. ¿Quién no tiene hoy en día un bote de agua micelar en su neceser?

El secreto del agua micelar reside en su composición. Este agua está formada por unas complejas estructuras moleculares llamadas micelas que le otorgan unas características que la hacen diferente al agua común.

De forma sencilla y sin querer profundizar en su composición química, podemos decir que las micelas tienen una estructura bipolar, es decir, parte de sus moléculas son afines al agua mientras que otras actúan de repelente de la misma. El resultado es que son capaces de proporcionar una emulsión que ayuda a disolver determinados compuestos que serían insolubles en el agua corriente. Tiene, por tanto, mayor poder de "arrastre" de la suciedad y de la grasa (de hecho, también se utiliza en productos de limpieza del hogar). Estas pequeñas micelas atraen a los elementos grasos y acuosos por sus dos extremos. Al pasar el agua micelar por la piel con un algodón o toallita, las micelas se abren y atrapan los residuos y la suciedad de la piel como si fuera un imán.

Por lo que respecta a la cosmética, son muchos sus mitos y supuestos poderes capaces de devolver al rostro la ansiada juventud. La verdad es que es un excelente producto de cuidado facial.

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Su principal propiedad, absolutamente reconocida, es la capacidad limpiadora. El agua micelar es perfecta como aliada de la higiene cotidiana del rostro. Por la mañana, o antes de dormir, para eliminar las impurezas acumuladas durante la jornada, un algodón empapado en este agua basta para dejar el rostro limpio, fresco, sin restos de sudor o grasa y sin poros obstruidos.

Es importante aclarar que el resto de supuestos beneficios no se derivan del agua en sí misma sino que vienen dados por los distintos ingredientes que cada marca incorpora en ella, algo que también resulta muy interesante a la hora de elegir la más adecuada a tu rostro. Por ejemplo, puedes encontrarla con extractos de té verde (con su alto poder antioxidante y rejuvenecedor), con aloe vera (muy aconsejable en caso de presencia de marcas o granitos de acné), pepino (perfecto para refrescar y tonificar), esencia de rosa mosqueta, camomila y manzanilla (recomendable para disminuir zonas inflamadas como las bolsas bajo los ojos), etc.

Con los ingredientes adecuados, desde luego, el agua micelar puede actuar como un tónico excelente. Sola, no cabe duda que también proporciona frescor y luminosidad al rostro, siendo especialmente recomendable en el caso de pieles sensibles (que tal vez no acepten otros productos con agresivos componentes químicos) y, también, cuando el rostro muestra signos de cansancio y fatiga, ya que, al tratarse de agua, contribuye a la hidratación de las capas más externas de la piel.

¿Es un desmaquillante?

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No exactamente. El agua limpia, pero no resulta tan efectiva como puede serlo un desmaquillante bifásico (agua y aceite). Puede eliminar perfectamente una base ligera o una crema con color, pero las bases más densas y, desde luego, el maquillaje waterproof no consigue borrarlo del todo. Hay distintas marcas y algunas sí incorporan al agua elementos desmaquillantes, aunque no es lo habitual. Lo normal es retirar el maquillaje con un producto específico para este fin y repasar con un algodón empapado en agua micelar. Así, la limpieza resultará perfecta.

Actualmente se comercializan aguas específicas para cada tipo de piel aunque el agua micelar "corriente", sin ingredientes extras, es adecuada para cualquier tipo de cutis. Por lo general, es un cosmético que conviene tener a mano, para dejar el rostro resplandeciente en un solo gesto. Es muy recomendable, también, como paso previo al maquillaje, ya que, con la limpieza que proporciona al rostro, sin irritarlo lo más mínimo, la piel luce radiante y los distintos productos de maquillaje se fijan mejor.

¿Cómo utilizar bien el agua micelar?

Ficha estos 3 consejos para aprovechar todas las propiedades del agua micelar:

  1. No frotes. Al limpiar el rostro, es muy importante no friccionar en exceso, sobre todo en las pieles más delicadas. Pasa el algodón impregnado en el agua micelar con suavidad por tu piel, las micelas son capaces de atraer la suciedad y el exceso de sebo al contacto con la piel, sin necesidad de apretar o frotar.
  2. Usa suficiente producto. Usar la cantidad suficiente de producto es clave para que el agua micelar funcione bien. Impregna el disco de algodón o la toallita reutilizable lo suficiente, pero sin que el agua gotee.
  3. Aplícala en el orden correcto. Se recomienda empezar siempre limpiando los ojos con suaves presiones y continuar desde la zona interior a la exterior. Por último, pasa a los labios; si hay maquillaje en tu piel, usa algodones distintos. El rostro hay que desmaquillarlo siempre por mitades y desde el centro hacia los laterales, ejerciendo ligeras presiones. ¿Un truco para dejar las pestañas perfectamente limpias? Pon un poco de agua micelar en un bastoncillo y pásalo sobre las pestañas con movimientos rotatorios.

El agua micelar no necesita aclarado, pero tras la limpieza se puede utilizar una pequeña gasa de algodón sobre el rostro, si la piel tiene sensación de humedad.

Por último, recuerda que el agua micelar es perfectamente compatible con tus cosméticos habituales y con los distintos tratamientos de belleza (no los sustituye). Puedes utilizarla, por ejemplo; para limpiar el rostro y, a continuación, aplicar tu crema hidratante - nutritiva de día o de noche con total seguridad de estar cuidando tu piel como merece.

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