La dieta que regula las hormonas

La dieta que regula las hormonas
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Nos guste o no, las hormonas afectan a funciones tan habituales e importantes como el sueño, el apetito, el estado de ánimo o la memoria, y pueden influir en la calidad de nuestra vida. Aunque no podemos controlar su funcionamiento y efectos, hay una serie de medidas que ayudan a normalizarlas.

Melatonina, insulina, prostaglandinas, adrenalina, tiroxina... Son los nombres de algunas de las decenas de hormonas que están presentes en nuestro organismo y que controlan infinidad de funciones, desde las actividades de órganos completos o el uso y almacenamiento de la energía en el cuerpo, hasta los niveles sanguíneos de líquidos, sal y azúcar.
 
Se trata de sustancias fabricadas por las glándulas endocrinas del cuerpo, como el páncreas, la tiroides o la hipófisis y que, al verterse en la sangre, activan diversos mecanismos y ponen en funcionamiento a distintas partes del cuerpo.

Las hormonas llegan a todos los rincones del organismo por medio del torrente sanguíneo, generando cambios en el metabolismo, el ritmo cardíaco, la producción de leche o desarrollo de los órganos sexuales, entre otros procesos.

"A lo largo de nuestra vida, somos fruto de nuestras hormonas", señala la doctora Josefina Vicario, pionera en Europa de la medicina Anti-Edad o "Anti Aging".

Explica que "a los 30 a 35 años estamos en plena efervescencia hormonal y solemos estar libres de enfermedades, saludables, jóvenes y sin efectos del envejecimiento, pero a los 35 años se produce un  primer "bajón" hormonal, y entre los 38 y los 42 se produce la "gran caída hormonal", que es un factor de envejecimiento importante.

Dos hormonas claves son la testosterona, cuya falta en el hombre produce falta de vitalidad y ganas de vivir, y la hormona de crecimiento hipofisaria, cuyos niveles decaen con la edad, originando los colgajos de la piel, bolsas y papada.

Otras hormonas importantes para la juventud son la aldosterona, la melatonina, la tiroxina y la DHEA.

"Para alimentar tus hormonas y elevar su nivel hasta un 30 por ciento, debes recibir un buen aporte de proteínas", señala Vicario.

La glándula tiroides necesita verduras y frutas, mientras que la hormona de crecimiento, el cortisol, la testosterona y los estrógenos, requieren alimentos proteicos de buena calidad: carne, pescado y claras de huevo.

Para mantener unos buenos niveles hormonales, esta experta aconseja "desayunar una tortilla de clara de huevo, una rodaja de pan de arroz, unas lonchas de jamón cocido o serrano y fiambre de pavo. A las dos o tres horas, deberemos tomar dos o tres piezas de fruta: naranja, plátano, fruta coloreada, mangos, piña, o alguna variedad de temporada".

Según la doctora Vicario, "a la hora de comer, hay que ingerir un buen plato de verdura, y 250 gramos de carne o pescado. A media tarde, hay que comer otras frutas o un puñado de 4-5 nueces, remojadas durante 6 horas para hacerlas más digestiva. Por la noche, conviene finalizar el día con pescado, pollo, verdura, o ensalada".

Además, para que las hormonas no sufran altibajos o alteraciones, que puedan afectar el estado de ánimo o la salud orgánico, los  expertos recomiendan...

…Acostarse más temprano.
Una de las hormonas cuya alteración provoca altibajos anímicos, insomnio y nerviosismo es la melatonina, cuya producción está muy relacionada con la luz. Una de las formas de regularizarla consiste en irse a dormir pronto, a las 22 horas, como máximo.

…Merendar todos los días.
Los niveles de cortisol, la "hormona del estrés", bajan a media tarde, produciendo irritabilidad y ansias de ingerir comida, sobre todo dulces. Pueden controlarse esas alteraciones tomando un tentempié ligero (pieza de fruta, yogur, cereales o frutos secos) o haciendo gimnasia suave. 

…Mantener una vida sexual activa. Para potenciar la oxitocina, denominada la "hormona de la confianza y la vida social", hay que desarrollar actividades placenteras; el orgasmo dispara la concentración de esta sustancia en el organismo.

…Pasear bajo el sol. Dormir con regularidad, evitar el estrés y exponerse a los rayos solares con moderación, ayuda a aumentar la producción de serotonina, la cual está muy relacionada con el estado de ánimo y cuya carencia genera cuadros depresivos.