El 11 de julio se celebra, en nuestro país, San Benito Abad. ¿Sabes quién era?: pues ni más ni menos que el creador de la tradición más arraigada en España, la siesta.
Muchos son los seguidores de este ritual casi mágico y alzan su voz para reivindicar que la siesta debería ser considerada bien de interés "científico" nacional. Por un lado, por ser un emblema más de la cultura ibérica, por otro, por el creciente respaldo que organismos científicos le dan a algo tan simple como "echarse una cabezadita". La siesta más típica y valorada, la "Made in Spain", cruza fronteras y se convierte en un bien exportable del que todos aseguran que ofrece un bienestar incomparable a cualquier otra solución médica.
Médicos y científicos señalan que la siesta produce innumerables beneficios para la salud. Entre ellos, cabe destacar:
Sin embargo las ventajas de esta práctica no terminan ahí. El experto en trastornos del sueño, el doctor Pedro Mayoral asevera: "la siesta controlada es muy importante para recuperar las funciones cognitivas, mejorar el rendimiento y reforzar el estado de alerta".
La clave de este "sueñecito" diurno radica en no dormir más de 30 minutos. De hecho, algunos estudios determinan que el punto de efectividad de la siesta se encuentra en despertarse entre el minuto 15 y 20, para no caer en un profundo sueño.
Hace unos meses, la NASA centró el argumento en las "siestas controladas" estableciendo el minuto 26 como el propicio para despertarse de tan breve letargo. Desde la NTBS (Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de EE.UU) pudieron demostrarlo al supervisar la efectividad de los controladores, quienes, tras un sueño de 26 minutos mejoraban un 34% el rendimiento y reforzaba su estado de alerta un 54%.
En el ámbito médico también se ha comentado que los beneficios cardiosaludables que reporta la siesta son innumerables. Según una investigación realizada en 2007 por Nasaka A y Oikonomou E publicada en "Archives of Internal Medicine 167", la siesta es una de las mejores medicinas para eludir los problemas cardíacos. Se demostró que los sujetos que dormían siesta ocasionalmente redujeron en un 12% las causas de mortalidad coronaria, mientras que aquellos que lo hacían habitualmente lo redujeron un 37%.
Para aprovechar al máximo estos minutos de reposo, he aquí algunos consejos:
En algunas personas, el sonido de la televisión o de la radio ayuda a conciliar el sueño, en ese caso deben dejarse encendidos.
La aparición de la siesta se la debemos a San Benito de Nursia, más conocido como San Benito Abad, patrón de Europa y según las escrituras, la persona que estableció como momento de descanso la "hora sexta" o también llamada hora de la siesta.
Cuenta la historia que "San Benito enseñó a los monjes a construir relojes para contar las horas. La regla de San Benito concretaba una serie de horas con las obligaciones, comidas, oraciones y ceremonias a efectuar en cada una de ellas. Los relojes de sol, de agua conseguía determinarlas: tercia mañana, sexta mediodía y nona tarde. La hora sexta, dedicada en la regla benedictina al descanso, ha inmortalizado la SIESTA, trascendiendo la tradición hasta nuestros días".
Muchos que quieren hacer de la siesta su mejor amiga y compañera tras la comida no consiguen conciliar el sueño debido a continuos trastornos como la apnea del sueño o el ronquido, dos problemas de salud que privan a la persona que lo padece, y en muchos casos a su entorno, de poder disfrutar de un saludable descanso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que más del 90% de la población experimenta algún grado de privación de sueño en algún momento de su vida. En este caso, la opción más acertada es ponerse en manos de un especialista y así paliar un problema que afecta a millones de personas en el mundo.
¡A sestear se ha dicho!, ¡dulces sueños!