Celos entre hermanos: las claves para evitarlos

Es una situación normal pero puede llegar a causar muchos quebraderos de cabeza a los padres y convertirse en un problema de convivencia. Descubre cómo evitar que la llegada de un hermanito desestabilice la unión familiar.

5m 18s
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Ponte en su lugar: Me han dicho que voy a tener un hermanito, mamá se ha ido (me cuentan que al hospital) y después de no verla en tres días, mis padres han vuelto con el bebé y están siempre cansados o muy ocupados. Ha habido cambios en casa que no me gustan y encima, eso de que podría jugar con mi hermanito es mentira porque él se pasa el día durmiendo o llorando y yo no puedo ni acercarme… ¿Cómo crees que puede sentirse el rey destronado?

La llegada a casa de un nuevo miembro de la familia es un gran acontecimiento que cambia la vida de cada una de las personas que la integran. Para un niño pequeño, pero que ya se da cuenta de todo (3-6 años) el cambio es trascendental, porque deja de ser el centro absoluto de atención e inicia la, no siempre fácil, etapa de aprender a compartir.

Esas primeras semanas tan felices no tienen que ser un problema para tu otro hijo/a. Es normal que sienta celos pero, si todo va bien y habéis actuado correctamente haciéndole partícipe de la nueva situación, se le pasarán muy pronto.

Observa al mayor porque los celos pueden tener distintas manifestaciones, desde perretas y comportamiento rebelde hasta una actitud de total ignorancia y desprecio del hermanito. Algunos niños "retroceden" en el tiempo, es decir, vuelven a hacer cosas de cuando eran bebés (chuparse el dedo, querer dormir en la cama de los padres) pensando que así recuperarán la atención de sus progenitores; otros disimulan su disgusto haciendo ver que quieren mucho al hermanito (aunque en su interior estén deseando que se vaya y vuelva todo a ser como antes). Cualquiera de estas situaciones temporales tiene una solución más sencilla de lo que parece: un poquito de paciencia (dale tiempo para adaptarse a los cambios) y mucho, muchísimo cariño.

¡Quítale de la cabeza la idea de que ahora le queréis menos! Eso es lo que a él le preocupa, más que cualquier otra cosa. Besos, mimos, cuentos, abrazos, juegos… que no le falten para que, así, comprenda que él sigue siendo lo más importante para papá y mamá. Esto no quiere decir que tengáis que permitirle todo para que no se enfade. Elimina de raíz cualquier actitud despótica. El cariño no está reñido con dejar claras una serie de normas de convivencia que debéis establecer desde el primer momento de vuestra vuelta a casa con el hermanito.
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¿Cómo actuar?

Prepara a tu hijo/a mayor para el acontecimiento desde el embarazo. Habla con él de lo que va a ocurrir (a su nivel). Sé sincera (habrá días duros) y hazle partícipe de vuestra felicidad para que él también la sienta. El bebé no es sólo de papá y mamá, es también SU hermanito.

No le hagas mayor antes de tiempo. A un recién nacido se le ve tan pequeño e indefenso que, sin daros cuenta, podéis caer en el error de pensar que vuestro primer hijo ya os necesita menos. Nada más lejos de la realidad. Para él es un momento delicado y su actitud depende mucho de la vuestra. Dedícale también su tiempo exclusivo (sólo con vosotros) y mantén en lo posible sus costumbres: la hora del baño, su cuento antes de dormir bien arropado y con un beso, la recogida en la puerta del colegio… No es buen momento para más cambios (bastantes ha habido ya. Si necesitas hacer alguno hazlo antes de volver a casa con el hermanito). Sé comprensiva, a fin de cuentas, él también sigue siendo un pequeñín.

Escucha sus preguntas e intenta darles respuestas. Una buena idea es hablarle de cuando él era un bebé. Enséñale sus primeras fotos, recuerda anécdotas… así verá que todo lo que hacéis al hermanito, también lo hicisteis por él. Háblale además de las ventajas de ser "mayor", él ya puede hacer muchas cosas que, de momento, el pequeño no puede.

Fomenta el acercamiento entre los dos. Deja que el mayor colabore en pequeñas tareas (no le excluyas): biberón, pañales, canciones… esos momentos crearán lazos de unión para toda la vida. Explícale que tiene que tratar a su hermano con cuidado pero sin pasarte (no es de cristal). Por supuesto, corrige de manera inmediata y enérgica cualquier actitud negativa o agresiva. Tú a él le quieres mucho pero eso no lo vas a permitir. Ante un comportamiento así no pierdas la calma y no exageres (que pase alguna vez es normal y no indica celos enfermizos). No le digas que es malo, mejor explícale por qué eso no ha estado bien y jamás le amenaces con que "te voy a dejar de querer" sería demasiado duro para él. No te empeñes en forzar situaciones tipo "dale un besito al hermanito". Él se lo dará cuando le apetezca.

Por último ¡ojo! con las primeras visitas de familiares y amigos que quieren conocer al recién nacido, porque sin darse cuenta pueden pasar olímpicamente del mayor (cuando antes, él era la estrella de las reuniones). ¿Qué tal si le propones que sea él el encargado de presentar en "sociedad" a su hermanito? Otra buena idea es tener previsto un regalito para él porque cuando todos sólo traen para el nuevo miembro de la familia puede sentirse totalmente fuera de lugar. Basta un detalle, unas chuches, una muñequita… lo importante es que vea que no se han olvidado de él. No hay otra: paciencia y amor.
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