Sin duda, la ropa es una de las principales cosas en la que nos fijamos, jugando un papel muy importante para cada ocasión. Si sabes elegir aquellas prendas que más te favorecen y que de forma inmediata te hacen sentir más guapa y segura, ganarás autoconfianza. Si te sientes bien con tu look, los demás percibirán lo mismo.
Encontrar el punto justo al vestirse para ir a la oficina no siempre es fácil, la clave del éxito no es otra que el equilibrio, ni demasiado atrevida ni muy formal. Además, dado que las prendas elegidas se utilizarán durante buena parte del día, es necesario que te sientas cómoda con ellas.
Es un clásico que nunca falla, ya sea con falda, pantalón o en forma de vestido. Una apuesta segura es elegirlos de un mismo color (azul marino, gris, marrón o negro) transmitirás elegancia y seguridad.
Si la ocasión lo requiere y te apetece darles un toque más desenfadado y vital, alégralos con una blusa de un tono más claro, lisa o estampada, pudiendo recurrir a los complementos siempre que los utilices sin excesos.
También puedes atreverte con combinaciones bicolor e incluso estampadas, a condición de que no sean excesivamente llamativas.
El vestido negro es una prenda que siempre debe estar en tu fondo de armario y que te salvará la situación de ese día en el que no sabes qué ponerte. Es una apuesta segura, elegante y práctica, ideal para un día de oficina, pero además podrás adaptarla en muchas otras ocasiones eligiendo los complementos adecuados.
El estilo imperio que corta bajo el pecho es una propuesta elegante que favorece a la mayoría de los cuerpos al estilizar y aligerar la figura.
Eso sí, olvídate de los modelos con lentejuelas y con un abuso de brillos.
La blusa es un clásico muy femenino ideal para la jornada laboral, siempre es mejor que un jersey, que resulta más informal, sin embargo, no conviene elegir aquellos modelos con transparencias excesivas, demasiado brillo o escotes demasiado pronunciados.
Si además quieres disimular unos brazos anchos, escógela con mangas amplias o vaporosas, te encantará el resultado.
Elige zapatos de salón con tacón, ya que el calzado bajo no resulta apropiado generalmente, pero no te excedas, 4-5 centímetros son suficientes. Recuerda que el zapato debe armonizar con el conjunto, así como el bolso que elijas.
Como su propio nombre indica, sirven para complementar tu look y permiten resaltar la imagen que proyectas. Son el recurso perfecto para actualizar diseños, un pañuelo y un bolso acertados, consiguen en más de una ocasión modificar tu imagen en solo unos segundos. Sin embargo, conviene que seas cuidadosa en su elección para que combinen a la perfección con la ropa, evitando abusar de ellos para no dar una imagen sobrecargada y poco natural.
Decántate por joyas y accesorios discretos. Si te gustan grandes, compensa el exceso eligiendo formas sencillas y nada recargadas.
No es la ocasión de recurrir a peinados demasiado elaborados, luce tu cabello arreglado de manera natural y permítete variar el tipo de peinado, si lo tienes largo, no dudes en cambiar el look con cierta frecuencia, suelto, con unas horquillas estratégicas, una sencilla cola de caballo o un elegante medio recogido. Recuerda que la base es siempre un buen corte y mantenerlo cuidado y limpio.
Finalmente, apuesta por un maquillaje natural en tonos cálidos y evita los perfumes que dejen demasiada huella, lo ideal es elegir aromas frescos y ligeros, un toque en la zona interior de las muñecas y en la nuca será suficiente.