CUIDADOS BÁSICOS
El principal problema que presenta el rostro masculino es la deshidratación, la irritación y la tirantez, consecuencia del afeitado. Es esencial tomar medidas y hacer uso diario de un producto hidratante y un tónico calmante que contrarreste la alteración cutánea que supone el rasurado.
El protocolo de cuidado del rostro será por la mañana una ligera limpieza, afeitado e hidratación de la piel. Por la noche se requerirá una limpieza más profunda e hidratación.
Ante todo, hay que tener muy en cuenta que la constancia en lo cuidados diarios es imprescindible para ver y sentir la diferencia en la piel.
La piel a partir de los 30
A partir de los 30 aparecen las primeras arruguitas en el rostro, además de signos de cansancio e imperfecciones frecuentes dada la condición de la piel masculina, un 25% más gruesa que la mujer, mayor cantidad de colágeno y más grasa, lo que la hace más resistente pero también más propensa a la aparición de granitos.
La solución es utilizar una loción hidratante y un tónico calmante a diario tras el afeitado.
Por la noche es imprescindible limpiar la piel a conciencia utilizando una crema limpiadora que arrastre la suciedad acumulada durante el día, para dar paso a la aplicación de un fluido hidratante que siempre será aplicado en línea ascendente desde el cuello y barbilla hacia las sienes, siendo muy indicados los elaborados a base de vitamina C.
La piel a partir de los 40
Ya en los 40 los signos del envejecimiento del rostro se hacen evidentes. Las incipientes arruguitas se consolidan mostrando surcos más pronunciados, dando lugar a las temidas "arrugas".
Es más necesario si cabe, continuar con la hidratación y el tónico diarios al despertar, además de la limpieza nocturna.
Resultará conveniente incluir productos regeneradores y fluidos antiarrugas, además de utilizar un contorno de ojos que se hará penetrar en la piel con pequeños golpecitos con la yema de los dedos en sentido contrario a las agujas del reloj.
La piel a partir de los 50
En la madurez, la actividad de las glándulas sebáceas del rostro se ralentiza y la piel se vuelve más seca y vulnerable. Las arrugas se hacen más visibles alrededor de la boca, los labios se afinan y el cuello pierde firmeza. Las posibles imperfecciones y manchas se oscurecen.
El plan de ataque es hidratación de día, protección solar y cosméticos reafirmantes antiedad.