Quién la ha visto y quién la ve. Sarah Jessica Parker, como todo el mundo, tiene un pasado del que avergonzarse, y ahora han salido a la luz las fotos. Nadie se creería viendo estas fotos (sin verle la cara) que nos encontramos ante la misma Sarah Jessica Parker que después sería Carrie Bradshaw, la reina de la moda y del estilo. La joven Sarah vestía los odiosos jerséis con cenefas, esos que más tarde se modernizarían y se pondrían de moda. Y lo que es peor, se ponía lazos en el pelo para ocultar que estaba encrespado.
Pasada esa fase, llegó el día en que Sarah descubrió qué era la permanente, y eso la hizo feliz. Tanto que adiós a todo tipo de flequillo pegado a la cara: para qué, pudiendo ponerlo a lo loco y al viento siempre. Por supuesto, la falda de cuadros de tablas y (otro) jersey de dudoso gusto no faltaban entre el vestuario de la ahora intérprete.
Pero sin duda si tenemos que quedarnos con algo será con el último estilismo de la protagonista de Sexo en Nueva York. No por su estrafalaria ropa, porque lo único que podemos ver es que viste con ropa muy básica que no destaca por nada. Ese es el fallo: una camiseta negra con cuello redondo bastante alto y sobre ésta una chaqueta de cuero negro también. Además, la permanente continúa siendo su peinado fetiche. Por no hablar de una cara limpia, recién lavada: ¿dónde queda el maquillaje? Ay, Sarah, Sarah… quién te ha visto y quién te ve.
La actriz tenía unos dudosos estilismos cuando era pequeña.
Llegó ese momento en el que Sarah Jessica Parker descubrió la permanente.
La protagonista de Sexo en Nueva York no usaba mucho maquillaje.
En la actualidad, Sarah Jessica Parker es un icono de la moda.