El bruxismo es el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes sin propósitos funcionales. Afecta a entre un 10% y un 20% de la población y puede provocar desde dolor de cabeza u oído hasta problemas en músculos de la cara, cabeza y cuello.
Existen 2 tipos de bruxismo: céntrico (apretamiento) y excéntrico (rechinamiento); y este problema puede ser nocturno o diurno. Por lo general, el paciente bruxómano nocturno no es consciente del problema y son los compañeros de cama o de habitación, que oyen los ruidos de los dientes, o el propio dentista, que observa la destrucción del esmalte y la dentina, los que suelen advertir al afectado de la existencia del bruxismo.
Aunque por el momento se desconoce el origen real de este problema de salud dental, la mayoría de los expertos afirman que los motivos fundamentales que se barajan cuando comienza este hábito son:
Según el doctor Iván Malagón, uno de los odontólogos más reconocidos de nuestro país, "el bruxismo siempre está asociado al estrés, pero se manifiesta en la mayoría de los casos en pacientes que no tienen una estabilidad en su manera de morder, es decir, que el engranaje de entre sus dientes no es el adecuado". Esta idea quedó demostrada por la Universidad de Helsinki y por el departamento de psicología de la Universidad de Loyola, en Chicago, que sugería que la combinación de estrés y personalidad tipo A (agresiva y competitiva) es el caldo de cultivo perfecto para este problema.
Las consecuencias son nefastas para la salud de los pacientes que lo sufren, ya que "el hecho de que los dientes choquen entre ellos de manera anómala, hace que se desgasten excesiva y prematuramente, además de provocar la sobrecarga de los tejidos de soporte del diente (el ligamento periodontal, la encía y el hueso alveolar), llegando incluso a causar la movilidad dentaria y posterior pérdida de dicho diente, a medio plazo", matiza el Dr. Malagón.
La forma de tratar este hábito es, básicamente, localizar la causa del problema. En la mayoría de las ocasiones, mejora mucho alineando los dientes y realizando un "ajuste oclusal" o patrón de mordida para conseguir la estabilidad deseada. Se tallan entonces los lugares que puedan estar generando un mal acople entre los dientes. El tratamiento puede también incluir la eliminación de contactos nocivos entre algunas piezas dentarias para estabilizar la mordida. Otras veces, es necesaria una combinación con terapias antiestrés.
En los casos en que el problema es tan severo que ya ha causado daños irreversibles a los dientes, se puede ayudar al afectado con una férula o desprogramador, totalmente indoloro, que evita que los dientes superiores e inferiores contacten entre sí durante los periodos de bruxismo nocturno. Solo así podremos conseguir retrasar el deterioro dentario y paliar la sintomatología asociada, como los dolores de cabeza, cuello o mandíbula.
Además, es muy importante realizar ejercicios de corrección postural, seguir unos hábitos alimenticios saludables y practicar actividad física con frecuencia para reducir el estrés y evitar el bruxismo.
No es raro que un padre empiece a oír ruidos extraños cuando vigila el sueño de su hijo. Al principio no es fácil de localizar, pero con el paso de las semanas se termina identificando el dichoso ruido como bruxismo gracias a Internet.
El bruxismo sucede normalmente en los primeros momentos del sueño, y suele aparecer entre los cuatro y seis años, pero normalmente desaparece con el paso de los años, cuando salen las muelas y dientes permanentes. Este hábito puede ocasionar desgaste dental y enfermedades en las encías. "En las primeras etapas de la dentición, esta patología puede ser incluso fisiológica y no debe preocuparnos demasiado si el niño se ha sometido a una valoración por un especialista en ortodoncia", asegura el Dr. Iván Malagón.
A veces los efectos pueden derivar en una conducta difícil que les convierte en introvertidos y les aleja del resto de niños de su edad, aunque muchos especialistas coinciden en que detrás existen otros problemas de índole psicológico que derivan en esta tensión que hace que los niños rechinen los dientes. Por este motivo es importante que este problema se detecte cuanto antes para evitar que vaya a más y acabemos con la salud y estética dental, unido a los trastornos que esto producirá en un futuro en nuestro organismo, y es que ya sabemos que los dientes y su salud afectan directamente al resto de órganos de nuestro cuerpo. Por eso el tratamiento es esencial y para ello simplemente nos servirá con asistir a la consulta del dentista que pondrá soluciones a un problema cada vez más habitual.
Ahora nos llega una nueva noticia relacionada con nuestra salud dental, concretamente con el Síndrome de la Articulación Temporo-mandibular y los beneficios que tiene para éste dormir boca arriba.
Este problema es una patología que debe ser tratada por especialistas, ya que afecta a la articulación que nos permite abrir y cerrar la boca. Esta enfermedad además puede dañar la propia articulación de la mandíbula o a los músculos y ligamentos que la rodean.
"Los problemas de la articulación temporo-mandibular suelen tener su origen en el mal engranaje entre las muelas de arriba y las de abajo, que generan tensiones en los músculos de la cara y en los ligamentos que mantienen a la mandíbula en su posición correcta, provocando una falta de estabilidad que hace que el sistema masticatorio no funcione adecuadamente", explica el doctor Iván Malagón.
Generalmente el tratamiento de este síndrome suele tener resultados a corto plazo, y para su tratamiento se recomienda no abrir la boca excesivamente, comenzar una dieta blanda, usar relajantes musculares, calor para aliviar el dolor e incluso terapia para evitar apretar los dientes, lo que se conoce como "bruxismo".
Las articulaciones temporomandibulares son las que se encuentran delante de las orejas y las que unen la mandíbula con el cráneo, por eso el doctor Iván Malagón ha recalcado que, "dormir boca arriba descarga la presión que ejercemos sobre las estructuras que componen la Articulación Temporo-mandibular, disminuyendo así ese dolor intenso alrededor de las orejas y que se irradia hacia la nuca y el cuello".
Investigadores de todo el mundo estudian la posibilidad de las células madre para regenerar tejidos dañados como puede ser el caso de un corazón tras un infarto.
Según ha comentado el odontólogo Iván Malagón, "es uno de los mayores descubrimientos y de las mejores noticias del siglo XXI, ya que van a suponer una revolución a la hora de tratar diversas enfermedades".
Recientemente, dos expertos de la Universidad Federal de Sao Paulo, Silvio y Mónica Duailibi, junto con varios investigadores del Hospital de Massachusetts en Estados Unidos, han descubierto que las células madre nos pueden ayudar también a crear dientes en ratones, y publicaron un estudio sobre ello en el diario "Journal of Dental Research".
Todavía la investigación se encuentra en sus primeras fases y hay que investigar mucho más hasta poder llevar a cabo este descubrimiento en humanos, pero no cabe duda de que esto se puede convertir en toda una revolución para el mundo de la odontología.
"Experimentos anteriores ya habían conseguido hacer crecer dientes en el abdomen de ratones, el salto ha llegado cuando lo han logrado dentro de la boca, en la mandíbula", confiesa Iván Malagón.
Lo que supondrá este avance en un futuro, es que la medicina trabaje con la regeneración del diente en vez de su reparación. Tal y como nos explica el odontólogo: "en un diente con caries será posible volver a crear el esmalte y la dentina que fueron destruidos".
El bruxismo es un ruido producido por los dientes durante la noche y que forma una de las causas de separación entre parejas.
Entre un 10% y un 20% de la población mundial sufre bruxismo a causa de un problema nervioso.
La mejor solución para detectar el bruxismo y frenarlo es aceptar que se tiene un problema.