¿Sabes tomar decisiones?

¿Sabes tomar decisiones
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Al realizar una compra, al escoger un camino, al citarnos con una persona, al analizar el menú del restaurante…  En casa, el trabajo, la calle. Continuamente, en todas partes y a cada instante, estamos tomando decisiones. Algunas pueden ser decisivas para el rumbo de nuestra existencia y conviene detenerse en ellas.

Algunas personas viven inmersas en un mar de dudas que les impide tomar la más mínima decisión, sin poder pensar con la suficiente claridad ni llegar a conclusiones que les satisfagan.

Les cuesta "sangre, sudor y lágrimas" elegir una entre todas las alternativas que se les presentan. De ese modo, al evitar la decisión y persistir en la duda, no se ven obligados descartar ninguna posibilidad, interpretan algunos psicólogos.

Si la dificultad para decidir acontece en momentos cruciales como elegir una carrera universitaria, un trabajo, una pareja, u otras situaciones con un gran impacto en sus vidas, los problemas no sólo afectan a los indecisos, sino también a quienes les rodean. 
"Mantener una relación con una persona indecisa o trabajar con alguien que no puede tomar decisiones, puede desgastar mucho a la persona en términos psicológicos, emocionales y prácticos", según la  psicóloga Mª del Carmen Ayala, colaboradora del Centro HARA de crecimiento personal.

"A los indecisos es que les cuesta renunciar a algo absoluto y con la indecisión, siguen teniendo todo en su mente todas las opciones como una posibilidad, las cuales se esfuman al tomar una decisión, al elegir", señala esta experta.

Muchas veces se quedan sin ninguna de las opciones o pierden oportunidades por demorarse en tomar una decisión. Pero, al decir de Ayala, de todos modos nunca quedan satisfechos, ni siquiera con las decisiones que toman, "porque dudan si tan tomado el camino adecuado y piensan que pudiera haber pasado si hubieran elegido otra cosa".

"En el caso de las relaciones de pareja -matiza esta especialista- es probable que alguien a quien le cuesta decidirse en su vida afectiva, siempre esté dudando entre amar a distintas personas o que permanezca con una persona y mantenga la fantasía de serle infiel pero nunca la concrete por temor a equivocarse".

Cuando la indecisión persiste en el tiempo, puede tratarse de un estado enfermizo que requiere un tratamiento psicológico. Pero sin llegar a los extremos de los llamados "indecisos patológicos", en la vida hay decisiones que son cruciales y difíciles, y ante las cuales resulta natural y necesario, dudar y reflexionar debido a la trascendencia que pueden tener.

Para la psicóloga estadounidense Debbie Ford, terapeuta y profesora del Centro Chopra para el Bienestar, de La Jolla, California, "sólo haciéndonos conscientes de cada una de las decisiones importantes que tomamos podremos alcanzar la vida extraordinaria con la que todos soñamos".

TENER SIEMPRE PRESENTE EL OBJETIVO FINAL

"Al tomar decisiones, conviene tener presentes en todo momento nuestras metas en la vida, para poner rumbo a ellas y evitar comprometernos en actividades que dificultan el camino hacia nuestros objetivos vitales o los sabotean", según Ford.

Para la autora del libro "Hágase estas preguntas", es conveniente "reflexionar sobre si la decisión que estamos tomando nos llevará a un futuro más estimulante o nos dejará anclados en el pasado".

Todas las decisiones nos llevan en una de las dos direcciones: hacia un futuro inspirador o un pasado que nos limita. Al reflexionar sobre hacia donde nos conduce lo que estamos haciendo, tenemos la oportunidad de recordar la visión que tenemos para nuestra vida.

De ese modo, podemos ver cuántas de nuestras decisiones nos conducen en la dirección correcta y cuántas nos desvían. Al darnos cuenta de que vamos en la dirección equivocada, podemos tomar otra decisión que nos conduzca a la vida que deseamos.

Para Ford, "también es importante analizar si la decisión que tomamos nos aportará una satisfacción a largo plazo o sólo una gratificación inmediata".

No todas las elecciones que nos gratifican de inmediato son malas, pero debemos discernirlas. "Es esencial permanecer enfocados en nuestros deseos a largo plazo mientras nos hacemos cargo de los quehaceres cotidianos, porque es muy fácil desviarse del camino", señala la terapeuta americana.

Esta reflexión ayuda a examinar y analizar nuestras conductas automáticas, y supone un "barómetro" para determinar si lo que decidimos hoy nos ayudará en el futuro. "Resulta muy útil cuando vemos que no nos acercamos a nuestros objetivos, desatendemos sistemáticamente las mismas metas que nos planteamos cada año, y repetimos las mismas actuaciones erróneas una y otra vez", agrega la experta.

"Otro punto clave a la hora de decidir -según Ford- consiste en determinar si actuamos en nuestro propio interés basados en nuestras propias prioridades o para complacer a otra persona".

"Para actuar por y para nosotros mismos debemos sustituir nuestra necesidad de agradar a los demás por el compromiso de respetarnos, amarnos y cuidarnos, aunque nuestras opiniones vayan en contra de la opinión popular", aconseja finalmente.