Violencia de género: cómo detectar y ayudar a una mujer maltratada

Descubre cómo detectar y ayudar a una mujer que está siendo maltratada por su pareja.

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La violencia de género continúa ocupando las portadas de periódicos e informativos de nuestro país y sacudiendo a una sociedad, la nuestra, que parece verse impotente ante el continuo aumento de las terribles estadísticas.

Mientras gobierno, jueces y cuerpos de seguridad luchan por atajar los comportamientos violentos y evitar nuevos asesinatos, en las consultas de salud mental, psicólogos y psiquiatras hacen lo propio por ayudar a las víctimas de maltrato.

La terapeuta Pilar Conde recibe en su consulta a mujeres que han sobrevivido al infierno de los abusos físicos y psicológicos en el seno del hogar y que, aconsejadas por instancias dedicadas a combatir el maltrato, quieren recuperar su autoestima y volver a tomar las riendas de su vida. "Hay un aumento de consultas psicológicas de mujeres que ya han sido capaces de romper dicha relación y que quieren trabajar diversos aspectos psicológicos como las consecuencias emocionales derivadas del maltrato sufrido, la autodeterminación, la asertividad, el afrontamiento de la ansiedad, mejora del estado de ánimo, la independencia emocional…", comenta la terapeuta.
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No se trata sólo de prevención, de evitar que el agresor pueda acercarse a la mujer, sino también de que ésta sea capaz de romper el círculo vicioso, de conseguir que las mujeres sometidas a abuso logren autodeterminación para tratar de huir de la situación.

El gran problema que sufren estas mujeres es su soledad. Según explica Conde, existen casos en que el agresor es percibido como alguien que atraviesa por un problema temporal y se tiene miedo a perjudicarle a través de la denuncia. También se dan situaciones, explica, en los que se teme por la vida de la persona maltratada o en los que es la propia víctima la que bloquea cualquier tipo de acercamiento del exterior.

Lo peor es que a veces ni siquiera se tiene sospecha de que en la puerta de al lado se está produciendo una situación de violencia doméstica, puesto que "un porcentaje importante de las personas que maltratan pueden ser sociables y agradables con el entorno, lo que dificulta de manera externa identificarla como un maltratador".

Tampoco resulta fácil la detección de las víctimas, que pueden llegar a culpabilizarse de la situación o a tener miedo de separase al no tener independencia económica: "Cuando el maltrato se instaura de una manera más recurrente la mujer ya puede pensar que es responsabilidad suya, que tiene que proteger a su pareja, tiene miedo por sí misma, por sus hijos, puede creer que se lo merece, que lo hace porque la quiere mucho, que si hace algo "malo" se merece un castigo. En ese momento la mujer se ha ido aislando de su entorno, por lo que todavía se encuentra más sola, y más miedo tiene. Por otro lado, si la persona no es independiente económicamente tiene más riesgo de mantenerse en esa situación, por miedo a no tener dinero y no poder mantenerse a sí misma y/o a sus hijos".
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En cualquiera de los casos, el tener un apoyo social siempre asegura más posibilidades de salir del infierno del maltrato doméstico. Así, la experta ha identificado los siguientes rasgos que pueden ayudar a identificar a las víctimas de esta situación:
  1. Se trata de personas que no suelen expresar sus necesidades, cediendo a lo que su pareja o novio le pide.
  2. Cuando las observamos con su pareja, se muestran sumisas, cambian totalmente su manera de actuar si están delante y están sometidas.
  3. No toman decisiones si no tiene el consentimiento de su pareja.
  4. Es un tipo de persona que al descubrirle un moratón, pone excusas como: "me he caído", "me he dado con la puerta", "si es que estoy muy despistada"; y observamos que esto ocurre con frecuencia. Además, cuando el golpe es mayor que la justificación dada y al preguntarle sobre el asunto intenta cambiar rápidamente de tema.
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  6. Presentan síntomas depresivos, ansiosos y cambios físicos debido al nivel de estrés vivido de manera diaria.
  7. Puede tener una red social escasa de interacciones. No participa en las actividades de ocio y sociales.
  8. Cuando le hablamos sobre el comportamiento extraño que estamos observando, justifica a su pareja.
  9. Puede presentar problemas de sueño, mostrándose más cansada durante el día y cambiar patrones de alimentación, subiendo o bajando de peso. Si el maltrato se mantiene estos aspectos quizás son difíciles de valorar.
  10. Se puede haber alejado del núcleo familiar.
  11. Puede haber cambiado su manera de vestir, usando ropa más discreta. Puede no interaccionar con hombres, especialmente si su pareja está delante.
Tal y como explica Conde, "el que una persona acabe siendo víctima de violencia de género, no es de un día a otro, es un proceso lento en el que el maltratador va instaurando de manera intermitente los comportamientos de violencia, alternándolos con otros compensatorios y reforzadores".

Así pues, es tarea de todos identificar estos comportamientos, censurarlos y educar a nuestros hijos e hijas en su condena y rechazo total. La violencia de género es un problema de todos.

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