Mediante la alimentación se puede mejorar el rendimiento mental e incluso tratar con eficacia déficits de atención, depresiones… Son numerosas las investigaciones de los últimos años que confirman la importancia de seguir una dieta equilibrada y rica en determinados nutrientes que contribuyen directamente a que el cerebro funcione de forma óptima.
Resulta fundamental para evitar los bajones de glucosa en sangre y conseguir de ese modo maximizar el rendimiento intelectual, el consumo de hidratos de carbono de lenta absorción como los cereales integrales, legumbres, fruta fresca y verduras.
A su vez es muy conveniente combinar proteínas con hidratos de carbono, por ejemplo pasta integral, arroz o pan integral con pescado, tofu…
Las proteínas son indispensables debido a que casi todos los neurotransmisores están constituidos por ellas. Las legumbres, frutos secos y semillas, tofu, derivados de la soja y cereales integrales son especialmente ricos en proteína vegetal.
La carne magra, los huevos y el pescado, son las fuentes de proteína de origen animal más aconsejables.
Los ácidos grasos omega-3 son un componente clave en el desarrollo y correcto funcionamiento cerebral, por ello resulta muy recomendable consumir con regularidad pescado azul como el salmón, el atún fresco, sardinas, caballa… También están muy indicados los frutos secos (especialmente las nueces) y semillas, pues contienen grasas muy saludables.
Las semillas de lino, calabaza, girasol y sésamo pueden incorporarse a la alimentación de múltiples formas, en los cereales del desayuno, en la elaboración de galletas y bizcochos o espolvoreadas sobre ensaladas y sopas.
Los aceites de semillas prensados en frío como el de cáñamo, son una opción excelente en el aliño de hortalizas frescas.
El consumo diario de frutas y vegetales frescos es imprescindible debido a su aporte de vitaminas y minerales que apoyan las funciones cerebrales y del sistema nervioso.
Un reciente estudio de la Universidad de Harvard (EE.UU) descubre que consumir más betacaroteno, también conocido como pro-vitamina A, puede beneficiar a la salud de tu cerebro a largo plazo, ya que al parecer, el betacaroteno ayuda a combatir la oxidación que deteriora las neuronas con el paso del tiempo.
"El secreto consiste en tomar medidas preventivas con antelación, antes de que las funciones cognitivas empiecen a fallar", afirma el Dr. Francine Grodstein, autor principal del estudio.
Procura que no falten en tu cesta de la compra alimentos ricos en betacaroteno como la calabaza, col rizada y patatas. Mantendrás en plena forma a tu cerebro.
Entre sus múltiples beneficios, la lecitina de soja mejora la capacidad de memoria debido a que es la mejor fuente de fosfolípidos, resultando muy útil su consumo en épocas de estrés, exceso de trabajo y esfuerzo intelectual.
Puede añadirse una cucharada de gránulos de lecitina a los cereales, yogures, sopas, batidos, ensaladas…