La carne roja: ¿debemos comerla o no?

La OMS declara cancerígena la carne procesada y pone en "cuarentena" la carne roja.

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En un informe reciente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no dejaba en buen lugar a la carne, especialmente a la procesada, cuyo organismo la equipara, por su peligrosidad, a sustancias como el tabaco, el alcohol, el aire contaminado o incluso el plutonio.

De hecho, más de una veintena de científicos de la Agencia Internacional para la investigación del Cáncer, han resaltado los efectos nocivos de salchichas, chorizos, algunas carnes picadas y casi todo tipo de embutidos. Los mismos investigadores también dejan en el aire los efectos cancerígenos de la carne roja sin procesar, es decir, sin ser sometida a tratamientos como ahumados, salados y fermentados.

En medio de las protestas del sector cárnico, los expertos tratan de responder a las preguntas de los consumidores, preocupados por los efectos que el consumo de carne y sus derivados podrían producir en la salud. Y lo cierto es que todos coinciden en que se debería reducir en la medida de lo posible el consumo de carne roja y eliminar de la dieta los productos derivados de la misma que hayan sido procesados.

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En este sentido, el experto en nutrición Ata Pouramini, cita un estudio de The European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (Investigación prospectiva europea sobre cáncer y nutrición). Este trabajo, basado en la observación de medio millón de personas de diez países a lo largo de doce años, concluyó que comer cantidades moderadas de carne roja no tenía ningún efecto en la mortalidad. El riesgo comenzaba a partir de cantidades entre 80 gramos -que es lo que pesa un filete pequeño- y 160 gramos al día. El estudio confirmó a su vez que comer carne procesada tiene un efecto negativo sobre la salud. Cualquier cantidad superior a 40 gramos al día incrementa la mortalidad y el cáncer.

Ingerir cantidades inferiores a las citadas, aporta elementos positivos para nuestra dieta, caso de las proteínas y nutrientes necesarios como el hierro y la vitamina B12, aunque, como aclara Pouramini: “¿Quién toma realmente una pieza de carne tan pequeña? Siendo realistas, nadie”.
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