La libido o deseo sexual, considerado por algunos expertos como el impulso y la raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica, y que para el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, consiste en "la energía vital general de la persona", a veces "anda por los suelos" o "no está para muchas fiestas".
Cuando el deseo de hacer el amor entra en declive, impulsado hacia abajo ya sea por la crisis económica, la rutina o el aburrimiento de la pareja, el estrés de la vida cotidiana u otras situaciones desalentadoras, sólo queda una opción: hacer todo lo posible por devolverle la fuerza que tuvo, ¡e incluso más!
El verano termina y, con él, la pasión desencadenada por el calor de esta época del año, pero si no quieres que tu relación de pareja se enfríe al mismo ritmo que bajan las temperaturas siempre puedes utilizar diferentes tipos de afrodisíacos para avivar tus relaciones sexuales.
El termino "afrodisíaco" proviene de la diosa Afrodita, conocida por ser la diosa del amor, la lujuria y la sexualidad en la antigua Grecia, por lo que ya te puedes hacer a la idea del efecto que producen en la mente y el cuerpo humano este tipo de productos...
Para empezar hay que dejar claro que existen tres tipos de afrodisíacos: por asociación sensual, de acción central y por excitación de vías análogas a las sexuales. ¿Sabes cuáles son y en qué se diferencian? ¡Fíjate!:
Los afrodisíacos, como el sexo, forman parte de todas las culturas y a lo largo de la historia se han atribuido efectos de este tipo a excrementos de animales, raíces, al semen de toro y a otros muchos elementos que, ante la simple idea de consumirlos, provocan una sensación de asco ilimitado a gran parte de la población. Si no quieres sufrir el efecto indeseado de cualquier remedio utilizado por las tribus del mundo y lo que buscas es aumentar tu excitación y la de tu pareja de forma natural puedes tomar alimentos como el apio, el clavo, el cilantro, el jengibre y la nuez moscada.
Otra forma de despertar la pasión son los aromas esenciales. Crea un ambiente romántico con una vela o un quemador de esencias. Si la aromaterapia está de moda en las clínicas de prestigio, ¿por qué no aplicarla en tu casa? Escoge aromas con olor a jazmín, rosa, vainilla y jengibre para aromatizar tus encuentros.
No te olvides de tener a mano una botella de champagne, un gran agente deshinibidor como cualquier bebida alcohólica, y chocolate, cuya versión bebida fue dedicada a la diosa de la fertilidad azteca. Además, si preparas una cena previa apuesta por el vino tinto que, tomado a diario, mejora la respuesta femenina a los estímulos, gracias a la presencia de polifenoles y flavonoides.
Pero, ante todo, recuerda que la comunicación con tu pareja, el entendimiento o, simplemente, una sonrisa pícara o una mirada sensual son los mejores afrodisíacos que puedes encontrar... ¡Y sin efectos secundarios!
Prolongar todo lo posible los momentos previos a la unión amorosa y amar con todo el cuerpo y los sentidos, son algunos de los activadores sexuales que pueden aplicar mujer y hombre para disparar el deseo y recuperar la líbido.
La mayoría de las veces la inapetencia sexual obedece a problemas psico-emocionales, como los conflictos o incomunicación en la pareja, el tedio o la rutina en las relaciones. "Hay que dejar volar la imaginación y lograr que en cada encuentro chisporrotee la pasión", señala Francisca Cuenca, psicoterapeuta y experta en temas de pareja. Una de cuyas sugerencias pasa por "reavivar las llamas de la pasión, en decir prolongar los momentos previos".
"Hay que besar y acariciar el cuerpo de nuestra pareja. Cuando ésta comience a "levantar temperatura", se le agite la respiración y quiera pasar a la acción, incluso hay que hacerle esperar un poco más. Al alargar los preliminares, aumenta el deseo y la excitación y cuando llega el momento de la unión, ésta resulta mucho más placentera", comenta la sexóloga.
"También es importante aprender a acariciar al otro con sensualidad. Se trata de amar todo el cuerpo de la otra persona, acariciarla sin prisa ni pausa, pasar las manos por cada rincón de su anatomía", añade Cuenca.
"Todas las partes del cuerpo -y no sólo los dedos- sirven para acariciar: se pueden utilizar el pelo, los labios, la lengua o incluso el aliento para proporcionar caricias especiales. Abrir y cerrar los ojos sobre la cara, el cuello y otras partes del cuerpo del ser amado, acariciándole y haciéndole cosquillas con las pestañas, multiplica la pasión", matiza la psicóloga.
"En materia amorosa es fundamental cultivar la espontaneidad. Las normas rígidas y la repetición son enemigas del erotismo y la excitación. Nuestra sexualidad es muy amplia y personal, y la apagamos si la confinamos en una serie de recetas, normas o situaciones previsibles y repetidas", agrega Cuenca.
Para la especialista, en vez de caer en una excesiva rigidez de hábitos que nos impidan disfrutar, hemos de procurar improvisar situaciones que resulten excitantes para ambos, con una buena dosis de espontaneidad e imaginación.
Descubrir lo que nos gusta también es importante también, al decir de la experta, para reavivar la pasión. Por ello, dice, "hemos de aprender a conocer nuestras zonas erógenas y lo que nos excita más".
También Cuenca deja claro que, en materia de sexualidad no hay dos personas iguales: lo que para una es una fuente de placer, para otra puede ser una molestia, por ello "hay que tomarse el tiempo necesario para autoexplorar el propio cuerpo, que es un manantial de sensaciones insospechadas. Si sabemos lo que nos gusta, podremos marcar la pauta y guiar a nuestra pareja con lo que habrá un disfrute mutuo", señala la experta.
Por último, aunque no por ello menos importante, Cuenca recomienda "amar con todo el cuerpo, ya que nuestra sexualidad es un sistema integrado por la piel, las hormonas, los órganos y los sentidos: oído, vista, olfato, gusto".
"La piel también es sexo, dado que cuando nos tocan sentimos placer. Tal vez sea el elemento más excitante del sexo: nos comunica en los contactos íntimos. Siempre tenemos necesidad de tocarnos", concluye.