Cuando llega el calor, disponer de un espacio abierto, más o menos amplio, para disfrutar de un anochecer o de una cena con invitados es un privilegio que hay que aprovechar al máximo. En este sentido, una buena iluminación es más importante de lo que parece, porque unas luces adecuadas contribuyen a crear el ambiente perfecto para una velada agradable.
En primer lugar, tienes que ser consciente del espacio del que dispones y de su distribución (zona de comedor con mesa principal, área de relax para tomar una copa o un café, zonas altas con bonitas vistas…) siempre tendrás que adecuar las luces que elijas al lugar y al espacio concreto que quieras iluminar, es decir, "ni mucho ni poco".
Un exceso de luz romperá el encanto del momento y una luz demasiado tenue puede contribuir a una velada que invite a dormir antes de tiempo, de manera que habrá que definir un presupuesto y el estilo decorativo del conjunto para garantizar la mayor armonía. Con estas premisas en mente tendremos que medir el espacio a iluminar, y determinar los puntos clave y los puntos críticos.
Los puntos clave son aquellos que requerirán de una iluminación específica por su funcionalidad o características diferenciales: zonas de trabajo como barbacoas u offices, comedores al aire libre, jardineras, árboles o piscinas, entre otros. Por su parte, los puntos críticos son aquellos que, por motivos de seguridad, conviene iluminar con especial atención: accesos, caminos, escalones o ventanas, por ejemplo.
Deberemos analizar cada uno de estos puntos y garantizar que cuentan con una iluminación adecuada. Además, tendremos que disponer de algún tipo de iluminación general o de ambiente.
Es conveniente que pensemos en un sistema de iluminación versátil que se adapte a diferentes circunstancias: una cena íntima, una reunión de trabajo informal, una charla con amigos... Lo ideal es un sistema con el que se puedan crear distintas escenas o tipos de ambiente según requiera la ocasión.
También deberemos tener en cuenta la usabilidad del sistema: colocar varios interruptores para controlar el encendido por zonas desde los puntos más cómodos, tener en cuenta la altura y ubicación de los mecanismos, valorar la posibilidad de instalar sensores y automatismos...
Finalmente, y no por ello menos importante, deberemos tener en cuenta el consumo y la sostenibilidad del sistema: un buen dimensionado de la instalación, la tecnología led, los programadores, los sensores y los automatismos pueden reducir drásticamente la factura y la huella ecológica de la iluminación exterior.
Con todos estos parámetros en mente podremos dibujar un esquema con los puntos a iluminar y sus requerimientos específicos a nivel de uso o configuración. El siguiente paso será escoger, para cada punto, una de las múltiples luminarias disponibles en el mercado. Hoy en día dispones de múltiples opciones a tu alcance. Por ejemplo, para iluminar un agradable porche con un contiguo jardín, más o menos extenso, puedes hacerlo de distintas maneras. Si tienes alguna mesa sitúa la luz principal sobre ella. Los focos o plafones, pegados al techo, son una excelente elección. Los encontrarás para todos los gustos, desde los de diseño ultra moderno, hasta aquellos de aires románticos, de hierro y cristal, o los que evocan motivos marineros, siempre acertados aunque estés tierra adentro. La mesa principal, el punto de reunión, siempre debe contar con luz suficiente.
Además, otro detalle importante, es delimitar el espacio de encuentro mediante las luces (diferéncialo con nitidez de las zonas oscuras que, seguro, habrá en tu jardín). Para conseguirlo, te pueden ayudar unas coquetas farolas puestas en cada uno de los extremos de la terraza o unos discretos focos, en el suelo o en el techo, apuntando hacia ese lugar de reunión, siempre sin desprender una luz excesiva que resulte molesta. Si optas por los focos, elígelos que acepten bombillas de bajo consumo que proyectarán menos calor sobre tus invitados.
Teniendo clara la ubicación de la luz principal, llega el momento de las lámparas o apliques auxiliares, de suma importancia en los espacios abiertos. Sirven para centrar el foco de atención en un punto determinado o para matizar y "repartir" la luz principal. Un pequeño truco para comprobar su efectividad es apagar la luz central (esa que ilumina la mesa) y observar el resultado. Así, puede que notes que necesitas iluminar el camino hacia ese espacio central o que hace falta resaltar con luz ese bonito detalle que no se ve en la oscuridad. Para resolver estas situaciones tienes varias posibilidades:
Las dos suponen un interesante ahorro de energía (y de dinero) a la hora de iluminar un jardín, así que sería un error no apostar por ellas.
Las primeras aprovechan las horas de sol para acumular energía y alumbrar durante la noche. Se presentan en forma de antorchas, setas o sobrias luminarias de diseño moderno y, en cualquier caso, son perfectas para hacer más visible, por ejemplo, un gracioso camino que lleve al porche.
Las luces de led también proporcionan excelentes resultados en la iluminación de exteriores. Se presentan no sólo como bombillas para lámparas y faroles clásicos, sino también en divertidas formas (tubos que pueden enroscarse en árboles, barandillas, a ras de suelo etc). Seleccionar luminarias led para jardines y terrazas es una apuesta segura porque ofrecen una gran intensidad lumínica pero un bajo consumo y una larga vida útil.
El bajo consumo del led, el desarrollo de las baterías junto con los sensores de luz natural y movimiento que traen las propias luminarias hacen que la energía que se carga durante el día no se desperdicie durante las horas de oscuridad, encendiéndose las luminarias única y exclusivamente cuando hace falta. Hay sol más que suficiente durante todo el año para cargar las baterías y posibilitar la iluminación de nuestro jardín, terraza o la entrada de la casa durante toda la noche.
Lo último en iluminación y decoración de exteriores son las luces en originales formas (bolas de mayor o menor tamaño, cubos, pirámides, columnas) que iluminan discretamente y aportan una luz agradable y acogedora. Algunas son de colores (modifican la luz y el ambiente) y otras blancas, para garantizar una luz neutra. Quedan muy bonitas alegrando un rincón al que no llega la luz principal o junto a la piscina, creando reflejos en el agua que despiertan la imaginación.
Si hay algún punto del jardín que quieras destacar, recurre a los proyectores. Colócalos disimuladamente entre unas piedras o tras la valla que protege tu parterre favorito y dirígelo hacia donde quieras que los demás miren. Su potente luz blanca, combinada con otras más tenues, da un resultado espectacular. Se pueden pinchar directamente en la tierra del jardín o de una maceta, por lo que se adaptan a cualquier espacio. ¿Quieres que todos vean el árbol más bonito de tu jardín mientras cenan? Coloca un proyector cerca y se convertirá en el centro de atención.
El recurso lumínico en decoración de la luz proyectada desde abajo es apto tanto para sitios de paso como para usarse como elemento decorativo entre plantas u objetos con el objetivo de destacarlos. Para conseguir el efecto, además de los pinchos, el mercado ofrece otras soluciones. Por ejemplo, las balizas, luminarias instaladas a ras de suelo que proyectan normalmente la luz hacia abajo. Otra opción son las llamadas empotrables de suelo, que aportan una iluminación muy especial desde abajo. Normalmente construidas con materiales resistentes (acero inoxidable), estas luminarias están especialmente diseñadas para soportar presiones y humedades altas, debido a que están en zonas expuestas al paso.
Por último, al hablar de la iluminación de las noches de verano no podemos olvidar el encanto que aportan las velas.
Tienes candiles de todos los estilos para que formen parte de tu decoración, y, si lo prefieres, puedes hacer tu propio centro de mesa simplemente colocando en un bol con agua algunas flores y unas aromáticas velas flotantes, ¡quedarán genial!
Como ya hemos comentado, el jardín se puede iluminar de diferentes maneras según nuestras necesidades, pero si lo que buscamos es seguridad, la iluminación debe ser potente, estar enfocada en el perímetro y marcar los espacios de tránsito. Para mejorar la visibilidad podemos colocar focos anti-reflectores o filtros de luces que permitan ver el entorno sin molestar.
Además, es necesario tener en cuenta que el contraste de la noche con un foco muy potente puede causar deslumbramiento. Si lo que queremos es crear un espacio acogedor en el jardín, hay que buscar los puntos focales donde centrar la iluminación con arbustos con flores, esculturas, fuentes, pérgola de madera, celosías y sombrillas. En definitiva, iluminar pensando en la funcionalidad, el diseño y los contrastes de luces y sombras.
Los focos pueden estar a nivel de tierra enfocados hacia las hojas dentro del follaje, dentro de un estanque, fuente o piscina.
En el porche o la barbacoa podemos instalar el foco cubierto enfocado ligeramente hacia arriba, a no ser que prefiramos instalar lamparitas de techo de diversos estilos y resistentes a la intemperie.
Tanto en las terrazas como en jardines, pueden generarse formas decorativas a través de apliques de pared. Estas luminarias permiten dirigir la luz en la pared varias direcciones, ya sea de forma directa o indirecta, generando luces y sombras que forman figuras geométricas decorativas. “Los apliques con luz decorativa conviven con los faroles más clásicos y tradicionales. Sin embargo, los nuevos diseños más modernos y vanguardistas se adaptan a las decoraciones más minimalistas. Algunos son pintables y apagados se camuflan totalmente con la pared donde están instalados”, explica Antonio Villavieja, el Director Técnico de SULION.
Un recurso muy utilizado de luz indirecta para iluminar fachadas y zonas ajardinas son los proyectores de líneas decorativas. En el mercado se encuentran disponibles con sensor de presencia y sin él. El uso con sensor de presencia es muy útil para instalaciones en las que no se quiere usar interruptor, y el encendido y apagado se hace automático cuando hay movimiento. De esta forma, se evita la contaminación lumínica en el exterior del hogar mejorando el descanso en el interior. Se aconseja que este tipo de luminarias emitan una luz neutra o fría que permita ver bien y desplazamientos seguros, pero cuando no hay nadie presente se apague.
Para iluminar un agradable porche con un jardín contiguo, más o menos extenso, puedes hacerlo de distintas maneras. Si tienes alguna mesa sitúa la luz principal sobre ella. Los focos o plafones, pegados al techo, son una excelente elección.
Un exceso de luz romperá el encanto del momento y una luz demasiado tenue puede contribuir a una velada que invite a dormir antes de tiempo. Reproducir el diseño de la linterna clásica puede ser una opción fantástica para el jardín, ya que no pasa de moda. La estructura está realizada en aluminio y las pantallas son de policarbonato. Es la solución perfecta para iluminar porches y caminos ya que cuenta con diferentes modelos: de pared, de techo, de pared con brazo y de mástil.
Los portavelas son una de las opciones más prácticas y estilosas para iluminar puntos de tu jardín.
En forma de antorchas, setas o sobrias luminarias de diseño moderno, son perfectas para hacer más visible, por ejemplo, un sinuoso camino que lleve al porche. Esta solución permite crear una sugerente iluminación sin que se note el punto de luz, por estar empotrado. Cuenta con un accesorio opcional que impide que la luz se proyecte a lo alto, difundiéndola sólo horizontalmente.
Para crear un ambiente acogedor, que invite al relax disfrutando del anochecer en tu balcón, terraza o porche, coloca estratégicamente algunas velas y pequeños apliques.
Al hablar de la iluminación de las noches de verano no podemos olvidar el encanto que aportan las velas. Tienes candiles de todos los estilos para que formen parte de tu decoración, y, si lo prefieres, puedes hacer tu propio centro de mesa simplemente colocando en un bol con agua algunas flores y unas aromáticas velas flotantes, ¡quedarán genial!
Una guirnalda luminosa es ideal para encender la mágica alegría las noches de exterior. Se puede montar y desmontar fácilmente. En color blanco y grafito.
Lámpara de techo realizada en plancha de aluminio, resistente al ataque de los agentes atmosféricos, pintado con polvos de color blanco lustroso o grafito. La altura de los difusores se puede regular gracias a cables de acero galvanizado.
Los materiales con los que está realizada esta lámpara de pie y su novedoso diseño, exalta cada sombra y matiz de la luz.
Una baliza en metal negro que juega caprichosamente con las sombras que proyecta su helicoidal estructura metálica. Un funcional divertimento para todo tipo de terrazas y jardines.
Las zonas de acceso requerirán una iluminación directa y dirigida mediante luminarias de pared o techo (apliques o plafones). Un aplique oval de color gris oscuro con un mimo excesivo a los detalles.
Debes cerciorarte de que las luminarias están especialmente concebidas para su uso en exterior: tendrán que ser luminarias construidas con materiales resistentes a la intemperie y con un certificado de protección contra agua y cuerpos sólidos (IP) superior a 23.
Hue, de Nahtrang, es una serie de colgante, pie y portátil con una característica pantalla cónica que se ilumina de manera homogénea como si de un difusor se tratara. Un diseño elegante y contemporáneo de gran versatilidad decorativa.