Si vuestra relación se afianza y tu pareja está decidida a presentarte a sus padres, la cosa va en serio. El amor todo lo puede, sin embargo, ayudará y mucho que logres ganarte el cariño y el respeto de tu futura suegra, consiguiendo que entre vosotras exista una relación de complicidad y no de rivalidad.
Mariola Báez Verdú 3m 41s
Es absolutamente normal que ante ese primer encuentro ante los padres de tu pareja te sientas algo nerviosa pero debes pensar que es un gesto que demuestra el interés que él tiene en ti y que confirma que apuesta fuerte por vuestra relación.
En primer lugar, olvida los tópicos y plantéate la situación como algo bonito y natural. La idea de la suegra posesiva, mandona y obsesionada con su hijo, afortunadamente, poco tiene que ver con la realidad (en la mayoría de los casos). No lleves una idea negativa preconcebida y piensa que ella también desea conocerte y, sobre todo, agradarte.
Desde luego, la primera impresión importa y debes buscar tu mejor imagen pero siempre con naturalidad y manteniéndote fiel a tu estilo. Elige un look adecuado, sin excesos y con el que te sientas cómoda. Si la cita es en vuestra casa, cuida los detalles y consigue un espacio acogedor. Juegas con ventaja, porque tu pareja será el mejor aliado a la hora de orientarte sobre qué gusta o disgusta a su madre. En cambio, si vas a "su terreno" (encuentro en casa de los padres de él), no olvides llevar algún pequeño obsequio: unos bombones, unas flores, un vino para la cena... A la hora de comunicaros, deja que fluya la conversación y muéstrate cordial y natural. Recuerda que es la madre de la persona a la que tú quieres y ella es la mejor fuente de información sobre tu pareja. Muestra interés por lo que tu suegra te cuente y no temas hacer preguntas. Seguro que a ella le encantará recordar contigo alguna anécdota de la infancia de tu chico. Él es vuestro nexo de unión y, con un poco de vuestra parte, podéis llegar a ser buenas amigas y cómplices imbatibles.
Tampoco se trata de hablar únicamente del pasado. Sé sincera para no dar la impresión de "ocultar" algo extraño y no te tomes a mal ese pequeño "interrogatorio" al que, tal vez, te veas sometida. Es lógico que una madre quiera conocer a la persona con la que su hijo quiere compartir su vida. Aprovechad, los dos, para hablar con tranquilidad de vuestro presente y de vuestros planes de futuro. Es una manera de hacer a tu suegra partícipe de ellos dejando claro que, en ningún caso, queda "excluida" (algo que quizás le preocupe).
En esos primeros encuentros, expón tu opinión sobre los distintos asuntos de los que tratéis con seguridad pero sin mostrar intransigencia. Os estáis conociendo y el diálogo es fundamental para un acercamiento y un aumento progresivo de la confianza y el afecto. Cualquier postura "radical" (sobre política, religión, etc.) resultaría muy poco apropiada. En cambio, escucha con atención los consejos o indicaciones que te dé tu suegra (por ejemplo sobre cocina, moda, cuidados de belleza). Harás que se sienta valorada y lograrás que una corriente de simpatía no tarde en surgir entre vosotras.
Con tu pareja, delante de ella debéis mostraros unidos y seguros de vuestra relación. Un evidente gesto de cariño entre vosotros (sin pasaros) puede ser la mejor manera de expresar que vais en serio y que estáis encantados de compartir vuestra felicidad con ella.
A la hora de la despedida, agradece a tu suegra su visita, o bien esa cena o café al que os ha invitado. Un halago siempre se agradece: "la cena deliciosa", "la casa muy bonita", "las flores preciosas", "el postre exquisito"... y no pierdas la oportunidad de fijar un nuevo encuentro. Muestra interés por mantener el contacto, a fin de cuentas, tal vez lleguéis a ser familia.