Un manjar en la cocina y una delicia para el paladar, las setas son un extraordinario regalo de la naturaleza que en otoño está en su mejor momento. Resultan perfectas para incluirlas en nuestra dieta tras los meses estivales donde los "excesos" gastronómicos pueden habernos hecho ganar algunos kilitos. Son muy ligeras, con un alto contenido en agua y capaces de aportar vitaminas, minerales y fibra.
Muy apreciadas por grandes cocineros y gourmets, la gran variedad de setas que existe hace que sean un alimento versátil como pocos y con múltiples posibilidades. Antes de cocinarlas debes conocer algunos consejos generales:
Desde el "humilde" champiñón al codiciado Boletus la variedad de setas resulta impresionante al igual que sus múltiples posibilidades culinarias. Níscalos (buenísimos simplemente a la plancha con un poquito de aceite, ajo y perejil), amanitas, setas de cardo, trompetas de la muerte, rebozuelos,… estas son algunas de las setas más comunes en nuestra gastronomía con las que hacer magníficos platos. Algunas sugerencias:
Un clásico muy fácil de hacer para el que necesitarás:
Una vez limpias, fríe las setas con dos cucharadas de aceite y el ajo troceado en láminas (fuego medio), pasados 8-10 minutos, añade las gambas y rehógalas otros 5-8 minutos. Añade sal al gusto y espolvorea con un poco de perejil.
Si quieres transformar este salteado en un revuelto, bate dos huevos y añádeles un chorrito de leche. Incorpora esta mezcla a la sartén cuando la gamba ya haya tomado color y remueve, con una cuchara de madera, mezclando y ligando los distintos ingredientes.
Las setas son perfectas para dar un toque único a los guisos de carne. Con ternera, pollo o caza forman una sabrosa combinación dando lugar o platos muy completos y "contundentes". Setas de cardo, níscalos o rebozuelos quedan muy suaves al cocinarlos y dan al guiso un sabor difícil de superar. Por ejemplo:
Haz un sofrito con los dientes de ajo, la cebolla picada y el tomate triturado (todo junto unos minutos en una cacerola con unas cucharadas de aceite). Salpimenta los trozos de carne y añádelos, removiéndolos junto al sofrito. Cuando la carne esté ligeramente dorada, incorpora las setas limpias y cortadas. Rehógalas también unos minutos y a continuación añade agua (si tienes caldo, mejor) hasta cubra en su totalidad todos los ingredientes (siempre calculando un poco más porque una parte del líquido se evaporará durante la cocción). Adereza con dos cucharadas pequeñas de pimentón, unos granos de pimienta negra y dos hojas de laurel.
Si haces el guiso en olla a presión, estará listo en unos 25 minutos, y si optas por el fuego tradicional, calcula algo más de una hora.
Limpia las setas y seguidamente dales un hervor en agua y sal (quedarán más tiernas). Escúrrelas bien y, a continuación, dóralas unos minutos en una sartén con aceite. Vuelve a secarlas con ayuda de papel de cocina para eliminar el exceso de aceite.
Coloca las setas en distintas rebanadas de pan de molde tostado y cúbrelas con la bechamel. Espolvoréalas con el queso y el pan rallado mezclado (al gusto) e introdúcelas en el horno (grill) 10 minutos.
Esta apreciada seta de delicado sabor es perfecta para hacer una salsa exquisita, ideal para acompañar carnes (por ejemplo solomillo) o pasta.
Trocea las cebolletas en tiras finas y dóralas ligeramente en una sartén con dos cucharadas de aceite. A continuación, incorpora las setas limpias y troceadas. Remueve a fuego lento hasta que los boletus suelten la mayor parte del agua que contienen (unos 10 minutos). Seguidamente, añade la leche, el caldo y el vino y remueve lentamente hasta formar una salsa compacta, rectificando el punto de sal. Puedes pasar la salsa por la batidora o presentarla con sus agradables trozos cubriendo cualquier pieza de carne.