La dieta es un elemento básico en el tratamiento del diabético tanto tipo I como tipo II. Pero sobre todo los tipo II, deben ser conscientes que tanto su alimentación como la práctica de actividad física específica para su condición, son su principal medicina.
La dieta del diabético no se aleja mucho de la dieta que debe seguir cualquier adulto sano. Eso sí, en este caso más que nunca debemos respetar los horarios de las comidas. Se deben hacer 5-6 comidas a lo largo del día. La pauta general es dejar pasar un mínimo de 3 horas entre ingesta y un máximo de 4.
Debe ser una dieta normocalórica, adaptada al gasto calórico de cada individuo, aunque en caso de sobrepeso u obesidad sí que tenemos que pautar una dieta más baja en calorías hasta corregir este estado. Una buena opción que triunfa entre los famosos es la dieta del dr Nicholas Perricone.
El consumo de fibra, especialmente la soluble, tiene un papel muy importante en la alimentación del diabético puesto que por un lado va a ralentizar la velocidad de absorción de los azúcares mejorando la glucemia después de comer. Esto también lo conseguiremos combinando los alimentos en función de su contenido en hidratos de carbono, proteínas y lípidos.
Por otro lado, la fibra disminuye la absorción de las grasas. En concreto la fibra soluble tiene un efecto de atracción del colesterol favoreciendo su eliminación.
Debemos evitar aquellos alimentos ricos en azúcares simples como el azúcar de mesa, la miel, mermeladas, compotas, caramelos y chicles con azúcar, leche condensada, bebidas azucaradas, frutas en almíbar, pasteles y dulces, chocolate, turrones, helados, etc.
Sin embargo, en el mercado encontramos una gran cantidad de productos que en su etiquetado pone "aptos para diabéticos" y los cuales podemos tomar con moderación.
Se debe limitar el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas como las partes grasas de la carne (chuleta, entrecot, etc), charcutería grasa (chorizo, salchichón, mortadela…), mantequilla, margarina o alimentos precocinados.
La ingesta de líquido también es importante, puesto que dos de los síntomas de la enfermedad mal controlada son la poliuria (hacer más pis de lo normal) y la polidipsia (necesidad de beber con frecuencia).
Ahora bien, se deben evitar las bebidas alcohólicas de alta graduación. Se puede consumir vino, cerveza o cava, pero limitando su consumo a una copa al día.
El agua, mineral con o sin gas, debe ser la bebida base del diabético, consumiendo un mínimo de 2 litros al día. También se puede tomar café o infusiones y refrescos sin azúcar.
Preferiblemente seleccionaremos aquellas formas de cocinado que sean más ligeras como la plancha, el horno, papillote, cocción, vapor, etc, en detrimento de los fritos o los rebozados.
Para dar más sabor a los platos podemos utilizar todo tipo de condimentos como aceite de oliva virgen extra, vinagre, mostaza, sal (no más de 6g/día), pimienta, ajo, perejil, pimienta, limón y en general todas las hierbas aromáticas.
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