Conocer las características de tu propia piel es indispensable a la hora de aplicarle los cuidados y productos adecuados. Presencia de grasa y brillos, sequedad excesiva, tendencia a la aparición de puntos negros, rojeces, acné… cada cutis es único y requiere sus propios tratamientos, pero la necesidad de una correcta exfoliación es algo común a todos ellos.
La función de un exfoliante cutáneo consiste en ayudar a que el proceso natural de descamación de la piel se realice correctamente. La capa más superficial de nuestra dermis se renueva aproximadamente cada 28 días pero, especialmente con el paso de los años, es normal que queden restos de esas células muertas que no se terminan de desprender y dan al rostro un aspecto apagado e incluso áspero.
La exfoliación no es un peeling, pero sí es algo más que una simple limpieza cotidiana. Por mucho que utilices cremas adecuadas para su eliminación, los minúsculos restos de maquillaje, polución, partículas grasas, sudor o piel ya sin vida van provocando que el rostro pierda frescura, luminosidad y suavidad, pudiendo además producir la obstrucción de los poros, primer paso para la aparición de puntos negros y granitos.
Una exfoliación semanal o quincenal garantiza una piel en perfectas condiciones y en la que, además, cualquier tratamiento posterior, hidratante o nutritivo, resultará aún más efectivo.
Existen numerosos cosméticos exfoliantes en el mercado pero también puedes elaborar el tuyo, el que mejor se adapte a tu piel, recurriendo a productos naturales que, seguro, tienes en casa. Hacerlos es muy sencillo, sólo necesitas una base "cremosa" en forma por ejemplo de yogur, miel, aceite… y un "abrasivo" natural, es decir algún alimento que aporte beneficios, pero que, además, por su textura, sea capaz de realizar una función de "arrastre" de las partículas a eliminar, por ejemplo: azúcar, sal, pulpa y semilla de determinadas frutas, entre otros.
Al igual que eliges tus productos de cosmética de acuerdo a las características de tu piel, con los exfoliantes caseros tendrás que actuar de igual manera. Aquí tienes algunos entre los que escoger el más adecuado.
Necesitas un exfoliante a base de alimentos ricos en nutrientes y con propiedades humectantes que elimine células muertas y revitalice el rostro. Algunos ejemplos:
Requieren como ingrediente alimentos con propiedades astringentes y antibacterianas como:
Tendrás que incorporar ingredientes que respeten al máximo el equilibrio cutáneo evitando cualquier irritación.
Además, una fórmula exfoliante rápida a la que podrán recurrir todos los tipos de pieles en cualquier momento, consiste en añadir a la crema limpiadora que utilices normalmente, un pellizco de azúcar granulada.
Prepara tu mascarilla exfoliante siempre en un recipiente de plástico o cristal (no metal) y hazla justo en el momento en que la vayas a utilizar, ligando los distintos ingredientes hasta obtener una "crema" que puedas aplicar fácilmente. Comprueba que no eres alérgica a ningún ingrediente. Además: