Son, sin duda, una de las partes de nuestro cuerpo con más protagonismo en nuestra vida diaria. Con las manos tocamos, gesticulamos, cogemos cosas, saludamos, acariciamos… y su presencia es más evidente de lo que pudiéramos pensar. Unas manos bonitas son una excelente carta de presentación pero tenerlas y conservarlas así, requiere unos cuidados sencillos pero específicos. Si no concebimos salir a la calle sin aplicar antes una crema hidratante facial o vestirnos sin antes haber utilizado una loción corporal, ¿por qué no cuidamos nuestras manos hasta que las notamos ásperas o, aún peor, envejecidas y con manchas?
Las manos poseen unas características propias y definidas. La presencia de glándulas sebáceas es mínima en esta zona en la que, además, se concentran una serie de valiosas y complejas articulaciones protegidas por una dermis extremadamente fina, exceptuando las palmas, donde el tejido conjuntivo se vuelve más fuerte y fibroso.
Nuestras manos "trabajan" casi sin descanso durante todo el día con gestos cotidianos, estando expuestas a numerosas agresiones. Simplemente al lavarlas con agua demasiado fría o caliente, al hacer labores domésticas como fregar los platos o tender la colada, o al exponerlas a temperaturas extremas al contacto directo con el ambiente exterior, las manos pueden deteriorarse con gran facilidad.
En invierno, su principal enemigo son las bajas temperaturas y también los cambios bruscos de las mismas. Sequedad excesiva, grietas o incluso sabañones son problemas habituales que pueden prevenirse o corregirse de manera muy sencilla.
Para proteger las manos de los efectos nocivos del entorno puedes:
Además de estas normas, que debes llevar a cabo como costumbre, las manos requieren otros cuidados específicos. La delicadísima piel que las cubre es muy propensa a la sequedad y a la aparición de manchas y arrugas que delatan el paso del tiempo por mucho que tengas un cutis impecable. Dos son los cuidados básicos para mantener su esplendor: exfoliación periódica e hidratación profunda más nutrición.
Aunque son las grandes olvidadas al hablar de exfoliación, las manos también agradecen este sencillo tratamiento. Cada quince días prueba a aplicar alguna de las siguientes "mascarillas" naturales especialmente pensadas para ellas:
Todas estas combinaciones, aplicadas en las manos (como si te las estuvieses lavando) durante unos minutos, ayudan a eliminar impurezas y a regenerar la piel.
Además, la hidratación y nutrición diarias son fundamentales para que tus manos no pierdan frescura durante el invierno. Una acción que debe convertirse en costumbre es la aplicación de cremas hidratantes y protectoras cada vez que te las laves. Son aconsejables aquellas que contienen aceites (rosa mosqueta, almendras, oliva, aloe vera) y ácidos beneficiosos como el láctico, el málico o el glicólico. ¿Un truco? Cuando tengas las manos muy secas, sumérgelas en agua fría unos minutos, aplícate una crema de manos muy untuosa o algún aceite y duerme con guantes de algodón. A la mañana siguiente, ¡manos nuevas!
Además, te damos una receta casera de crema de manos de lavanda, ¡infalible! Una loción de manos casera, completamente natural, que consigue regenerar, nutrir y calmar la delicada piel de las manos, recuperando toda su belleza. Toma nota:
Para elaborar la crema de manos casera de lavanda, necesitas:
Elaboración:
Modo de uso:
Aplica la crema, que posee una textura de gel, en manos y uñas realizando un suave masaje hasta su total absorción. También puedes emplearla en codos, rodillas y tobillos, zonas habitualmente resecas que recuperarán su tersura con la aplicación frecuente de esta crema.
Actualmente, existe una gran variedad de cremas específicas para las manos. Las hay incluso que contienen glicerina o colágeno para conseguir una acción reparadora y rejuvenecedora de efecto casi inmediato. Todos estos cosméticos destinados al cuidado de las manos crean una especie de película protectora que protege su piel frente a las agresiones externas especialmente perjudiciales en los meses más fríos del año. También puedes sacar partido a tus propios remedios caseros aplicando las mismas mascarillas hidratantes y nutritivas que utilizas para el cutis en tus manos. Algunas combinaciones especialmente efectivas contra su sequedad son:
Elige una de estas mezclas y extiéndela en tus manos dejándola actuar al menos 15 minutos para luego eliminarla con agua templada.
Para los casos en los que las manos necesitan un tratamiento intensivo para recuperar su juventud y buen aspecto existen numerosas opciones estéticas que se realizan en centros y salones especializados, por ejemplo: los baños templados en aceites, los baños de parafina (recomendables en el caso de dolor en las articulaciones), los tratamientos rejuvenecedores a base de ácido hialurónico o los innovadores métodos de luz pulsada, especialmente recomendables para la eliminación de pequeñas manchas.