La mayoría de las mujeres recurren a las bondades del maquillaje y de los cosméticos para lucir mejor cara o camuflar imperfecciones, pero, en ocasiones, el estrés, las prisas de última hora o el desconocimiento de los productos, juegan malas pasadas que desembocan en accidentes cosméticos de fácil solución.
Trabajar un maquillaje requiere elegir un espacio con buena luz, un espejo adecuado, contar con nociones básicas de color, tiempo suficiente, paciencia y un ambiente tranquilo para hacerlo de manera inmaculada.
Antes de aplicar el colorido, lo más importante es conocerse bien y saber afrontar las arrugas y pequeños defectos, además de proporcionar a la piel los primeros auxilios, que son limpieza e hidratación. La disciplina y los buenos hábitos son las mejores armas para que el maquillaje finalice sin percances.
Son pequeños detalles pero más importantes de lo que parece porque pueden llegar a producir justo el efecto contrario al que buscas. Un buen maquillaje es aquel capaz de cubrir las pequeñas imperfecciones cutáneas resaltando, al mismo tiempo, tus rasgos más atractivos sin que su presencia resulte demasiado evidente. Así que, ante todo, naturalidad.
Especialmente a partir de los 30 o 35 años, la piel comienza a perder parte de su frescura y elasticidad y el maquillaje se convierte en una magnífica herramienta para aportarle la luminosidad que necesita. Un rostro maduro mal maquillado resultará artificial y, lo peor, envejecido.
La prestigiosa maquilladora Charo Palomo, explica que "a mayor edad, menos cantidad de producto. Cuanto más maquillaje y colores se utilicen más se acentúan las arrugas. Recomiendo tomar pequeñas cantidades y extender y trabajar muy bien las texturas y el color sobre el rostro, los párpados, las mejillas y los labios".
El primer paso y el más importante de cualquier maquillaje es la correcta elección de la base. Tienes que encontrar la tuya, que siempre será de un tono muy similar al de tu propia piel. Lo ideal es que sea un poco más clara y que se funda perfectamente en tu rostro haciéndose "invisible". En este sentido, los dos errores más comunes son: elegir un fondo demasiado oscuro y aplicar una cantidad excesiva de producto. Con una base más oscura de lo necesario (tal vez pretendiendo un falso bronceado) apagarás el rostro y si, además, extiendes una capa demasiado compacta (intentando tapar las pequeñas arruguitas) tendrás como resultado un efecto "máscara acartonada" nada favorecedor.
Para evitarlo, hidrata en profundidad la piel antes de aplicar el fondo de maquillaje y elige una base muy fluida (incluso puede bastar con una crema con un toque de color). Si quieres dar una mayor luminosidad al rostro puedes también elegir un fondo que incorpore polvos iluminadores, pero ten en cuenta que el resultado debe ser una cara fresca y radiante, nunca con exceso de brillos porque estos envejecen y acentúan los defectos. Si necesitas aplicar bases correctoras, hazlo con moderación. Pueden ser necesarias en las ojeras. Si este es tu caso, aplica una cantidad mínima (con la yema de los dedos y realizando pequeños golpecitos). El corrector y la base deben ser de tono idéntico para que no se note diferencia entre ellos (de lo contrario marcarías aún más las ojeras).
El corrector es un cosmético muy útil para esconder las ojeras, pero mal utilizado tiene la función de realzar las patas de gallo. La única forma de evitar este efecto es hidratar muy bien todo el contorno de los ojos y aplicar base de maquillaje. Esta se debe trabajar muy bien con pequeños toquecitos hasta conseguir que se funda con la piel. Después, aplica una pizca de antiojeras sólo y exclusivamente en la zona más próxima al tabique nasal. Si el error ya se ha cometido, la solución está en aplicar un poquito de maquillaje fluido hasta igualar con el resto del contorno.
Si te has excedido con la base de maquillaje, la solución está en tomar un pañuelo de papel e ir retirando el producto con suaves toquecitos. No se te ocurra arrastrarlo como si estuvieras limpiando la piel. A continuación, con una brocha gruesa, aplica polvos translúcidos, conseguirás un aspecto muy natural. Evita aplicar maquillaje en el contorno de los ojos y en los párpados superiores, acentúan las arrugas y endurecen los rasgos.
El color en tus párpados debe servir para dar profundidad a la mirada y brillo a tus ojos. Un exceso de sombras puede resultar contraproducente. Opta por colores naturales (tonos tierra) y elige sombras en polvo, nunca en crema, para evitar resaltar las arrugas del párpado propias de la edad. Unas cejas bien depiladas y unos toques con el rizador en tus pestañas conseguirán reavivar tu mirada sin una gota de maquillaje. Sobrecargar los párpados con un exceso de color es uno de los errores más comunes (puede llegar a parecer que el párpado "pesa"). Una buena ayuda es el delineador. Aplícalo en el interior del párpado inferior y en el exterior del superior haciendo un discreto rabillo hacia arriba de manera que ayudes a que el párpado "suba", rejuveneciendo así la mirada. No lo uses en color negro, al menos en un maquillaje de día, porque este tono endurece la mirada echándote años encima. Es preferible un marrón, al igual que para la máscara de pestañas.
Combina únicamente dos sombras (por ejemplo un marrón y un beige) y aplica la más clara en todo el párpado móvil y el arco bajo las cejas, dejando la oscura sólo en el párpado móvil. Si quieres un toque de brillo extra, utiliza una sombra dorada para la zona interna del ojo (lagrimal) pero nunca en la externa porque estarías, tú solita, señalando las patas de gallo.
Si te has excedido con las sombras de ojos en el párpado superior, toma un bastoncillo y retira el producto con suaves y precisos movimientos, mejor hacia el exterior del ojo. Otra solución consiste en aplicar un tono más claro y difuminar. Si la emergencia ha surgido en el párpado inferior, basta con pasar un bastoncillo limpio por encima.
¿Quién no ha sufrido el exceso de "rimmel" a modo de grumos sobre las pestañas? El método más eficaz para retirarlo es peinarlas con firmeza con un cepillo de cejas o, en su ausencia, con uno de dientes en desuso. No olvides que para lucir una pestañas extralargas es necesario curvar las de arriba con un rizador y aplicar dos capas de máscara de pestañas desde la raíz hasta la punta. En cuanto a los labios, a medida que pasan los años es importante hidratarlos en profundidad (también la zona por encima de ellos donde se forman pequeñas arrugas de expresión). Para aportarles un aspecto más joven, saca partido al perfilador y define perfectamente las líneas de tus labios pero de manera sutil, sin que resulte evidente. Para ello, el perfilador debe ser del tono exacto a la barra de labios. Los colores que aportan juventud son los más naturales y discretos: rosa, coral, nude, melocotón… evita los tonos demasiado oscuros (berenjena, chocolate…), y descarta totalmente los metálicos o de acabado nacarado.
Aunque colores tan sugerentes como los rojos, los ciruelas y los frambuesas están de moda y favorecen, en ocasiones resultan demasiados atrevidos. Si se desea rebajar su intensidad, un buen truco es primero aplicar una pizca de vaselina y, a continuación, besar un pañuelo de papel con energía. Por último, corrige el desperfecto con una suave capa de "gloss" natural, conseguirás un tono más brillante, ligero y sutil.
Para terminar, no cometas el error de un exceso de rubor en tus mejillas. Si el colorete crea un marcado contraste en tu rostro, el resultado será demasiado artificial. Solo es necesario un toque, en un tono similar al de tu piel, aplicado con brocha ancha, muy difuminado y siempre en sentido ascendente del pómulo a la sien para "subir" tus mejillas. Si se hace hincapié sobre la manzanita de los pómulos, se consigue otorgar un aspecto muy saludable al rostro. Pero en ocasiones, el exceso de color obliga a rectificar. La solución pasa por tomar un poco de base de maquillaje y aplicarla con suma delicadeza sobre esta zona. Rápidamente, la intensidad del color bajará y una pasada de polvos sueltos salvará el maquillaje.
Para un resultado fresco y natural utiliza polvos sueltos, no compactos, para los necesarios retoques. No apelmaces el maquillaje a base de esponjita y polvos fijadores demasiado densos que restarían naturalidad. No obstante, es importante fijar y matizar siempre el maquillaje, sobre todo en días de mucho calor. Para ello, se debe de recurrir a los polvos sueltos muy finos y translúcidos, ya que realzan los contornos faciales, aportan luminosidad y transparencia a la piel, además de matizar los brillos y sellar el maquillaje.
La actriz opta por una base y tono de labios natural. Resalta sus preciosos ojos azules perfilándoselos de negro y con un buen rizador. Como tono de sombras opta por los marrones y un toque dorado cerca del lagrimal.
Megan sabe cómo sacarse partido: tono de labios rosa para dar aspecto fresco con un sombreado de ojos del mismo tono. Elige el negro para perfilar sus ojos y un tono natural de colorete para resaltar sus pómulos.
La periodista usa los tonos tierra: marrones, dorados y anaranjados para labios y sombra de ojos. Sara sabe que tiene unos ojos preciosos y los resalta perfilándoselos de negro. Como base de maquillaje opta por el tono natural, dando un poco de color en sus mejillas.
Demi tiene un tono de piel claro y le gustan los contrastes, así que elige una barra de labios rojo pasión para lucirlos con más fuerza. No recurre a las sombras en los ojos, pero sí al perfilador en la parte superior del párpado. Un poco de rizador de pestañas y algo de colorete. ¡Está guapísima!