El fucus, alga marina de color pardo que se encuentra en las zonas costeras del Mar del Norte y en los océanos Atlántico y Pacífico, posee innumerables propiedades medicinales, siendo eficaz en muchas dolencias. Descubre las más representativas:
El alto contenido en yodo del fucus hace que se utilice como estimulante de la glándula tiroides cuando ésta funciona a bajo rendimiento (hipotiroidismo). Abstente de consumirla si ya tomas hormonas tiroideas.
El fucus es rico en ácido algínico y alginatos de sodio, dos sustancias que absorben grandes cantidades de líquido y se transforman en una especie de gel que “envuelve” el colesterol, disminuyendo su absorción y favoreciendo su expulsión a través de las heces.
Al estimular la tiroides, el fucus se usa como complemento en tratamientos para perder peso. Además, posee un alto contenido en mucílagos, un tipo de fibra soluble que provoca sensación de saciedad.
Los mucílagos presentes en el fucus facilitan la expulsión de las heces, evitando el estreñimiento. También posee manitol, un hidrato de carbono con propiedades laxantes.
Debido a su contenido en potasio, el fucus es una planta de considerable efecto diurético, ideal para evitar la retención de líquidos.
Los preparados medicinales de fucus absorben el exceso de ácido gástrico en el estómago, muy habitual en quienes padecen hernia de hiato.
El fucus puede encontrarse en diversas presentaciones, aunque las más comunes son en infusión o comprimidos. Para realizar una infusión de fucus, hierve de 10 a 20 gramos de tallos secos por litro de agua y toma un vaso al día antes de comer. En comprimidos, se aconseja tomar de 0,5 a 2 gramos diarios. Cabe destacar que el fucus también se utiliza en la protección de la piel y en el tratamiento de enfermedades relacionadas con ésta, como los eccemas. Es por ello que los extractos de esta alga marina también forman parte de la composición de muchos productos cosméticos anticelulíticos y reafirmantes.