El día de tu boda quieres estar radiante gracias a un maquillaje natural que realce tu belleza, esconda tus defectos y permanezca inalterable durante horas. Consíguelo con unos sencillos consejos y ficha los errores a evitar.
Un buen maquillaje de novia es aquel que logra realzar los rasgos más atractivos de cada mujer con total naturalidad. Parece algo sencillo, pero no lo es. Ese acabado impecable y duradero se basa en una serie de “claves” que conviene conocer para evitar excesos y errores que pueden estropear el look tan especial que quieres para ese día.
En primer lugar, el resultado final de tu maquillaje de novia depende en gran medida del estado previo de tu piel. Acondicionarla debidamente los días anteriores al enlace es muy importante. Una exfoliación, al menos una semana antes de la boda y un tratamiento de hidratación y nutrición intensivo son la mejor ayuda para que tu piel esté en óptimas condiciones, fresca y luminosa, y necesites muy poco para que tu rostro luzca radiante.
A la hora de iniciar tu maquillaje, recuerda que lo más importante es precisamente el estado que presente tu piel (más que tu color de sombra de ojos o el labial que elijas). Los correctores y una base adecuada son los dos productos fundamentales para obtener el mejor resultado. Utiliza los correctores sin abusar, sólo donde resulten imprescindibles, por ejemplo un toque de antiojeras (sin pasarte o caerás en el efecto “antifaz”) y un mínimo corrector claro en los laterales de la nariz (para evitar las sombras).
En cuanto a la base, escoge una no grasa y lo más parecida a tu propio tono de piel. Debe ser fluida pero resistente de manera que cubra sutilmente las pequeñas imperfecciones dejando tu rostro totalmente uniforme (NO olvides aplicarla también en cuello y escote). Elige una base de larga duración (tendrá que aguantar impecable durante horas) que además de aportarte un toque de color, te proporcione hidratación sin engrasar el rostro (busca siempre un acabado mate).
Con el rostro perfecto, llega el momento de aplicar el color. Por supuesto, cada novia tiene su propio estilo (que debe mantener) y los tonos que elijas para tus ojos y labios dependen de tus preferencias pero evita ir “recargada”. Un maquillaje nupcial debe cumplir su función pero pasar “desapercibido” ¡ese es el secreto!
No abuses del delineador o eyeliner. Puedes utilizarlos para agrandar visualmente tus ojos pero siempre con una línea fina porque un look “vampiresa” no es lo más apropiado. En cuanto a las sombras, puedes elegirlas en polvo o en crema (más duraderas) pero evita las nacaradas o de acabado brillo. Una buena opción es combinar dos tonos, uno más claro y uno más oscuro, que vayan bien con tu color de ojos marrón-beige, malva-rosa, azul petróleo-azul claro... Los tonos pastel van perfectos para las novias de look más romántico y si prefieres colores más intensos, es aconsejable difuminarlos bien para evitar una mirada demasiado “dura”. Como toque final, la máscara de pestañas es fundamental en el maquillaje de novias, pero escoge una resistente al agua (por si se escapa alguna lagrimita). También puedes apostar por la extensión de pestañas, uno de los tratamientos que están causando furor entre las novias.
En cuanto a los labios, su mayor o menor protagonismo dependerá de la intensidad que hayas escogido para tus ojos. Si el peso de tu maquillaje recae en tu mirada (es lo más aconsejable), los labios han de ser discretos, un tono nude, un rosa palo, un coral... van muy bien. El día de tu boda tendrás que repartir muchos besos entre tus invitados, así que prepara bien tus labios. Antes de aplicar el color, extiende un bálsamo hidratante que te ayude a fijarlo y extiéndelo con pincel. Imprescindible un labial de larga duración. Aunque es cuestión de gustos, mejor prescinde del perfilador para que tu boca resulte mucho más natural.
Para acabar el maquillaje, un toque de rubor en tus mejillas es fundamental pero olvida el concepto “colorete”... unos hermosos “redondeles” rosados en tu cara pueden ser “catastróficos”. Aplica un ligerísimo rubor, con brocha suave, en el área de los pómulos y en sentido ascendente. No lo marques en exceso pensando en las fotos (error muy común). Por último, no olvides aplicar polvos translúcidos iluminadores que ayudarán a fijar tu maquillaje, haciendo que dure más tiempo impecable y proporcionándote un acabado perfecto para que estés radiante en tu gran día.