Tanorexia, la obsesión por el bronceado

La continua exposición al sol no sólo conlleva riesgos dermatológicos, de los que no son conscientes muchas personas, sino que también puede convertirse en una adicción que debe ser tratada en el diván del psicólogo.

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Bronceado - Le Clan Esthétique

La temporada estival se acerca y con ella el peligro de sufrir graves alteraciones en la piel por el afán de despertar envidias entre sus amistades cuando retornan de sus vacaciones luciendo el característico "moreno playero".

Este afán por la persistente búsqueda del "moreno" puede reflejar un tipo de adicción que ya es conocida como tanorexia y tiene peligro dermatológico y también psicológico, por lo que algunos expertos aconsejan tratarla en dos frentes: el diván del psicólogo y la consulta del especialista en piel.

Un término reciente

El doctor Manuel Asín, director del Centro Dermatológico de Alicante, es uno de los mayores expertos en esta adicción. El dermatólogo reconoce que la tanorexia "es un término reciente que aún no está muy extendido", aunque se muestra partidario de que sea tratada psicológicamente.

La psicóloga Amparo Armiñana nos expica que la tanorexia "no está diagnosticada a nivel médico", pero considera no obstante que, al igual que ocurre con cualquier obsesión, debe ser tratada.

"Cuando una persona no puede dejar de hacer una cosa que no es vital ni básica -añade-, que no está dentro de las necesidades primarias, estamos hablando de un problema, y es el caso de esta obsesión por el bronceado solar". Este problema se da, sobre todo, en mujeres de edades comprendidas entre los 25 y los 35 años, aunque el porcentaje de hombres ha aumentado en los últimos años de forma significativa.

Quizá el aumento de la enfermedad se deba a que numerosos famosos la han padecido o la padecen. Los Beckham fueron los que pusieron de moda la obsesión por estar bronceados permanentemente, y celebridades como la actriz Lindsay Lohan, la cantante Christina Aguilera y la diseñadora Donatella Versace han dado muestra de esa distorsión de la realidad haciendo uso de manera intensiva de las cabinas de rayos UVA. 

Armiñana apunta que este tipo de obsesión es la suma de diversos factores, como la necesidad de ocio o la importancia de la imagen física: "Una persona que pasa gran parte de su tiempo pensando en su piel y en la necesidad de ir a sesiones de rayos uva o a la playa, cuando empieza a sufrir este tipo de patología debe ser tratada psicológicamente".

Aunque gran parte de la comunidad médica considera que la tanorexia tiene más de "argot" que de término científico, estudios recientes de unidades de dermatología, como el publicado en 2006 por la Universidad de Wake Forest (Carolina del Norte), insisten en que la adicción al bronceado hay que abordarla de forma multidisciplinar por los peligros que puede entrañar.

En los distintos estudios se comprobó que, aparte del daño que puede constituir para la piel la excesiva y prolongada exposición al sol, los tanoréxicos presentan en general un notable estado de ansiedad cuando se encuentran con otras personas que lucen unos bronceados "más perfectos" que el suyo.

Los tanoréxicos activan una sensación similar a los anoréxicos, que consideran que les sobran kilos a través de una imagen corporal deformada. Los adictos al bronceado creen que el tono de su piel es claro, cuando en realidad ocurre todo lo contrario. 

Por otro lado, las reacciones bioquímicas estudiadas en algunos tanoréxicos presentan una liberación especial de endorfinas que les impiden sentir las quemaduras de los rayos solares.

Los principales síntomas de la tanorexia son:

  1. Bronceado intenso de la piel.
  2. Quemaduras en la piel que tratan de ocultar con maquillajes.
  3. Envejecimiento prematuro de la piel y aumento de arrugas.
  4. Aparición de manchas en la piel.
  5. Daños en la córnea y en la retina.
  6. Ansiedad.
  7. Edades comprendidas entre los 20 y 40 años.
  8. Conducta de visitar solárium y rayos UVA.
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Miedo a las arrugas, no al cáncer

El doctor Asín revela lo sorprendente que resulta comprobar las reacciones en consulta de algunos de los pacientes con "perfil tanoréxico" y su poca concienciación ante los riesgos solares.

"Tienen más miedo a las arrugas y a las manchas cutáneas que al cáncer de piel", dice este especialista, quien advierte a aquellos que diariamente se tumban al sol, que "deberían ser más sensatos".

"El sol es como el agua. Es buena, pero, ¡cuidado!, también te puedes ahogar. Con el sol pasa lo mismo. Es bueno, siempre que se tomen precauciones", resalta el dermatólogo.

La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) indica en sus prospectos que "el sol es salud y sinónimo de belleza, el origen de la vida, pero la exposición inadecuada es uno de los hábitos de vida mas dañinos de nuestro tiempo", y recuerda que la radiación ultravioleta, principal responsable del melanoma, está también en otras fuentes artificiales, como las lámparas bronceadoras.

La Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas constata en sus informes más recientes que diversas enfermedades de la piel tienen su origen en un uso deficiente de los protectores solares, bien porque no se aplican en cantidad suficiente, o porque no se vuelven a utilizar al salir del agua.

Otro de los riesgos que están a la orden del día es la sustitución de bronceadores en detrimento de protectores solares.

Por último, la Liga advierte una vez más del peligro que supone tomar el sol en las horas de mayor exposición, es decir entre las 12,00 y las 16,00 horas, aproximadamente.

Ante la llegada de la temporada estival, las autoridades sanitarias difunden campañas de prevención del melanoma, especialmente dirigidas a personas con mayor sensibilidad al sol, con piel, pelo y ojos claros, o con cierta predisposición genética. También están especialmente indicadas a quienes presentan nevus (manchas) en la superficie corporal, o bien padecen otro tipo de cáncer cutáneo.

Los casos de melanoma aumentan cada año en el mundo, en muchos casos a consecuencia de una exposición inadecuada al sol, por lo que los responsables de salud piden a la población de riesgo que no expongan excesivamente a los rayos solares brazos, piernas o cabeza y que, cuando no queda más remedio, se protejan las zonas corporales de posible exposición a cremas de alta protección, que deberán aplicarse media hora antes de salir a la calle.

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