Blancorexia: la nueva y peligrosa obsesión por unos dientes blancos

Tanto la publicidad como la mitomanía han conseguido que surja una nueva obsesión en nuestra sociedad: la blancorexia.

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Dientes blancos - Gtres
Una nueva obsesión ha llegado a nuestra sociedad: la de conseguir unos dientes blancos y perfectos. Parece que las continuas campañas de publicidad anunciando productos y tratamientos milagrosos con los que obtener una dentadura resplandeciente o la mitomanía y el afán de mimetismo con las celebrities que lucen sonrisas perfectas han llevado a muchos a sufrir una terrible obsesión por tener los dientes blancos. Este nuevo fenómeno ha sido bautizado por los expertos con el nombre de "blancorexia" y, lejos de lo que se pueda pensar, es posible que esta obsesión acabe dañando dientes y encías.

Pero no solo daños en sus dentaduras es lo que pueden sufrir las personas con este problema, también pueden acabar perdiendo alguna que otra pieza, según aseguran los expertos. El doctor Iván Malagón destaca que la "blancorexia" "constituye ya un trastorno que merece atención, como otro tipo de obsesiones, y atención y seguimiento especial por parte de los odontólogos, porque atenta contra la salud de los que la padecen". Nada tiene que ver que seas hombre o mujer para sufrir este trastorno, pues afecta por igual a ambos sexos.

Por tanto, debemos hacer caso a nuestros odontólogos cuando nos ofrecen consejos para presumir de dientes blancos y bonitos y recordar que todas esas imágenes publicitarias que vemos en cualquier soporte y formato han sido retocadas para que esos dientes aparezcan blancos radiantes en una sonrisa artificial y un rostro falsamente ideal. Esto puede incluso llevarnos a seguir tratamientos en centros no supervisados por profesionales y a adquirir peligrosos productos supuestamente milagrosos.

Sonrisa perfecta - Gtres
Además, los expertos como el doctor Malagón recuerdan que "los dientes no son blancos. Ni siquiera cuando somos pequeños y no han sufrido los efectos de nuestros hábitos de vida tienen una tonalidad blanca". Así, no hay que olvidar que cada persona tiene una tonalidad en su dentadura que viene marcada por la genética y que "en el fondo, es la más armónica para sus facciones, sus encías y la tonalidad de su piel".

Es muy posible que el propio nombre del tratamiento nos haya llevado a un equívoco, pues aunque lo conocemos como "blanqueamiento", en realidad no blanqueamos los dientes sino que aclaramos alguna o algunas tonalidades para devolverles un tono parecido a su aspecto original y lograr una sonrisa natural, más sana y armónica con nuestra fisonomía.

En la actualidad, existe una amplia gama de productos y tratamientos muy seguros con los que aclarar la tonalidad de los dientes afectados por tinciones como consecuencia de nuestros hábitos de vida. Por supuesto, todos estos tratamientos deben de estar recetados y supervisados por profesionales y expertos. A pesar de esto, hay que tener cuidado y saber cuando parar, pues el uso descontrolado de peróxido de carbamida y de peróxido de hidrógeno en altas concentraciones y de forma continuada, para conseguir un blanco nuclear, puede atacar al esmalte y a la dentina y profundizar hasta la pulpa dental de forma irreversible, llegando incluso a provocar quemaduras en las mucosas de la boca y en las encías.

Así, los expertos recomiendan que, a la hora de someterse a un blanqueamiento dental, es fundamental acudir a una clínica odontológica especializada en estética dental para que un profesional realice un estudio personalizado del estado de nuestros dientes y de las causas que han podido modificar su color original. Tampoco debemos olvidar que una rigurosa higiene bucal, evitar el tabaco, y reducir el consumo de café, té, vino tinto, refrescos, frutas y verduras de color intenso, así como salsas como el ketchup o la soja puede ayudarnos a mantener nuestros dientes blancos de forma natural.
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