La depresión es el mal del siglo XXI y afecta a mucha más gente de la que parece, ya que es un problema que en muchos casos se oculta. Se dice que afecta a más del 5% de la población. La depresión interfiere más con el bienestar social y psíquico de la persona de lo que lo hacen las enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes, la artritis o el dolor de espalda, entre otras.
Cualquier persona puede sufrir una depresión. El primer episodio depresivo suele aparecer entre los 25 y los 30 años, aunque puede aparecer a cualquier edad, yendo y viniendo en cualquier momento de nuestra vida. Hay personas que continúan experimentando síntomas de depresión entre los episodios mayores, incluso la depresión puede llegar a ser crónica.
Los síntomas de la depresión mayor son el bajo estado de ánimo, irritabilidad, sentimientos de tristeza, pérdida del interés o placer en las actividades con las que antes disfrutaban. También pueden presentar ansiedad, pensar que no sirven para nada, sentirse culpables, presentar dificultad para concentrarse, y tener ideas fijas sobre la muerte o el suicidio.
También se puede presentar mediante síntomas físicos sintiéndose cansadas, tienen dificultades para conciliar el sueño, tienden a presentar diversos tipos de dolores de cabeza, espalda y trastorno gastrointestinal, pueden perder o ganar peso sin proponérselo.
Los síntomas de la depresión pueden parecerse a otras enfermedades, siendo difícil en muchos casos su diagnóstico. Así puede ocurrir con el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), una de las patologías más frecuentes en las consultas de atención primaria, según comenta Jerónimo Sáiz, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Los pacientes que sufren este trastorno pueden llegar a padecer fuertes dolores de cabeza, sensación de mareo, problemas digestivos, palpitaciones, sensación de ahogo y alteraciones dermatológicas.
José Giner, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Sevilla estima que en torno al 5 por ciento de la población podría sufrir un TAG en España. "El médico debería acudir al tratamiento farmacológico cuando la ansiedad empieza a dificultar el normal desarrollo de la persona, tras la aparición de síntomas que se mantienen durante un largo período de tiempo, como puede ser el insomnio", declara.
Para saber si se tiene depresión se debe tener un estado de ánimo depresivo y/o pérdida de interés la mayor parte del día durante un mínimo dew dos semanas y además tener al menos 4 de los siguientes síntomas:
Afortunadamente existe tratamiento para la depresión que consiste en:
Existen multitud de fármacos antidepresivos, y será el médico el que prescribirá el más adecuado. Los primeros efectos del fármaco se percibirán en torno a las dos semanas de tratamiento. Por ello es que resulta inútil utilizarlo de forma puntual.
El tratamiento psicológico consiste en mantener una terapia psicológica con un profesional. Existen muchos tipos de terapias adecuadas para cada caso que el profesional se encargará de aplicar.
Lo ideal sería combinar el tratamiento con antidepresivos con la terapia ya que el antidepresivo no podrá hacer nada si detrás de la depresión existe una razón, un conflicto interno sin resolver, simplemente mejorará el ánimo puntualmente pero no solucionará el problema.
Los antidepresivos, -como cualquier otro fármaco- pueden producir efectos secundarios, tales como mareos, molestias gastrointestinales, cefaleas y migrañas, trastornos de tipo intestinal y cambios en la conducta sexual, provocando trastornos en la actividad sexual, cambios en la líbido y dificultad para poder alcanzar el orgasmo tanto para el hombre como para la mujer.
La agomelatina es un nuevo tratamiento antidepresivo. Al parecer, reduce los efectos adversos que producen otros procedimientos contra la enfermedad: la mayoría de ellos provocan el efecto secundario de la disfunción sexual, lo que hace que muchos pacientes abandonen el tratamiento antes de obtener resultados.
El doctor Cecilio Álamo González, Catedrático en Farmacología de la Universidad de Alcalá de Madrid asegura que el principio activo de la agomelatina tiene un porcentaje de toleración casi total y además aporta beneficios que hasta ahora, otros antidepresivos no ofrecían, evitando a su vez la disminución del deseo sexual que la mayoría de ellos provocan.
El fármaco empezó a comercializarse en España en 2012 y sus resultados son excelentes, mejorando la calidad de vida de aquellas personas que padecen depresión y cuyo número de pacientes es cada vez mayoritario debido al ritmo de vida actual: consumismo, tensiones, estrés…
Sin lugar a dudas, la nueva alternativa es todo un descubrimiento que ayudará a muchas personas que padecen la enfermedad a tratarla con un fármaco menos agresivo y que les permitirá llevar una vida más plena. No obstante, ante cualquier síntoma indeseado, consulta a tu médico.
Recientes estudios demuestran el efecto antidepresivo del ejercicio, confirmando que el ejercicio aeróbico resulta tan eficaz como los medicamentos antidepresivos. La razón de su eficacia en el estado de ánimo se debe a factores psicológicos al aumentar la autoconfianza y a factores biológicos al favorecer la producción de sustancias implicadas en la síntesis de serotonina.
