Puntos negros, acné, exceso de grasa… las mascarillas de arcilla son perfectas para desintoxicar y oxigenar la piel aportándole salud, suavidad y luminosidad. Aplicadas una o dos veces a la semana, son las mejores aliadas a la hora de eliminar impurezas y lucir una piel limpia, luminosa y uniforme.
La arcilla, utilizada desde la antigüedad por sus magníficas propiedades cosméticas, está compuesta principalmente por silicatos de aluminio en combinación con otros minerales y oligoelementos. Su poder radica precisamente en ese rico contenido del que puede beneficiarse nuestra piel. No todas son iguales. Sus distintos colores son el resultado de su composición química que dependerá del lugar de donde hayan sido extraídas. Las más comunes y utilizadas son la blanca (caolín), por su alto poder para eliminar impurezas, la roja, adecuada para pieles sensibles y de gran capacidad antiinflamatoria, y la arcilla verde (algunas a base de algas), especialmente recomendable para tratar los problemas que presentan las pieles grasas.
Casi todas las grandes firmas cosméticas incluyen entre sus productos las mascarillas de arcilla porque son el complemento perfecto a un cuidado facial adecuado. Entre las propiedades beneficiosas que hacen que tras su aplicación la piel luzca más suave y luminosa hay que destacar:
En este tipo de mascarillas, la arcilla se suele combinar con otros elementos para potenciar sus beneficios. Su unión con determinados aceites esenciales como el de caléndula, limón, rosa mosqueta, aloe vera o argán, puede potenciar las cualidades de una arcilla concreta incrementándolas de manera notable. Por eso, a la hora de elegir la tuya, debes fijarte en su composición teniendo en cuenta no sólo la clase de arcilla, base de la mascarilla, sino también sus otros componentes (cuidado con las alergias).
Otra opción es hacer tú misma la mascarilla de arcilla. Hoy en día es muy sencillo encontrar las variedades roja, blanca o verde en herbolarios, parafarmacias y tiendas ecológicas en forma de polvo para mezclar con agua, infusiones, aceites o incluso zumos de frutas u hortalizas.
Un ejemplo de mascarilla de arcilla verde casera, perfecta para eliminar grasa y toxinas en pocos minutos:
Pon un pepino en un poco de agua 30 minutos. A continuación mezcla una taza de ese jugo resultante con media taza de arcilla verde y una cucharadita de miel. Haz una masa homogénea y aplica una fina capa en el cutis, evitando la zona del contorno de ojos. Tras 10 minutos de exposición, aclara abundantemente con agua tibia y termina con agua fría. Seca cuidadosamente la piel con una toalla limpia mediante ligeros toques, sin restregar. ¡Piel perfecta!
También puedes preparar la mascarilla mezclando la arcilla solo con agua, o mejor, con infusiones, como la manzanilla o té, para así beneficiarte también de las propiedades calmantes y curativas de éstas.
Una vez hecha la mezcla, reparte la mascarilla por todo el rostro con ayuda de una brocha, evitando el contorno de los ojos. Deja actuar durante unos 20 minutos (notarás que comienza a secarse rápidamente, quedando de un tono más claro). Si quieres mantenerla más tiempo, puedes aplicar agua de avena en spray para reavivar la mezcla de arcilla.
Seguidamente, aclara el rostro con abundante agua, seca cuidadosamente con una toalla limpia y aplica tu crema facial hidratante o de tratamiento lo antes posible, ya que el efecto purificante y exfoliante que ha provocado en tu piel la arcilla, hará que se absorban más rápido y mejor los activos de los cosméticos.
La aplicación de una mascarilla de arcilla es recomendable cada 7-10 días, aunque depende de su composición y de su capacidad (más o menos agresiva) de exfoliación. Debes seguir las indicaciones de cada fabricante (las hay incluso de uso diario) y tener algo de paciencia en el caso de una presencia excesiva de grasa, o acné. La acción de la mascarilla será inmediata.
Tu piel mejorará notablemente en cuanto a suavidad, luminosidad y buen aspecto general, pero cuando existen problemas de este tipo, los efectos se notarán de manera progresiva (no las utilices más de lo indicado porque podrías provocar efectos no deseados como descamación, irritaciones o rojeces). Algunos consejos básicos a la hora de la aplicación son:
Cabe resaltar que la época del año también influye a la hora de aplicar la mascarilla con más o menos frecuencia. En verano la piel tiende a generar más grasa debido al calor, por lo que los problemas que presenta el cutis graso tienden a empeorar y será necesario incrementar la frecuencia de aplicación de la mascarilla.
Como complemento a las mascarillas de arcilla, puedes utilizar jabón de arcilla. Utilizado a diario, es perfecto para mantener los resultados de la mascarilla. La forma correcta de aplicarlo es: frotar con las manos limpias hasta hacer espuma y extenderlo sobre el rostro para enjuagar a continuación. Después, bastará con aplicar un poco de tónico para equilibrar el pH. ¿El resultado? Piel limpia, luminosa, ¡perfecta!