
Aunque es más frecuente durante la adolescencia por los cambios hormonales que se producen en esta etapa de la vida, el acné puede aparecer en cualquier momento, especialmente si tienes el cutis graso. El primer consejo fundamental para evitar males mayores es que lo trates convenientemente con productos adecuados y con especial incidencia en la limpieza diaria. En ningún caso intentes eliminar con tus dedos granos y espinillas porque esa es la principal causa de que aparezcan las temibles manchas y marcas de acné.
Si ya las tienes, existen distintos tratamientos estéticos que pueden suavizarlas e incluso hacerlas desaparecer (peelings, dermoabrasión...) pero también, para los casos más superficiales y recientes, tienes remedios caseros que no suponen una agresión a tu piel y que, con constancia, resultan muy efectivos.
La exfoliación es clave para ayudarte a recuperar la uniformidad de la dermis, tanto si tienes esas marcas en el rostro, como si están concentradas en otras áreas habituales como la parte superior de la espalda o la zona de brazos y hombros.
Prepara una crema exfoliante natural y aplícala cada dos semanas. Puedes hacerla, por ejemplo, mezclando:
• un yogur natural con 2 cucharadas de azúcar.
• un yogur natural con 2 cucharadas de copos de avena triturados.
• un yogur natural con 3 - 4 fresas trituradas.
Aceites esenciales: lucha contra el acné
Además de exfoliar, para lograr, poco a poco, la deseada uniformidad del rostro tienes otros remedios caseros basados en las propiedades y beneficios que pueden proporcionarte determinados alimentos y plantas. Son trucos "de toda la vida" pero que realmente funcionan.
Por ejemplo, si tu problema son las manchas cutáneas superficiales, el limón puede ser tu mejor aliado. El poder decolorante de este cítrico está comprobado. Aplica sobre la mancha un algodón empapado con zumo de limón dos veces por semana pero ¡ojo! siempre por la noche, porque no debe darte la luz del sol (las manchas podrían empeorar). Deja que el zumo actúe 30 minutos y retira con agua templada.
El aloe vera es otro regalo de la naturaleza que combate como pocos el acné y sus consecuencias en la piel. El jugo que esconden en su interior las duras hojas de esta planta tiene magníficas propiedades regenerantes y antibacterianas por lo que, solo (directamente extrayendo la pulpa), en forma de aceites esenciales (diluido siempre con un aceite neutro) o incorporado en forma de mascarillas, es perfecto para reducir cicatrices y evitar la aparición de bacterias que pudieran causar microinfecciones en los poros. Si quieres que tu piel mejore de forma notable, aplica jugo (pulpa) de aloe una vez por semana en rostro y/o cuerpo (exceptuando zona del contorno de ojos y labios). Deja actuar 15 minutos y retira con agua templada. ¡Verás qué cambio!