¿Por qué las descuidas? En nuestro ritual de belleza nos centramos en el pelo, en nuestra piel, en los labios y en las cejas; pero casi siempre nos olvidamos de las pestañas sin darnos cuenta de lo importante que es tenerlas sanas y cuidadas a la hora de lucir una mirada seductora.
Las pestañas ayudan a proteger nuestros ojos de agentes externos nocivos y son un elemento indispensable a la hora de conseguir una mirada intensa y cargada de sensualidad y misterio. Al igual que nuestro cabello, las pestañas están formadas por "escamas" de queratina y su color depende de la mayor o menor presencia de melanina.
Para que luzcan en todo su esplendor no basta con maquillarlas únicamente con un poco de rímel. Tus pestañas serán más bonitas cuanto más sanas estén. Aunque en muchas ocasiones son las grandes olvidadas, requieren cuidados específicos que garanticen su correcta hidratación. De esta manera mantendrán su elasticidad y será más fácil maquillarlas sacándoles el máximo partido.
Las pestañas son delicadas, especialmente sensibles a las condiciones externas, la sequedad del ambiente puede convertirlas en quebradizas, los rayos ultravioletas tanto los solares como los que provienen de máquinas artificiales las resecan y resquebrajan.
Son muy sencillos y deben formar parte de tu rutina de belleza cotidiana:
Unas pestañas largas, curvadas y espesas harán de tus ojos el centro de todas las miradas, por lo que no debes renunciar a mostrarlas en todo su esplendor (esta temporada se han convertido en las "estrellas" del maquillaje, y no sólo del nocturno). Las pestañas son el último "elemento" de los ojos en maquillarse; son el toque final para unos ojos irresistibles.
Aplica primero el delineador y las sombras y por último céntrate en las pestañas salvo que quieras recurrir al rizador, en cuyo caso tendrás que utilizarlo antes de iniciar el maquillaje. El rizador es una buena ayuda pero no conviene abusar (un solo "prensado" es suficiente, no repitas la operación una y otra vez porque dañarás las pestañas). Recuerda colocarlo siempre con cuidado en el lugar exacto para curvarlas sin dañar el borde del párpado. Es recomendable, además, utilizar un aceite específico protector antes de usarlo. El rímel o máscara de pestañas es básico para su maquillaje. Actualmente los productos a tu alcance permiten una fácil aplicación y garantizan pestañas más largas y espesas con cepillos adecuados y texturas óptimas. Procura pasar el cepillo una sola vez haciendo un sencillo gesto primero en las puntas de las pestañas (curvándolas hacia arriba con un ligero movimiento en zigzag que, además, ayude a separarlas).
Tras las puntas, maquilla el resto de las pestañas, llevando el aplicador desde la base nuevamente hacia las puntas. Hazlo lentamente para que el color se impregne en cada pelo pero sin utilizar demasiada cantidad de rímel (sólo conseguirías efecto apelmazado, incluso grumos). Si lo crees necesario, puedes volver a pasar el peine de pestañas para separarlas. ¿Un truco? Antes de usar el rímel sobre las pestañas, aplica con ayuda de un algodoncito o una esponjita de maquillaje, polvos de talco sobre ellas. Seguidamente aplica la máscara, el espesor y el efecto volumen para tus pestañas estará asegurado. Luego, puedes peinarlas con un cepillo de pestañas de venta en tiendas especializadas o el que contenía una vieja máscara completamente limpio, para separar los pelitos y corregir cualquier mínimo apelmazamiento. Por último, si quieres unas pestañas espectaculares para una ocasión especial, una buena idea es recurrir a las postizas, que se colocan de manera muy sencilla en la base del párpado superior (una vez adheridas podrás maquillarlas como si fueran naturales) o a las "extensiones", tres o cuatro pestañas agrupadas y pensadas para ser colocadas en algún antiestético hueco y aumentar, de manera instantánea, el espesor y el volumen. Opciones y soluciones para presumir de pestañas no faltan.