La aparición del acné tiene lugar cuando las glándulas sebáceas generan demasiada cantidad de sebo y la piel no es capaz de eliminar el excedente por descamación, entonces se forman tapones de grasa en los poros de la piel que dan lugar a las "espinillas".
Aunque puede aparecer a cualquier edad, el acné es una afección que se presenta habitualmente en adolescentes, de hecho, afecta aproximadamente a 8 de cada 10 jóvenes, debido a que el organismo está sometido a cambios hormonales propios en esa edad. No obstante, también es un problema que sufren adultos jóvenes y en un pequeño porcentaje, personas mayores de 30 años. Los desequilibrios hormonales también pueden producir brotes de acné durante el periodo menstrual y el embarazo.
Aunque se trata de una patología común, a veces, los efectos estéticos son importantes, puesto que las lesiones aparecen principalmente en cara, pecho y espalda afectando la autoestima del adolescente en un punto crítico de su desarrollo en que se está afianzando su personalidad, pudiéndose acompañar de afectación psicológica ya que sienten que su imagen esta distorsionada. En los casos más severos, esta patología puede llegar a comprometer y complicar las relaciones sociales, por ello, y dado que el acné es una enfermedad curable, el paciente debe acudir al dermatólogo antes de la aparición de las secuelas, si es posible.
"Generalmente el acné aparece entre los 12 y los 20 años como consecuencia de los procesos hormonales, aunque eso no significa que no puedan sufrirlo los adultos, ya que hay muchas otras causas que pueden producirlo, como la mala alimentación o los nervios", nos explica el dermatólogo Antonio Campo.
Una buena relación médico-paciente es por lo tanto primordial para garantizar un tratamiento correcto, el cual puede tener que mantenerse durante varios años. Podemos preguntarnos entonces si una vez superada la época de la adolescencia el acné desaparece por sí solo, y hemos de saber que el acné aunque puede persistir hasta los 30 o 40 años la afección suele ser mucho menor que en la adolescencia, y si además lo tratamos adecuadamente con las debidas medidas de higiene puede corregirse con mayor rapidez y eficacia.
Es común encontrar jóvenes insatisfechos porque su acné no se cura cuando llevan solo unos días de tratamiento y no es infrecuente ver pacientes que realizan tratamientos incompletos al no ver resultados clínicos inmediatos. No hay tratamientos milagrosos y es importante seguir el tratamiento de forma correcta y constante necesitándose un tiempo para ver el resultado.
Es muy importante un correcto estudio clínico para determinar las causas del proceso, pasando después a la aplicación del tratamiento más adecuado en cada caso. No obstante, existen algunos consejos básicos para pieles grasas y acnéicas que conseguirán mantener tu piel sana y libre de granos en épocas como la primavera y verano, donde los brotes de acné y el riesgo de manchas son dos de los problemas más habituales.
Según DERMUS, Asociación de Clínicas Privadas dermatológicas, existen múltiples tratamientos que se ofrecen al paciente según su tipo de acné y su severidad. En la mayoría de los casos se recetan varios medicamentos simultáneamente, cambiándolos de forma habitual según la evolución del acné como antibióticos tópicos y orales, ácido azelaico, peróxido de benzoilo, peelings, dermoabrasión, láser retinoides tópicos e isotretinoína oral, entre otros.
A este respecto cabe resaltar que el uso de antibióticos, ya sea por vía oral o tópica durante más de seis semanas para tratar el acné, duplica el riesgo de desarrollar infecciones víricas del tracto respiratorio superior en el plazo de un año. Así lo confirman estudios realizados por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania.
Este efecto secundario de los antibióticos es debido a que éstos promueven la proliferación en las mucosas de bacterias resistentes que además multiplican la capacidad de los virus para causar infecciones. Ante estos indeseables efectos, el uso de antibióticos en el tratamiento del acné, debe ser el último recurso.
Lo esencial es no considerar el acné como una manifestación de juventud y poner lo antes posible las medidas adecuadas para evitar que queden secuelas antiestéticas de por vida. Es conveniente que acudas al dermatólogo en cuanto notes los primeros síntomas del acné, ya que los tratamientos que se utilizan son muy efectivos, en los casos leves para secar la grasa y promover la descamación de la piel te ofrecerá alternativas con productos locales, y en el caso de que la piel se infecte recomendará antibióticos.
Por último, recuerda que las pequeñas exposiciones solares mejoran el acné, pero ¡ojo!, si la exposición al sol es excesiva se puede producir un efecto rebote que empeore el estado de la piel segregando una mayor cantidad de grasa.
Victoria Beckham no se libra del acné, probablemente debido a su padecimiento de ovarios poliquísticos, que le hacen sufrir brotes de granitos.
Katy Perry debería controlar más su dieta y desmaquillar perfectamente la piel cada noche para evitar la obstrucción de los poros y la aparición de granitos.
La hija de Bárbara Rey, Sofía Cristo, ha sufrido de acné durante su adolescencia que le han dejado marcas en las piel. Debería emplear un tratamiento facial regenerante.
Los granos se ceban con la barbilla de Olivia Wilde.
La modelo Daisy Lowe también se dejó ver por las calles de Londres luciendo granitos.
Para controlar el acné, Kate Moss debería llevar una dieta más sana y ordenada, evitando los tóxicos como el alcohol y el tabaco, que envejecen la piel y provocan la aparición de granitos.