Cómo cuidar y tratar la piel con rosácea

La rosácea es una enfermedad crónica que afecta a un 10% de la población aproximadamente y que puede tratarse con láser así como siguiendo unos sencillos consejos.

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Aunque mimemos al máximo nuestra piel con todo tipo de cuidados, a veces nuestra genética nos transmite determinados problemas que no son fáciles de tratar y que pueden escapar a todo control. Es el caso de la rosácea, un tipo de enfermedad crónica que afecta a la piel y que, a pesar de no ser una aflicción grave, puede acarrear problemas de autoestima. Se calcula que aproximadamente el 10% de la población sufre rosácea, lo que demuestra que esta enfermedad es más habitual de lo que parece.

Este problema se caracteriza por el enrojecimiento de la cara y las causas de su aparición pueden ser de lo más variadas, desde predisposición genética hasta estrés o trastornos emocionales. Pero no solo con el color rojizo se manifiesta la rosácea, también suele conllevar otros síntomas como acné, pústulas, enrojecimiento ocular, quemazón, ardor y picazón. Además, "muchas de la personas que sufren de rosácea experimentan también períodos de depresión y de baja autoestima, lo que lleva a su vez a una pérdida de la calidad de vida", según afirma el doctor, Antonio Campo.

Así como existen consejos de belleza infalibles para una piel sana y cuidada de cara a la primavera, también existen trucos para cuidar la piel con rosácea. Aunque no hay una cura para esta patología, lo cierto es que sí que contamos con una serie de tratamientos que pueden ayudar a disminuir sus efectos y conseguir así una mejor apariencia de nuestra piel además de evitar nuevos brotes.

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El láser y los tratamientos por Luz Pulsada Intensa (IPL) son los que consiguen mejores resultados en pocas sesiones, normalmente de 3 a 5 dependiendo del tipo de piel y la intensidad de la rosácea. Pero también contamos con tratamientos que no necesitan intervención alguna y que se pueden realizar de manera domiciliada. Solo es necesario que prestemos un poco de atención y cuidemos nuestra piel al máximo.

Lo primero que tenemos que hacer si tenemos rosácea es protegernos de los rayos solares. Lo más efectivo para conseguir este objetivo es utilizar un protector solar mínimo de 30 SPF. Pero también tendremos que huir de lugares cerrados y demasiados cálidos o incluso aquellos húmedos como spas, pues esto puede hacer que esta enfermedad crónica repunte.

La alimentación también influye a la hora de que aparezca la rosácea, por lo que tendremos que tener cuidado con lo que comemos y evitar el alcohol y la cafeína así como moderar el consumo de chocolate, embutidos grasos, comidas picantes y no tomar bebidas o alimentos muy calientes.

El alcohol es uno de los factores que más reseca la piel, por eso debemos evitarlo a la hora de usar cremas o cosméticos, así como otras sustancias irritantes que pueden afectar a nuestra piel.

Pero no solo los factores físicos influyen a la hora de que la rosácea haga su aparición, la mente también tiene su parte de culpa en la manifestación de esta enfermedad, por eso, los expertos aconsejan evitar las situaciones de nerviosismo y estrés e intentar llevar una vida lo más relajada posible.
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