
Son muy sencillos de hacer y dan un toque de lo más acogedor a cualquier estancia. Con elementos naturales, propios de la estación en la que nos encontramos, puedes alegrar la mesa del salón, un pequeño aparador, una mesa baja con cristal superior o una esquina, colocando un jarrón alto con flores secas o de temporada. También puedes crear pequeños detalles individuales, por ejemplo, para decorar una mesa "de gala" en una cena especial. A tus invitados les parecerá un detalle encantador.
Aprende aquí cómo hacer un centro de mesa con flores secas.
Lo bonito de estos centros es jugar con las tonalidades del otoño buscando una armonía de colores y algún discreto contraste. Para jarrones altos de cristal, las plantas de tallo largo son las mejores. Un centro formado con esbeltas espigas, hojas de tono dorado simulando helechos u hojas de parra, tan propias, queda genial. Incluso puedes añadir algunas ramitas largas y carentes de flores. Con unos simples "palitos" verás qué fantástico resultado. Este tipo de centros quedan muy bien si amarras el ramo con una cinta de algún tono vibrante o pastel. Un malva, un rojo o un naranja son perfectos.
Si quieres, no queda nada mal combinar los colores del otoño con alguna flor silvestre que cree un alegre contraste. Por ejemplo, prueba a intercalar entre tus espigas unas ramas de lavanda o unas hojas y frutos de arándano, con su intenso color rojo, verás como destaca tu centro en cualquier lugar que lo sitúes.
Las bandejas o centros bajos (tipo bol) dan también mucho juego. Puedes utilizar recipientes de cristal o, también, lucen con un especial encanto aquellos centros hechos en románticas cestas o en simpáticas cazuelas de barro. Las cestas trenzadas de mimbre, rafia, palma o fibras sintéticas son perfectas para evocar bonitos canastos que recuerden a las flores recién cortadas del campo (en estos casos elige flores de tallo largo y colócalas preferentemente tumbadas, de manera lateral).
Los hojas grandes, tipo parra, cuando están secas y adquieren distintas tonalidades son también una base perfecta para crear centros de lo más románticos. Son la máxima expresión del otoño y aportan ese toque cálido y hogareño. En una simple bandeja a la que puedes añadir frutos secos o rojos será un detalle para darle un nuevo aire muy personal a cualquier estancia.
Es tan sencillo como elegir unas bonitas flores, pueden ser tan variadas como desees, siendo recomendable que no escatimes en el color, elígelas de distintos tonos para que quede llamativo. Después, rellena con ellas una cesta de mimbre amplia y colócala en el hueco de la chimenea. ¡Así de fácil!
Si quieres un original centro de mesa, escoge una bandeja dorada o plateada sencilla y agrupa en ella alcachofas, espárragos verdes, una lombarda, coles de Bruselas, hojas de laurel, uvas… Si tienes invitados, no te quepa duda de que quedarán gratamente sorprendidos y ficharán la idea.
Por último, si quieres sorprender a tus invitados con un mini ramo personalizado, una espiga sobre unas ramitas secas y alguna flor silvestre, atadas con una cinta, bastará para que aprecien este bonito detalle que te habrá costado muy poco.
Lo bonito de estos centros es jugar con las tonalidades del otoño buscando una armonía de colores y algún discreto contraste.
Otra buena idea es combinar este tipo de plantas con frutos del bosque. Rellena parte del jarrón con castañas y/o nueces para que tu centro llame la atención a simple vista.
Las cestas trenzadas de mimbre, rafia, palma o fibras sintéticas son perfectas para evocar bonitos canastos que recuerden a las flores recién cortadas del campo.
Las bandejas o centros bajos (tipo bol) dan también mucho juego. Puedes utilizar recipientes de cristal o, también, lucen con un especial encanto aquellos centros hechos en románticas cestas o en simpáticas cazuelas de barro.