Descubre los mitos más frecuentes sobre la alimentación
La alimentación es uno de los pilares básicos para conseguir no sólo una figura estilizada, también una salud de hierro. Descubre desde MujerdeElite los mitos más comunes sobre alimentación y destiérralos de tu vida.
No hay nada más común que confundir dieta con alimentación sana. Y es que la obsesión que nos produce el lucir un cuerpo 10 hace que muchas veces dejemos de lado lo verdaderamente importante, que es una dieta sana y equilibrada compuesta por todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para un correcto funcionamiento. Además, nuestra mente está plagada de falsos mitos sobre alimentación tales como que beber agua durante la comida engorda o que las espinacas te proporcionan la apariencia de Popeye.
Existen numerosas leyendas urbanas en cuanto a alimentación se refiere. Pero ¿cuánto de cierto hay en ellas? A veces tomamos como verdaderas algunas rutinas alimenticias que lo único que hacen es perjudicarnos en última instancia. Hay muchas costumbres y hábitos que pasan de boca en boca y que son, en realidad, falsos.
Desde MujerdeElite te aclaramos los falsos mitos más frecuentes sobre la alimentación:
La sal engorda: la sal retiene líquido en nuestro cuerpo, pero no genera grasa corporal. El agua retenida aumenta el peso corporal, pero, en el momento en el que dejamos de comer sal en exceso, recuperamos el peso inicial.
La sal es mala: reducir el consumo de sal no tiene beneficios para la salud, según ha publicado un estudio en American Journal of Hypertension. Las dietas bajas en sodio aumentan el colesterol y la grasa mala en la sangre. Las personas con dietas asódicas tienen un incremento del 2,5% en colesterol y un 7% de grasa mala. Además, aunque parezca todo lo contrario, este tipo de dietas también favorecen el incremento de los niveles de renina y aldosterone, dos hormonas responsables de la subida de tensión. Así, lo que precisamente pretendemos evitar tomando sal, se vuelve en nuestra contra.
Las espinacas potencian la fuerza: a Popeye puede ser. ¡A nosotros no! Las espinacas nos aportan fibra, vitamina K, B9 y A, potasio y un poquito de hierro y muy pocas Kilocalorías. El mito de las espinacas y el hierro es simplemente eso, un mito. La cantidad de hierro es insignificante en las espinacas.
El agua engorda durante las comidas: este es uno de los mitos más escuchados y con menos sentido. El agua no engorda, tiene 0 kilocalorías y es fundamental para mantener una dieta equilibrada.
La cerveza engorda: el alcohol y los carbohidratos que contiene, que varían según el tipo de cerveza, aportan entre 35 y 40 kcal/ 100 gr. En una lata de cerveza podemos ingerir entre 100 y 120 kcal. Una lata no es problema, pero como en cualquier producto, abusar no es bueno.
El pan engorda: depende de la cantidad y de la variedad. El problema aparece cuando acompañamos todas las comidas con pan, que supone un extra difícil de cuantificar y controlar. ¡Pero un poco de pan no hace daño!
Los carbohidratos causan el aumento de peso: de acuerdo a los nutricionistas, los carbohidratos deben ser nuestra principal fuente de energía. Puedes comer todos los vegetales que quieras y frutas, pan y harinas integrales con moderación, pero olvídate de las harinas blancas -pastas, pan, dulces...- y de los refrescos y golosinas.
Los lácteos engordan: depende del contenido en grasa que tengan los productos lácteos que consumamos y de la cantidad. Si no existe intolerancia a la lactosa o alergia a la proteína de vaca, no son perjudiciales para la salud, aunque cierto es que los productos desnatados contienen menos grasas y son, en la mayoría de los casos, más saludables.
Los productos light adelgazan y los productos 0% grasas son más saludables: un alimento light que, por definición, aporta menos calorías que su homólogo no light, puede aportarnos demasiada energía e incluso más de la necesaria. Además, puede ser que un producto 0% grasa contenga otros nutrientes que nos aporten más calorías, como los carbohidratos y las proteínas.
"0% grasa" es igual a "sin calorías": que la etiqueta diga que el alimento tiene bajo nivel de grasa no excluye que haya calorías ocultas en forma de azúcar. Lo ideal es que cuides el tamaño de tus porciones, más que si se trata de un alimento bajo en grasas.
Los productos integrales engordan menos: los productos integrales con la misma composición que los elaborados con harina refinada, sí engordan menos, aunque no de forma espectacular. La diferencia radica en que el pan integral es más rico en fibra, vitaminas y minerales, contribuyendo a reducir su índice glucémico.
Los cereales son buenísimos: los cereales son sanos hasta cierto punto y depende de cuáles. Algunos cereales como el centeno y el trigo contienen antinutrientes y tóxicos naturales que están asociados con la enfermedad celíaca y otras enfermedades autoinmunes, además de que la gran mayoría de los cereales comerciales han sido demasiado refinados, dejando de ser un alimento "natural", ¡así que cuidado con los cereales que comemos!
La soja es un producto saludable: otro de los mitos sobre la salud es el ensalzamiento de la soja como producto saludable sobre todas las cosas. Esto no es tan cierto como parece, y es que los alimentos que contienen soja no están cocinados ni fermentados para neutralizar sus toxinas naturales. La soja es un elemento "poco natural", ya que está modificada genéticamente y procesada de un modo que incrementa los niveles carcinógenos, un agente capaz de producir cáncer al exponerse a los tejidos vivos. Del mismo modo, existen alimentos que previenen el cáncer.
Si te falta hierro, come lentejas: es cierto que las lentejas contienen hierro, pero es muy difícil de asimilar debido al ácido fítico que las acompaña. Las vísceras, mejillones, levadura de cerveza, germen de trigo o la yema de huevo son alimentos que sí te ayudarán activamente en la recuperación de los niveles de hierro.
Si tienes colesterol, no comas marisco: destierra la creencia, los mariscos no tienen las tasas de colesterol que se creía hace unos años. Estudios recientes han puesto de manifiesto que los mariscos son ricos en esteroles, los cuales desplazan al colesterol y dificultan su absorción en el intestino.
La margarina engorda menos y es más sana que la mantequilla: de nuevo, otro mito completamente falso. Ambas opciones son prácticamente grasa pura y aportan las mismas calorías. La mantequilla proviene de la leche (grasa animal) y la margarina se elabora con grasas vegetales sometidas a un proceso de hidrogenado, que la puede llegar a hacer más perjudicial que las grasas saturadas de la mantequilla. Sin duda, lo más saludable sería prescindir de mantequilla y margarina, (eligiendo grasas mucho más sanas como el aceite de oliva virgen) y en el supuesto de consumirlas, mejor mantequilla y en pequeñas cantidades.
Los niños deben seguir una dieta baja en grasa: la grasa es necesaria tanto en niños como en bebés. Lo que no es saludable es abusar de grasas procesadas, pero las no procesadas son necesarias para su desarrollo. Por ejemplo, la leche materna contiene un 60% de grasa y es el mejor de los alimentos para el crecimiento de un bebé.
El metabolismo es más lento de noche: si engordamos al comer de noche, se debe principalmente a que, por lo general, lo hacemos viendo la tele, y sin controlar las cantidades, y sobre todo al tipo de comida. Además, el hecho de que al poco tiempo de comer, te vayas a dormir, no ayuda a quemar la energía consumida.
Algunos alimentos queman calorías: aunque es cierto que algunos vegetales y frutas tienen tan pocas calorías que el proceso de digestión de esos alimentos quemará más energía de la que ganó al ingerirlas, el hecho real es que, de por sí, ningún alimento elimina calorías.
Así que no te engañes ni conviertas tu alimentación en una pesadilla. Sigue una alimentación rica en productos frescos y de temporada, y evita los productos que perjudican tu salud y que por regla general, son los que también engordan. Incorpora a tu dieta todos aquellos que te hagan sentir estupenda tanto por dentro, como por fuera, gracias a los alimentos que te ponen de buen humor y te sacan una sonrisa.