Ya conocíamos algunas de las virtudes de beber vino con moderación, y ahora tenemos todavía más motivos contrastados para hacerlo. Según expertos médicos y científicos internacionales presentes en el último congreso "Wine and Health 2017", el consumo de vino debe formar parte de una alimentación sana como la dieta mediterránea. Descubre los 3 principales beneficios que se han destacado durante el congreso y que avalan estudios científicos:
El vino es el responsable del 25% de los efectos saludables de la dieta mediterránea. En este sentido, el estudio PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea) señala que una mayor adherencia a esta dieta se asocia con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares. Según el Dr. Ramón Estruch, del Departamento de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, Coordinador Nacional del estudio Predimed, Universidad de Barcelona y CIBEROBN, España, “el vino aporta aspectos beneficiosos para la salud, especialmente para prevenir muchas enfermedades crónicas, entre ellas, las cardiovasculares”.
Según Valentín Fuster, cardiólogo que dirige el Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinaí (Nueva York), disfrutar de dos vasos de vino al día puede reducir un 11% el riesgo de enfermedad coronaria.
Los estudios siempre se refieren a personas sanas para las que el vino no esté contraindicado.
¿Sabías que tomar una o dos copas de vino equivaldría a una sesión de cardio? Esto se debe al poder oxidante del resveratrol, una sustancia natural capaz de mejorar el rendimiento físico, la fuerza muscular y la función cardíaca, de forma similar a lo que se consigue tras una hora de entrenamiento. En este sentido la Dra. Lamuela, Presidenta de Wine Health 2017, Departamento de Nutrición, Ciencia de Alimentación y Gastronomía de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona y CIBEROBN, España, destaca que “la ingesta de vino implica que el cuerpo consuma más calorías y en consecuencia, mantener un peso más saludable”.
El vino es un alimento rico en polifenoles, lo que se asocia a una mejor cognición o un menor riesgo de demencia, según evidencias epidemiológicas sólidas. Estos compuestos, presentes en el vino, actúan positivamente sobre las funciones cognitivas y mejoran nuestro estado de ánimo y, en consecuencia, reducen la angustia, la ansiedad y la posibilidad de sufrir depresiones.
En resumen, el profesor R. Curtis Ellison, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, concluye que los consumidores ligeros-moderados de vino tienen menos riesgo de sufrir enfermedades, con lo que tienen una menor mortalidad total, y especifica que las personas que consumen vino con moderación tienen menos riesgo de fallecer por cualquier causa que las que se abstienen o beben en exceso.