Presente en el imaginario femenino como una de las pesadillas más recurrente en sus sueños, la verdad es que la pérdida de cabello tiene unos efectos colaterales de gran envergadura: ataques de ansiedad, angustia, depresión y baja autoestima.
Tanto por genética como por otro tipo de causas, como estrés, estados de "shock", o una mala alimentación, la alopecia femenina es cada día más frecuente.
Contra todo pronóstico, la calvicie, o pérdida de grandes cantidades de cabello es una enfermedad que aunque en mucha menor medida que en el hombre, también afecta a las mujeres, por lo menos un 30% de mujeres en el mundo la sufren. Cada día más se notan las consecuencias de una mala alimentación, baja o falta de los nutrientes necesarios.
Así no es extraño ver a algunas adolescentes y chicas jóvenes con una cantidad ínfima de cabello, aunque lo normal es que las mujeres empiecen a notar la pérdida de cabello en la mediana edad, y es que muchas veces coincide con los cambios hormonales. Entre los 40 años y los 55 es cuando más incidencia tiene la alopecia en la mujer. Pero, ¿cuáles son los factores de la caída del cabello?
La causa más común de caída de pelo en las mujeres es la enfermedad "alopecia androgenética", que se desencadena por tres factores: el envejecimiento, las hormonas y la herencia.
A diferencia del patrón masculino, que empieza a perder pelo en la primera línea de cabello (es lo que comúnmente denominamos entradas), el patrón de la mujer se denomina "difuso" o "de corona", ya que en las mujeres la pérdida de cabello tiene lugar en la línea central del cuero cabelludo.
Aunque no es inexistente, la calvicie en la mujer es muy infrecuente, en el caso de las damas, los pelos son reemplazados por cabellos finos, sin vida y muy cortos.
Pero la enfermedad de la alopecia no es la responsable exclusiva de la caída capilar, existen otros factores que pueden influir en la pérdida. Una de ellas es la alopecia areata, que se trata de una enfermedad que provoca una caída del cabello a parches, tanto en el cuero cabelludo, como en otras zonas del cuerpo.
La alopecia areata afecta tanto a hombres como a mujeres y sobre todo a un segmento de edad muy joven.
Los folículos afectados disminuyen su producción de pelo, se vuelven muy pequeños y débiles. Algunas personas desarrollan solo unas zonas calvas, que se repueblan en el plazo de un año. Tiene lugar cuando se sufre un trauma o estados de estrés o nerviosismo pero no es un estado irreversible.
En otros casos se pierde la totalidad del cabello de la cabeza (alopecia totalis) o la totalidad del pelo del cuerpo (alopecia universal).
Se trata de una enfermedad autoinmune, en la que el organismo por error produce anticuerpos contra el folículo piloso, hablaríamos de una especie de autoalergia. El tratamiento consiste en aplicar minoxidil, ciclosporina, cremas de esteroides o de antralina o en inyectar cortisona dentro de las zonas calvas.
La anemia es otro factor de riesgo para las personas con el cabello débil. La falta de hierro produce caída del pelo tanto en los hombres como en las mujeres. Sin embargo, en éstas el problema es más común, sobre todo en aquellas que tienen reglas largas o abundantes. Esta falta de hierro se detecta con análisis y se corrige con tratamiento médico.
Las dietas, el estrés, problemas en la tiroides, algunos fármacos, el cuidado inapropiado del cabello o los anticonceptivos orales son otras de las causas más frecuentes de la caída del cabello en las mujeres.
Seguramente hayas notado que tu pelo se cae más en unos meses del año que en otros. Esto no significa que padezcas alopecia, sino simplemente nos indica, que el funcionamiento del cabello va por ciclos.
A partir de ahora no te asustes cuando veas que entre los meses de junio y noviembre pierdes más pelo de lo habitual: se debe a que con el inicio del verano, el nacimiento del cabello aumenta y coincide a su vez con una caída importante. Lo importante ante todo es que tu pelo mantenga un equilibrio entre los cabellos que caen y los que nacen: esto indicará que está sano y no sufre alopecia.
La doctora Belmonte de la Unidad de Alopecia del CDE, nos da algunas pautas a seguir en verano para que nuestro pelo luzca sano y fuerte, ¡toma nota!
En los meses de verano acostumbramos a ir a la piscina, al mar o a tumbarnos al sol durante largas horas. Esto puede ser perjudicial para tu pelo, así que procura lavártelo más de lo que acostumbras a hacer en invierno.
Más de una vez nos han dicho que lavarse el pelo diariamente lo estropea pero, no es cierto. Si tu pelo es graso, apúntate a las duchas diarias.
Tienes que tener en cuenta que entre los meses de junio y noviembre el cabello sufre su muda; es decir, unos pelos dicen adiós y otros nacen. No te alarmes y piensa que es algo natural.
La alopecia no es en sí una enfermedad pero sí puede llegar a serlo si se prolonga más de lo habitual. Así que acude a tu médico en cuanto veas que el problema se alarga y ponte manos a la obra para comenzar con un tratamiento efectivo.
Cortarse el pelo no hará que luzcas una melena más fuerte y no conseguirás con él frenar tus problemas de caída capilar. Así que no recurras a los cortes de pelo para solucionarlo, no te servirán de nada.
La publicidad nos lleva a pensar que un champú puede hacer milagros con nuestro pelo, consiguiendo evitar su caída o haciendo que nazca con más rapidez. Lo sentimos, pero esto no es así, los champús únicamente limpian y perfuman tu cabello, si quieres conseguir algo más, deberás elegir algún producto farmacéutico.
Es cierto que el tinte, la espuma y el uso del secador, dañan el cuero cabelludo, pero no es el motivo de la caída. No te recomendamos que abuses y utilices este tipo de productos diariamente pero queremos que sepas que ninguno de ellos provocará que tu pelo se caiga más de lo normal.
Luce sin miedo la pamela. No solo es falso el mito de que los sombreros y gorros aumenten la caída capilar, sino que además son beneficiosos, protegiéndonos de los rayos solares. Así que apúntate a los sombreros y protégete del sol.