Precalentamos el horno a 220º C con calor por arriba y abajo.
Colocamos la masa preparada sobre un molde redondo de unos 22 cm de diámetro.
Con la ayuda de un tenedor, pinchamos por toda la lámina y lo introducimos en el horno unos 10 minutos. Podemos utilizar el clásico truco de las legumbres en seco para evitar que la masa se hinche.
En cuanto al relleno, picamos las cebollas y sofreímos en una sartén con un poco de aceite.
Por otro lado, en un bol agregamos la nata líquida, los huevos y el queso de untar. Batimos hasta obtener una mezcla homogénea. Salpimentamos e incorporamos el queso de cabra desmenuzado.
Cuando las cebollas se hayan pochado, las añadiremos en la masa. Mezclamos con suavidad todos los ingredientes y vertemos en el molde cuando la masa quebrada o brisada esté lista.
Introducimos la quiche en el horno a 220º C durante 15 minutos. Después bajamos la temperatura a 150º C y dejamos que se cocine unos 45 minutos más.
Sabremos que está lista cuando la superficie haya cuajado y esté dorada, y la masa quede crujiente.