Está claro que los hábitos alimenticios están cambiando. Se adaptan a los nuevos estilos de vida y a las necesidades de los consumidores. Por ello, tras el brunch, que une desayuno y comida, surge el Slunch, la perfecta combinación entre merienda y cena. ¿Te apuntas?
Como otras muchas tendencias, el concepto procede de los países anglosajones. Así, la palabra slunch surge de la fusión de las palabras inglesas "supper" y "lunch", que sería alargar la comida a la tarde o bien anticipar la cena a media tarde.
El concepto parece algo original, pero realmente lo hemos hecho todos cuando nos reunimos los fines de semana. Ahora está adquiriendo tanta fuerza, que incluso algunos locales se han apuntado a la moda del slunch, ofreciendo tentempiés a un gran número de consumidores.
El momento perfecto del slunch
Sólo tu eliges el horario que te vaya más cómodo, pero normalmente es una comida que se realiza sobre las 17.00 de la tarde en adelante. Lo ideal también es hacerlo durante el fin de semana porque tenemos más tiempo, en especial los domingos por la tarde, esas jornadas que suelen ser realmente aburridas.
Así, le das una nota de color para acabar el fin de semana y volver renovada al día siguiente al trabajo. Para realizarlo, no debemos complicarnos demasiado; no hablamos de una fiesta ni de una comida completa; se trata de ofrecer variados aperitivos de la forma más sencilla.
¡Una reunión informal con amigos!
Esta merienda-cena está pensada para compartirla con amigos, con el objetivo de reunirnos, charlar, reírnos... rodearnos de buena compañía alrededor de una mesa informal. De manera que no habrá recargamientos, ni manteles, nada sofisticado, más bien una mesa sencilla y simple cargada de buenos tentempiés.
Nos valen unos cubiertos de plástico, y unos boles o pequeños platos de madera o plástico opaco para presentar la comida.
De dulce a salado
A diferencia de lo que sucede con las comidas y las cenas, donde primero va lo salado para acabar con el postre, más bien dulce, en el slunch sucede lo contrario. Vamos sacando aperitivos con toques dulces para finalizar con toda clase de alimentos salados. La combinación depende de ti y de altas dosis de imaginación.
Por ejemplo, puedes ofrecer platos algo originales para que la velada sea divertida y nos llenemos suficiente para no comer nada más durante el día. Entre los dulces, destacan los chupitos de frutas, como el de fresas, las tostadas con mermeladas de sabores o los cupcakes de chocolate...
Entre los salados, triunfan las tartaletas con queso fresco, las quiches, las minipizzas, los montaditos de diversos sabores... no vale poner las típicas patatas de bolsa y olivas; hay que currárselo un poco con platos diversos y realmente sabrosos que gusten a un gran número de paladares.
Bebidas variadas
Hay que ofrecer bebidas diferentes que peguen con lo dulce y salado. Es bastante típico de los anglosajones ofrecer bebidas frías y calientes, algo que aquí estamos adquiriendo poco a poco. Así tendremos desde té y café a batidos, zumos y cervezas y algún vinillo dulce.