Si quieres preparar conservas sabrosas, sanas y saludables... ¡Toma nota y no te arrepentirás!
Redacción MujerdeElite 5m 46s
Realizar conservas es una costumbre muy arraigada que surgió hace muchos años. El objetivo no era otro que el de preservar frutas y verduras, que se recolectaban durante el estío, para poder consumirlas en los meses de invierno. Aunque la costumbre todavía existe en las zonas rurales, desgraciadamente, cada vez es menos habitual debido al ritmo de vida frenético que llevamos, así como al aumento de la compra de conservas industriales. Si quieres preparar tus propias conservas y conseguir un resultado final sabroso, sano y saludable, ¡toma nota y conviértete en una perfecta conservera!
Pautas para preparar conservas
Es fundamental que realices una correcta selección de la fruta o verduras. Presta especial atención a que no tengan desperfectos, parásitos, y que estén en su punto justo de maduración. Lo primero que deberás hacer es lavar las piezas bien, con abundante agua, para proceder al siguiente paso: el del pelado o escaldado, si son tomates, por ejemplo. Algunas frutas o verduras se deben cortar en trozos. Otras conservas se harán con mermeladas o confituras, en las que cocemos el género con azúcar y aromatizantes.
Preparación de los recipientes
Los tarros a rellenar deben estar bien limpios y han de contar con cierres herméticos. Después de lavarlos correctamente, deberás esterilizarlos en agua hirviendo. Una vez limpios y secos, rellénalos con la conserva, procurando dejar nada o poco aire en el interior, una vez puesta la tapa.
Esterilización de las conservas
Cuando tengas llenos de los alimentos que quieres conservar y los hayas cerrado bien deberás esterilizarlos. Para ello, has de colocarlos "al baño maría" en una olla con agua, que debe cubrir los tarros hasta un par de centímetros por debajo de la tapa. Para una pasteurización correcta calcula un tiempo de cocción de 40 minutos a fuego medio.
Conservación y almacenaje de las conservas
Tras la esterilización, deberás mantener los tarros dentro del agua hasta que se hayan templado. Cuando alcancen una temperatura ambiente, sólo deberás sacarlos con cuidado y comprobar que la tapa está herméticamente cerrada. Después, déjalos enfriar por completo y guárdalos en lugar seco, fresco y alejado de la luz, como en las clásicas despensas o armarios, para que se mantengan con todas sus propiedades naturales durante varios meses.
Ten en cuenta que...
Debes tomar una serie de precauciones en la elaboración de las conservas caseras para que éstas se mantengan correctamente:
El recipiente ha de ser de cristal: puedes aprovechar los que tengas en casa (frascos de aceitunas, tomate, mermelada...). Lo único que no debes reutilizar son las tapas ya que han de estar en buen estado, es decir, sin óxido ni golpes ni restos de humedad.
No debes llenar totalmente los frascos con conservas: deja unos tres centímetros de espacio libre para que el alimento pueda expandirse en su interior tras la cocción.
Debes cerrar bien los recipientes: si te ayudas de un paño lograrás ejercer más presión y conseguirás un cierre totalmente hermético.
Los alimentos a conservar deben estar en su punto justo de maduración: si están muy verdes al conservarlos perderán parte del sabor y resultarán insípidos mientras que si están muy maduros se romperían al prepararlos.
Si lo que quieres es preparar encurtidos has de colocarlos primero en sal para una primera fermentación antes de meterlos en vinagre. Las piezas pequeñas fermentan antes que las grandes, por lo que deberás pincharlos con agujas de acero inoxidable para comprobar si están a punto o no.
Cuando termina la cocción y los frascos están fríos debes comprobar que están bien cerrados. Si alguno pierde líquido o queda abierto debes tirarlo ya que el alimento se estropeará.
Las conservas caseras se deben consumir antes de un año.
Algunas recetas de conservas
Pimientos asados
Los pimientos rojos son una delicia que podrás envasar para disfrutar todo el año. Para realizar esta conserva necesitarás varios dientes de ajo, aceite de oliva (preferiblemente virgen extra) y, por supuesto, pimientos rojos.
Lo primero que deberás hacer es asarlos en una parrilla a fuego lento. Si no dispones de asador, prepáralos en el horno hasta que estén con la piel casi negra.
Retíralos y déjalos reposar 10 minutos tapados con un paño para que "suden" y estén más blandos y sabrosos.
Separa la piel y las pepitas con mucho cuidado ya que es fácil que se rompan.
Podrás conservarlos enteros o a tiras, así que si te decides por la segunda opción córtalos.
Introdúcelos en los tarros de cristal y empújalos un poco para que no queden burbujas entre ellos.
Cúbrelos con el jugo que han dejado en su cocción y añade, además, ajo y aceite de oliva virgen.
Procede a seguir las pautas de envasado.
Mermelada de mora
Se acerca la época para recoger las moras, así que te detallamos cómo puedes elaborar una riquísima mermelada con este fruto. Su preparación no es muy diferente a la del resto de mermeladas, así que presta atención a todos los pasos que debes seguir y podrás seguirlos con tu fruta preferida.
En primer lugar deberás lavar las moras: ten cuidado de no olvidarte ningún rabillo.
Déjalas escurrir y colócalas en un recipiente hondo con un poco de agua (la justa para que se puedan cocer).
Cuando el agua comience a hervir déjalas unos dos o tres minutos.
Tritúralas con el pasapuré para eliminar los huesos y la piel. Vigila que no te quedes sin pulpa: el filtro del pasapuré no puede ser muy fino pero tampoco muy grueso porque pasarían muchas pepitas.
Coloca la pulpa en el mismo recipiente que has utilizado y añade el azúcar (sobre unos 600 gramos por cada kilo de fruta). Remueve lentamente con una cuchara de palo hasta que la mezcla espese y mantenla al fuego hasta que veas que tiene la consistencia deseada. Si no espesa lo suficiente, agrega 15 ml de zumo de limón por cada 450 gramos de fruta.
Cuando la mermelada esté en su punto introdúcela en los tarros de cristal, llenándolos hasta el borde para que no quede aire que pueda estropear la primera capa. Ciérralos con cuidado.
Procede a seguir las pautas de envasado.
¡Idea! Cuando prepares una deliciosa mermelada de albaricoque, podrás potenciar su sabor con un sencillo truco: los huesos del albaricoque se abren y se extrae la almendrita que contienen en su interior. Añádelos a la fruta y cuece en conjunto. ¡Te encantará el resultado!