Los rayos solares, el salitre, el viento o el cloro de las piscinas no son los mejores aliados de la fibra capilar. Es normal que, pese a haber utilizado la adecuada protección, tu cabello muestre síntomas de cierto deterioro tras los meses estivales. Pelo extra seco, fosco y quebradizo, puntas abiertas, falta de brillo, encrespamiento... son algunos de los problemas habituales que puede presentar una bonita melena tras días de intensa exposición al sol y a otros agentes externos.
La buena noticia es que con sencillos ingredientes naturales como el aceite de oliva, el huevo, la miel o el yogur puedes preparar en casa fantásticas mascarillas capaces de hidratar y nutrir en profundidad el cabello y devolverle todo su esplendor en muy pocas semanas.
Para nutrir e hidratar en profundidad el pelo seco o quemado, aplica dos cucharadas de mayonesa sobre el cabello y extiende insistiendo en aquellas zonas más castigadas y resecas. Añade unas gotas de limón para aportar más brillo. Deja que actúe 40 minutos como mínimo. Después, lava el pelo y aclara bien, los últimos segundos con agua muy fría. ¡Misión cumplida!
Si tu melena presenta un aspecto áspero y apagado, prueba a aplicar tras el lavado una mascarilla a base de cuatro cucharadas de aceite de oliva mezcladas con un huevo batido. Extiende por el cuero cabelludo y las fibras capilares y deja actuar 15 minutos. Aclara con abundante agua templada. El aceite contribuirá a hidratar en profundidad y los nutrientes del huevo (pura proteína) revitalizarán el cabello haciendo que rebose nuevamente vitalidad.
Realiza el tratamiento una vez por semana y obtendrás magníficos resultados en menos de lo que esperas.
Cuando sientas que el cabello ha perdido vigor, brillo, cuerpo, y además está reseco, prepara la siguiente mascarilla y aplica tras el lavado del cabello:
Bate dos huevos enteros junto con una cucharada de aceite de oliva, otra de glicerina y una cucharadita de vinagre de sidra. Una vez obtenida una mezcla homogénea, aplica mediante un ligero masaje por todo el cabello después del lavado y deja actuar de 15 a 20 minutos. Posteriormente aclara con abundante agua tibia y termina con agua fría para potenciar el brillo.
Si notas tu cabello seco, áspero y sin brillo, prueba esta mascarilla y te sorprenderás. Mezcla dos cucharadas de aceite de almendras con la misma cantidad de aceite de germen de trigo, una cucharadita de aceite de oliva y cucharadita de miel. Aplica sobre el cabello limpio y dejar actuar de 10 a 15 minutos. Aclara con abundante agua tibia y descubrirás el resultado.
Si tu problema son las puntas abiertas (y la descamación de la fibra capilar) puedes aplicar directamente aceite de oliva o de almendras, solo en medios y puntas. Una buena solución es hacerlo cada dos días, dejando que el aceite haga su efecto durante toda la noche. Aplica con el pelo seco, deja que actúe mientras duermes y lava tu cabello con normalidad a la mañana siguiente.
Alto poder nutriente posee también la miel, ingrediente estrella de numerosas mascarillas faciales caseras. Puedes hacer tu mascarilla añadiendo una cucharada de este "elixir" a tres de aceite de oliva. Mezcla bien ambos ingredientes y extiende por el cabello húmedo haciendo hincapié en aquellos mechones más dañados. Deja actuar 15-20 minutos y aclara.
Otra mascarilla súper efectiva a la hora de alimentar el cabello con la intención de devolverle todo su vigor es incorporar a la mascarilla anterior medio plátano triturado.
Si tu pelo está falto de brillo y sin vida, pide a gritos una cura de hidratación. Devuelve la sedosidad a tu melena con esta mascarilla: mezcla una cucharada de miel, otra de yogur, dos yemas de huevo y un chorrito de agua tibia. Masajea el pelo, insistiendo en aquellas zonas más deshidratadas y permite que actúe 20 minutos. Lava el pelo, aclara con agua tibia y termina con fría.
Si tienes el cabello frágil y además quieres proporcionarle un brillo extra, mezcla 2 cucharadas de aceite de oliva virgen con una yema de huevo, una cucharada de harina y unas gotas de ron, hasta obtener una masa. Extiende la preparación por todo el cabello. Deja actuar 30 minutos y seguidamente lava muy bien tu pelo con champú y aclara perfectamente.
Si necesitas nutrición extra pero tienes tendencia a la grasa en el cuero cabelludo, tu mascarilla ideal es aquella elaborada con la pulpa de medio aguacate (una inyección de vitamina E) mezclada a conciencia con un yogur natural. Aplica realizando un suave masaje con la yema de tus dedos, y, pasados unos minutos, retira con un aclarado intenso.
Los cereales pueden ser también el elemento clave de una excelente mascarilla que tenga como objetivo una melena de la que presumir. Mezcla dos cucharadas de copos de avena triturados en un yogur natural (o en medio vaso de leche) y distribúyela minuciosamente por todo el cabello. Tras un aclarado en profundidad, tu pelo quedará suave y sedoso como nunca. ¡Prometido!
Si además quieres aportar a tu cabello un extra de vitalidad, añade unas gotas de aceite esencial de romero para reactivar la microcirculación de la zona con resultados espectaculares.
Para conseguir un cabello que deslumbre por su brillo, nada mejor que añadir a un yogur natural una clara de huevo batida junto a unas gotas de limón. Si eres rubia o tienes un bonito castaño claro, esta mascarilla es perfecta para ti, pues ayudará a mantener la claridad, reflejos y brillo del cabello rubio.
Si tu cabello se reseca, se encrespa, tus ondas y rizos no se definen, y acusas falta de brillo, esta mascarilla natural te ayudará recuperar la salud de tu pelo. Utilízala una vez por semana.
Mezcla un huevo con un yogur y tres cucharadas de zumo de limón. Aplica la mezcla sobre el cabello insistiendo en medios y puntas. Envuelve la cabeza con una toalla humedecida en agua bien caliente y permite que actúe de 15 a 20 minutos. Después, aclara abundantemente con agua tibia.
Las mascarillas deberían ser parte de nuestro ritual de cuidado habitual, sobre todo, en melenas con coloración o tratamientos químicos, pero también en aquellas estaciones de clima extremo como el invierno y el verano. Son todo un chute de nutrición y reparación para nuestro pelo y eso las convierte en totalmente imprescindibles.
Un pelo sano e hidratado tiene más posibilidades de poder enfrentarse a las agresiones externas que el que no lo está. Los errores que la mayoría de las mujeres cometen son utilizar la mascarilla para desenredar el pelo o usarla escasamente 5 minutos debajo de la ducha.
Las hidrataciones son sencillas y no requieren mayores esfuerzos, pero hay que aplicarlas bien. El pelo solo conseguirá absorber todos los nutrientes si dejamos el producto un mínimo de 10-15 minutos y un máximo de 30, envuelto en un gorro de plástico o papel de aluminio. Mientras el pelo está "en reposo", la mascarilla comienza su función actuando sobre el pelo reseco, a la vez que irá tomando los nutrientes que le hacen falta. Se recomienda dar un poco de calor para que la cutícula sea más maleable y así pueda absorber mejor sus nutrientes, para este fin también puedes utilizar una toalla caliente.
Recuerda que la base de cualquier cuidado es la limpieza, por eso cuando trabajemos con el pelo, tenemos que tener el pelo limpio, sin restos de cualquier tipo, ya que pueden impedir la eficacia de la acción de la mascarilla. En un pelo limpio, libre de suciedad, grasa y restos de productos el folículo piloso se encuentra listo para absorber al máximo los nutrientes y principios activos que le estamos aportando. No hacerlo así, dificulta que logremos mejorar su estado.
Además, para que pueda realizar su función, la mascarilla debe estar presente de forma homogénea por toda la melena, repártela bien. Puedes recurrir a un peine de púas anchas, mejor de madera, o bien con los dedos, haciendo hincapié en las puntas que es la zona que habitualmente está más dañada. Aprovecha para masajear y permitir que penetre mejor. Un truco para que se absorba mejor es aplicar calor con un secador, ya que abrimos la cutícula y dejamos paso a la mascarilla. Cuando nos lavemos el pelo para retirarla, aconsejo hacerlo con agua tibia o fría para que se selle y quede protegida.
Otra opción es aplicar la mascarilla por la noche, ahorrarás tiempo y te asegurarás que la mascarilla ha tenido tiempo para trabajar. Basta tener en cuenta que el pelo esté limpio y dormir con un gorro de ducha. A la mañana siguiente, se retira la mascarilla con un lavado ¡y a disfrutar dle resultado!
Busca la mascarilla más indicada a las necesidades actuales de tu cabello y aplícala una vez por semana. El resto de días, utiliza un acondicionador, que dará la suavidad momentánea para que el pelo se desenrede. Cuando tu melena haya recuperado su suavidad, fuerza y brillo natural, podrás espaciar su uso y mantener los resultados, aplicándola cada dos semanas.
En caso de que necesites un cuidado extra entre semana, la puedes incorporar al lavado como sustituta del acondicionador. Eso sí, debes aclarar muy bien para eliminarla, ya que al ser más densa pueden quedar restos que dejarán un aspecto un tanto feo en el pelo.
Tu pelo necesita un tratamiento específico que le devuelva su salud y buen aspecto tras estos días de sol y playa. La cosmética natural puede convertirse en tu mejor aliada ¡tenlo en cuenta!