Los antibióticos son ese fácil recurso al que estamos tan acostumbrados ante un síntoma de malestar. Lo que no sabemos es que los antibióticos son "amigos sospechosos" y que no deberíamos fiarnos tan a ciegas de ellos. Son muchos los estudios que han puestos los signos de interrogación sobre estos medicamentos y es que el consumo de antibióticos es más perjudicial que beneficioso.
No significa esto que tengamos que olvidarnos para siempre de los antibióticos, ni mucho menos. Según el doctor Ata Pouramini, experto en Quiropráctica, los antibióticos "Son drogas potentes y hay que utilizarlas con mucho cuidado, por ejemplo cuando una infección está afectando a un órgano vital como el cerebro o los pulmones". Los antibióticos son el mejor aliado en casos realmente necesarios, pero el consumo "voluntario" de estos fármacos puede destrozar el sistema inmunológico, sobre todo el de los niños.
Es por ello que los expertos se centran en remarcar que el antibiótico no debe ser consumido en casos de fiebre, al menos cuando se trate de una fiebre "normal" y mucho menos cuando hablamos de un resfriado. Y es que el 27% de los encuestados en un estudio estadounidense estaban seguros de que su resfriado mejoraría rápidamente con la ingesta de antibióticos y un 58% no tenían conocimientos de los peligros que los antibióticos tienen sobre la salud. En casos de acné por ejemplo, el antibiótico también debe quedarse como último recurso.
La fiebre es siempre la gran temida y la que provoca más llamadas telefónicas y visitas al pediatra. Sin embargo, en contra de nuestras creencias, la fiebre puede llegar a ser muy beneficiosa para los niños, ya que los bebés que tienen mucha fiebre durante su primer año de vida poseen un sistema inmunológico más efectivo, mejor habilidad para defenderse en el futuro y menos riesgo de padecer enfermedades y patologías tales como alergias o asma que aquellos niños cuyas fiebres son controladas con pastillas.
Pero hay mucho más en contra del consumo descontrolado de antibióticos. En Australia se consume dos veces más cantidad de antibióticos de lo que se hace en Inglaterra. Y si pensamos en el asma, por ejemplo, ésta es la enfermedad crónica más común en Australia afectando al 25% de los niños, un alto porcentaje que podría estar relacionado con la gran cantidad de antibióticos consumidos.
El caso de la otitis no dista demasiado del caso del asma, aunque no sólo en Australia. Ante los dolores y la fiebre causados por la otitis, la mayoría de los pediatras recurren a los antibióticos. Sin embargo, un estudio en Estados Unidos ha demostrado que dos de cada tres de los niños con otitis leves se curan de dolor y fiebre en menos de 24 horas sin necesidad de tomar estos fármacos.
En el mundo desarrollado la higiene es una de las mayores preocupaciones del ser humano. Pero, según estudios recientes, un exceso de higiene podría no ser del todo beneficioso. Uno de esos estudios ha revelado que en los países pobres los casos de demencia senil son menos numerosos que en los países ricos, ya que estos últimos tienen un menor contacto con el medio ambiente lo que hace que se forme una barrera que protege en exceso al individuo de los microbios y gérmenes.
Además, cada vez es más frecuente encontrar a personas con germofobia, miedo a los gérmenes, a las materias biológicas, a los olores corporales y a la suciedad visible. Quiénes padecen esta patología viven obsesionados con la limpieza y piensan que todo se puede solucionar con antibióticos.
"Siempre nos hemos centrado en que los microbios hacen cosas malas y resulta que nos ayudan la mayor parte del tiempo en lugar de matarnos", explica Pouramini.
Pero los microbios no solo no nos matan sino que nos ayudan a combatir patógenos, también ayudan a nuestro metabolismo, determinan nuestra velocidad metabólica y es probable que determinen también nuestro olor corporal y parte de nuestra conducta social. Por eso, el uso de antibióticos resulta en ocasiones contraproducente ya que debemos "ser conscientes de que cuando inyectamos químicos y antibióticos también estamos matando la nube de microbios que viven dentro de nosotros", admite Ata Pouramini.
Así, te recomendamos consultar a tu médico antes de decidir por tu cuenta cómo paliar la fiebre o un resfriado. Apuesta por los antibióticos sólo cuando sea estrictamente necesario, pues su consumo descontrolado trae consigo muchos más disgustos que alegrías.