A nivel nutricional la miel, el oro de las abejas, contiene azúcares simples como la fructosa y la glucosa, agua y, en menor cantidad, vitaminas (B y C) y minerales. La miel es un 18% de agua y un 82% de azúcares, la gran mayoría de ellos son azúcares libres. Su composición, sin embargo, es variable en función de la variedad de plantas a partir de las cuales se ha obtenido el néctar. También influye la época del año, las condiciones climáticas y el suelo, así como el cuidado de las abejas por parte del apicultor e incluso las horas de recolección.
Pero es el polen el que nos aporta más proteínas, vitaminas y minerales, fácilmente asimilables por el organismo y que convierte a la miel en un complemento nutritivo perfecto.
Según la Dra. Roser Martí Cid, diplomada en Nutrición Humana y Dietética: “No existe ningún otro alimento natural con mayor combinación de nutrientes, lo cual convierte a la miel en una fórmula óptima para nuestra salud. Estimula procesos metabólicos, disuelve y elimina la grasa corporal y, al mismo tiempo, nos ayuda a reducir el colesterol malo y a aumentar el bueno, el que nos protege contra enfermedades cardiovasculares. Aparte la miel es rica en antioxidantes y anticancerígena”.
Como edulcorante natural, la miel destaca por su bajo aporte calórico, siendo también el más natural y nutritivo. En la antigüedad ya se usaba como conservante y ahora se utiliza en gastronomía tanto en platos principales (enterneciendo las carnes), como en salsas (homogeneizando y suavizando), vinagretas, con quesos, infusiones y, cómo no, en postres, dando consistencia cremosa a helados y ayudando a hacer los pasteles más crujientes. Antes de que se comenzará a conocer el azúcar, la miel era el único endulzante natural que existía. De todos los endulzantes que existen hoy en día, la miel es el más natural de todos. Beneficioso para la salud por su bajo contenido en azúcares, también potencia el sabor de los alimentos con los que se mezcla. ¡Una delicia para el paladar!
Además la miel es antiséptica y bactericida, calmante (ayuda a conciliar el sueño), laxante, diurética y muy aconsejable para la gente mayor, ya que es un gran reparador dérmico y cicatrizante, no en vano es uno de los mejores recursos naturales de belleza, pudiendo crear fantásticas mascarillas de miel capaces de tratar y mejorar numerosos problemas cutáneos como la sequedad y descamación, el exceso de grasa, el acné o la falta de luminosidad. En época de resfriados también está indicada para contrarrestar irritaciones de garganta, faringitis y amigdalitis, así como para calmar los escalofríos. De hecho, para calmar un ataque de tos nocturno que impide descansar, un remedio natural y eficaz para niños y adultos consiste en consumir directamente una cucharadita de miel.
También, si se combina con otros productos naturales, la miel puede favorecer el sistema digestivo. Ayuda a metabolizar los alimentos, previene y alivia las digestiones pesadas. También puede ser útil si se padecen problemas de estreñimiento.
Por si fuera poco, la miel es una fuente natural de antioxidantes, sustancias naturales que impiden la formación de óxidos que puedan provocar la descomposición celular. Por eso, el consumo de miel natural de manera periódica puede ser un buen complemento a cualquier dieta para prevenir enfermedades cardíacas o del sistema inmunológico.
Existen diversos tipos de miel en función de la flor o flores de las que procede, que a su vez proporcionan efectos distintos sobre la salud:
Para asegurarte de que compras una miel de calidad, elige la que muestre un tono oscuro y una textura consistente, espesa. La miel clara y líquida que puede encontrarse en muchos supermercados generalmente ha perdido sus cualidades nutritivas en gran medida debido a que son sometidas a altas temperaturas para que gane en apariencia. Consérvala a temperatura ambiente, tapada y en lugar fresco.
Además, para evitar que la miel endurezca y se mantenga cremosa, introduce en el frasco un trozo de zanahoria lavada y secada, conservando toda su piel. Si la miel cristalizó en el interior del tarro, podrás devolver su textura líquida y suave rápidamente, sólo tienes que introducir el tarro de miel sin la tapa en el microondas y conectarlo a máxima potencia 1 o 2 minutos.
La miel cristalizada no tolera demasiada temperatura (no más de 20 grados), ya que puede causar el colapso de su estructura cristalina (cambio de fase). Por lo tanto, debe ser almacenada (dos años como máximo) en un lugar donde la temperatura no exceda los 20 grados.
La miel cristalizada puede ser almacenada en la bodega como un buen vino, siempre y cuando no esté demasiado húmeda y las tapas estén perfectamente selladas.
La temperatura de almacenamiento deseable es de unos 25°C para ralentizar su cristalización. Sin embargo, debería consumirse más rápidamente (en un plazo de 6 meses).
Cuando el tarro de miel se guarda en un armario alejado de la luz, la legislación española prevé una conservación de dos años, aunque haya sido abierto. Como la miel tiene antibióticos naturales, es un alimento muy estable. Después de un tiempo puede sufrir transformaciones. Si era líquida, la miel puede volverse más sólida. La apariencia cambiará, el sabor puede cambiar también. El sabor no será el mismo con la miel que se ha abierto durante mucho tiempo.
Las mieles que provienen de las flores de los árboles son líquidas y las mieles de las flores silvestres son sólidas, pero todas las mieles se cristalizarán después de un tiempo. Y es la relación fructosa/glucosa la que induce el aspecto líquido o sólido. Algunas mieles se mantienen líquidas durante mucho tiempo y otras se cristalizan enseguida.
Si se congela la miel, perderá sus virtudes, especialmente su contenido de vitaminas y enzimas. Además, como la miel se conserva durante mucho tiempo sin congelarse, no tiene sentido congelarla.
Desde el punto de vista de la alimentación, un tarro de miel puede conservarse durante dos años. Pero terapéuticamente, para que la miel conserve sus propiedades, debe mantenerse alejada de la humedad y el calor y especialmente de la radiación UV. Así que los frascos de miel deben ser guardados en el armario. No se debería dejar el tarro de miel en la cocina a la luz.
¿Cómo ha llegado hasta ahí la miel, tan bien colocada en un tarro de cristal en una estantería de las tiendas? A veces, se da por hecho que la miel viene en tarros y no se valora la verdadera obra de arte de la madre naturaleza. Puesto que, en la elaboración de la miel natural, la mano del hombre apenas interviene.
Las abejas absorben con su lengua el néctar de las flores que visitan, lo almacenan en su buche y regresan a la colmena. En la colmena, entregan la miel a las abejas obreras jóvenes.
Una vez que las abejas obreras han recibido el néctar se ponen a trabajar para poder transformarlo en miel. Este proceso de transformación puede durar varios días, dependiendo de diversos factores como pueden ser la humedad y la temperatura exterior. Es importante durante este proceso, reducir el contenido de agua del néctar de un 70% a un 17%, aproximadamente.
Durante todo el proceso de deshidratación del néctar, la pérdida de humedad se utiliza para refrigerar la colmena de las abejas, se crean corrientes de aire que consiguen mantener siempre constante la temperatura del nido de cría.
Mientras que el proceso de transformación de néctar a miel tiene lugar, miles de abejas jóvenes que aún no han salido de la colmena, se pasan el néctar unas a otras. Al pasarse el néctar entre ellas, consiguen enriquecerlo con enzimas que ellas mismas segregan.
Una vez que las celdas están llenas de miel, esta puede mantenerse en perfectas condiciones de consumo durante muchos años.
La miel se extrae por centrifugación de los cuadros sin romper las celdas de cera, pudiendo estas ser reutilizadas. Esto supone un ahorro energético para las abejas ya que al no tener que generar nuevas celdas, podrán dedicarse en plenitud a otras labores de la colmena. Además, supone una mayor limpieza en la extracción y un aumento de la producción de miel.
Una vez que se ha extraído la miel, hay que filtrarla y dejarla reposar para poder eliminar así todas sus impurezas antes de llevar a cabo el envasado.
Una vez la miel se ha extraído, ya está lista para su comercialización. La miel natural es envasada también mediante procesos naturales para que conserve todas sus propiedades. Se hace en tarros al vacío o incluso en tarros sellados con la propia cera de las abejas. ¿Más natural? Imposible.
La elaboración de la miel es fruto de la madre naturaleza, única y exclusivamente. Es un proceso completamente natural en el que no intervienen ningún tipo de factores externos.
El chef Roberto Martínez, que cuenta con el reconocimiento Bib Gourmand de la Guía Michelín, nos propone unas sencillas recetas con miel de Europa. Tres desayunos sencillos, nutritivos, originales, apetitosos y sabrosos para comenzar el día con una sonrisa y mucha energía. ¡Toma nota!
Ingredientes para 1 ración:
Ingredientes para 15 galletas:
Ingredientes para 1 ración: