
La playa es uno de los mejores escenarios para practicar yoga a diario. No solo porque respirar un aire limpio purifica los pulmones, sino por otras muchas razones tales como: la facilidad de la arena para practicar posturas de yoga imposibles, la absorción de vitamina D proveniente del sol, el murmullo de las olas como sonido relajante y porque sin duda, este entorno natural hace más fácil la conexión con el universo, lo que te llena de vida y energía.
Kelly de Melo, profesora del centro Bikram Yoga Spain Chamberí, en Madrid, nos recomienda cinco posturas de yoga (asanas) para practicarlas al amanecer o a última hora de la tarde, sobre la arena. ¡Toma nota!
Es la postura de la incomodidad, perfecta para fortalecer y tonificar la musculatura de las piernas, aumentando también la fuerza y flexibilidad de pies, tobillos y alineando nuestro sistema óseo.
Se trata de separar 15-20 centímetros los tobillos (puedes comprobar la distancia con dos puños) y, manteniendo tobillos, rodillas y hombros alineados, estirar los brazos hacia delante y bajar con la espalda recta hasta estar sentada como si tuvieras una silla imaginaria. Hay que aguantar intervalos de 20 segundos. Después repites el proceso, pero de puntillas y por último, lo repites juntando las rodillas y bajando hasta estar tus muslos paralelos al suelo.
Esta postura fortalece y tonifica piernas y especialmente glúteos.
Tumbada en el suelo boca abajo, pon tus palmas contra el suelo con los brazos estirados a lo largo y debajo del cuerpo y los codos y meñiques tocándose. Levanta una pierna a 45 grados y aguanta durante unos 20 segundos arriba. Bájala, e inmediatamente levanta la otra.
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Esta postura o asana nos hace ganar fuerza en glúteos, espalda y, en general, la parte posterior de la musculatura, además de hacernos ganar en equilibrio físico y mental.
Junta las palmas encima de la cabeza con los brazos estirados y pegados a las orejas. Da un pequeño paso hacia delante con una pierna y mantén la otra estirada en el aire. Poco a poco ve levantando la pierna trasera y bajando los brazos hacia delante manteniendo la espalda estirada hasta formar una T mayúscula perfecta.
Esta postura de yoga promueve la apertura del pecho y la fortaleza de la espalda y es muy buena para corregir malas posturas que nos provocan dolores de espalda.
Tumbada boca abajo, junta los pies y pon las manos en el suelo, apoyando las palmas a los lados de tu pecho. Levanta la mirada hacia el techo levantando a su vez la espalda como una cobra y preocúpate de hacer la fuerza con la espalda. Las manos solamente deben servirte como apoyo para no perder la postura, pero deberías poder levantarlas del suelo y mantenerte en la misma altura, no se trata de empujar con ellas. Mantén la postura unos 20 segundos y baja.
Es la asana más importante para realizar entre posturas de yoga y después.
Túmbate boca arriba con los brazos a lo largo del cuerpo a los lados y los talones tocándose, centra tu mirada en un punto en el cielo, y respira profundamente contando mínimo 4 segundos de inhalación y de exhalación. Tus talones se tocan y tus pies caen a los lados. Intenta mantener tu mente presente en la playa, no pienses en cosas del trabajo, en problemas, no pienses en nada. Únicamente en relajar cada músculo de tu cuerpo y disfruta tu quietud.
La playa es uno de los mejores escenarios para practicar yoga a diario: la facilidad de la arena para practicar posturas de yoga imposibles, la absorción de vitamina D proveniente del sol, el murmullo de las olas como sonido relajante...
Es la postura de la incomodidad, perfecta para fortalecer y tonificar la musculatura de las piernas, aumentando también la fuerza y flexibilidad de pies, tobillos y alineando nuestro sistema óseo.
Tumbada en el suelo boca abajo, pon tus palmas contra el suelo con los brazos estirados a lo largo y debajo del cuerpo y los codos y meñiques tocándose. Levanta una pierna a 45 grados y aguanta durante unos 20 segundos arriba. Bájala, e inmediatamente levanta la otra.
Esta postura o asana nos hace ganar fuerza en glúteos, espalda y, en general, la parte posterior de la musculatura, además de hacernos ganar en equilibrio físico y mental.
Esta postura de yoga promueve la apertura del pecho y la fortaleza de la espalda y es muy buena para corregir malas posturas que nos provocan dolores de espalda.
Es la asana más importante para realizar entre posturas de yoga y después. Túmbate boca arriba con los brazos a lo largo del cuerpo a los lados y los talones tocándose, centra tu mirada en un punto en el cielo, y respira profundamente contando mínimo 4 segundos de inhalación y de exhalación. Tus talones se tocan y tus pies caen a los lados.