Descongelar la masa quebrada, espolvorear la mesa de trabajo con un poco de harina y con el rodillo extender la masa hasta que quede redonda.
Engrasar un molde de tarta con una cucharada de aceite y espolvorea con un poco de harina. Colocar el disco de masa quebrada sobre el molde y pinchar el fondo repetidas veces con un tenedor sin llegar a perforar la masa para evitar que durante el horneado se levante.
Cocer la masa en el horno unos 10 minutos.
Batir los huevos en un gran bol, añadir la nata líquida y la leche, mezclar y salar.
En una sartén con una cucharada de aceite se rehogan las morcillas eliminando la piel, cuando están bien deshechas se colocan sobre la masa quebrada y se vierte sobre ellas el batido de huevos. Llevar la tarta a horno fuerte durante 15 minutos y transcurrido ese tiempo bajar el calor del horno dejándola en su interior hasta que esté dorada por encima.
Una vez dorada se deja la tarta reposar fuera del horno 2-3 minutos, se desmolda y se sirve enseguida espolvoreada con un poco de cebollino picado.