Pelar la calabaza y cortarla en dados, pasarlos a una cacerola y cubrir con agua, salar ligeramente, tapar y cocer hasta que queden reducidos a puré. Después reducir a fuego lento aplastando con un tenedor aquellos trocitos de calabaza que pudieron quedar enteros.
Se diluye la maicena en dos o tres cucharadas de leche, y el resto de ésta se pone a calentar en un cazo, cuando hierva se agrega la maicena previamente diluida en la leche y se remueve hasta que espese. Separar del fuego. Mezclar esta crema con el puré de calabaza ya reducido. Salpimentar y añadir una pizca de nuez moscada.
Se separan las yemas de las claras y se montan las claras a punto de nieve muy firme con una pizca de sal.
Añadir a la crema de calabaza el queso gruyere rallado, las yemas de huevo y finalmente incorporar las claras a punto de nieve con cuidado y movimientos envolventes para que no se bajen.
Verter la preparación en un molde de soufflé engrasado ligeramente con mantequilla y llevar al horno a temperatura media.
Transcurridos 45 minutos, sacar el soufflé y servir al momento en el mismo molde.