Desde pequeños, nos han dado grandes dosis de yogur tanto en el desayuno como en la merienda aportando máxima energía a nuestro cuerpo para un óptimo crecimiento. Entonces, ¿por qué no aprovecharlo en todas las etapas de la vida? No es exclusivo para niños pequeños, sino para todas las edades gracias a la alta cantidad de calcio y vitaminas que nos ofrece, hecho que ayuda al desarrollo y protección de los huesos.
Los beneficios del yogur son tantos que merece la pena incluirlo a diario en la dieta de toda la familia. Y es que, podría considerarse a este derivado lácteo como un auténtico tesoro alimentario gracias a que las bacterias beneficiosas que contiene (Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus fundamentalmente) ejercen un efecto protector del organismo, además de colaborar en su limpieza y correcto funcionamiento.
El yogur es rico en ingredientes activos que nos hacen estar en forma. Por ejemplo, además del calcio, es rico en proteínas, minerales como el fósforo, el potasio, el zinc, el magnesio, el yodo y vitaminas A y B, niacina, ácido fólico y ácido pantoténico. Es, por tanto, un buen tentempié para tomar a diario en multitud de formas.
Uno de sus principios es el calcio, pues contiene el 40% de calcio que debemos consumir al día, Por ello, ayuda a fortalecer los huesos y reducir el riesgo de fracturas, sea cual sea nuestra edad, y previene la osteoporosis, que suele afectar en mayor medida a las mujeres.
El yogur previene el síndrome metabólico. Su beneficio es el de estabilizar riesgos relacionados con los problemas cardíacos. Estudios recientemente realizados demuestran una relación entre consumidores de yogur y la disminución de enfermedades como trombos arteriales, infartos o la diabetes tipo 2.
Un estudio internacional publicado por The British Medical Journal (BMJ) recomienda la ingesta de 2 yogures a la semana para tener un 19% menos de probabilidades de desarrollar adenomas o tumores, gracias a las bacterias gastrointestinales que produce el yogur.
Una de las principales ventajas del yogur es que es bajo en grasas, de manera que es óptimo para incorporar a la dieta de las personas que quieran adelgazar sin riesgo alguno. Un yogur natural tiene 8,7 g de grasa y el yogur light contiene 2,3 g de grasa, siendo aún mejor opción que la leche. Para personas afectadas por obesidad o sobrepeso, el yogur ayuda a reducir volumen corporal y a controlar las alteraciones metabólicas.
Ahora bien, a la hora de hacer dieta, el yogur debe combinarse con otros alimentos también bajos en grasas que nos aconsejarán los expertos en nutrición, dependiendo de la morfología de nuestro cuerpo. Por ejemplo, lo podemos mezclar con frutas, con cereales, con tostadas integrales o adquirir los yogures bebidos que podemos transportar a cualquier lugar con máxima comodidad.
El yogur está formado por bacterias buenas que inciden directamente en el sistema digestivo para mantener la flora intestinal. Un yogurt al día nos hará reducir líquidos y alimentos fácilmente. Es bueno contra las diarreas y el estreñimiento, y previene de posibles enfermedades. Siempre existen los yogures con frutas y cereales específicos que nos ayudan a ir regularmente y a diario al baño. El sistema inmunológico también se ve fortalecido con su consumo, siendo por tanto muy útil para combatir las infecciones y en el tratamiento de ciertas alergias.
Además, si te acuestas cada día con unos centímetros más de cintura que al levantarte, no hay nada mejor que tomar yogur tras la cena o bien entre horas. Y es que, los yogures naturales, sin saborizantes ni azúcares, son la mejor fuente de bacterias vivas para repoblar tu flora intestinal. Favorecen la digestión y te ayudan a eliminar gases y lucir un vientre plano.
Por otro lado, según un reciente estudio recogido en Nature Medicine, el yogur contiene al igual que otras bebidas prebióticas, una bacteria llamada "lactobacillus acidophilus", que aumenta la producción de receptores opioides y cannabinoides (analgésicos naturales) en el estómago. Cuando se ingiere esta bacteria, el umbral del dolor abdominal aumenta hasta en un 20%. Pásate al yogur y tu estómago te lo agradecerá.
Los expertos recomiendan el consumo de al menos un yogur al día en los más pequeños y desde edades muy tempranas debido al aporte lácteo que supone. En los menores de 3 años, a partir de los 8 meses, es el alimento más recomendado por los pediatras por la ingente cantidad de beneficios que aporta a los niños. El yogur ayuda a activar el sistema de defensas en los más pequeños. Sin duda los aportes de este alimento ayudan a hacer frente a enfermedades típicas de la estación. El yogur despierta esas sustancias que participan en los mecanismos de defensa como los anticuerpos, macrófagos, interferón, y muchos otros elementos de defensa.
En los primeros meses de vida, en los bebés, el metabolismo no está del todo preparado para asimilar los componentes del yogur por lo que hay que esperar hasta los 8 meses para comenzar a introducirlo en la alimentación.
Pero este alimento no sólo es bueno por dentro sino también por fuera. Si tienes un yogur en la nevera, tienes un tesoro de belleza. Por sí sólo es capaz equilibrar la dermis y favorecer a todos los tipos de piel, desde aquellas más secas a las más sensibles, mixtas, grasas y con acné. Remueve 1 yogur natural y aplícalo sobre el rostro extendiendo muy bien. Deja actuar entre 15 y 20 minutos y aclara con agua tibia. El resultado será un cutis suave, luminoso y rehidratado. ¡Compruébalo!
Ampliamente reconocidas son las mascarillas realizadas con yogur mezcladas con sal o aceites que, de forma casera, podemos hacer de forma rápida para cuidar nuestro cutis. Obtendremos una piel libre de impurezas y mucho más suave y tersa.