Los helados son la dulce y cremosa tentación del verano a la que muy pocos pueden resistirse. ¿Es tan malo caer en esa tentación? Lo cierto es que cuando analizamos los ingredientes del más tradicional, uno a uno, nos encontramos con huevos, leche, nata, azúcar… y comprobamos que efectivamente, son de una enorme carga calórica, pero no por ello necesariamente mala. “Como nos han repetido hasta la saciedad, la clave de una alimentación equilibrada está en la moderación. Comer fruta es sano, pero pasar un verano a base de sandías no parece muy recomendable. Pues lo mismo pasa con los helados, tomar alguno de forma esporádica está bien, ingerir medio litro al día, no tanto”, explica Diana González de Bendita Locura Coffee & Dreams.
Además, según afirma el neuropsicólogo Francisco Rodríguez, los helados también contribuyen a nuestro bienestar ya que “funcionan como exorfinas que son convertidas en endorfinas por el metabolismo, las cuales están implicadas en mecanismos de reducción del estrés”.
La calidad de un helado se mide, tanto por sus ingredientes como por su elaboración. Si se habla de helado artesanal, se habla de calidad, de un helado elaborado con materias primas de alta calidad y sin utilizar colorantes artificiales ni conservantes. El uso de colorantes naturales es una de las mejores alternativas para evitar enfermedades o daños a la salud. Por otro lado, los conservantes naturales utilizados son las frutas: que contienen vitamina C (ácido ascórbico), y por esto son perfectos antioxidantes como los que se encuentran en el limón o en la naranja. También se utilizan el azúcar, el alcohol, la sal y la vitamina E (tocoferol), que es un antioxidante que protege las membranas celulares del deterioro por la liberación de radicales libres que contienen oxígeno. Es un alimento muy valorable desde el punto de vista nutricional, gracias a la riqueza de sus ingredientes.
Por ejemplo, los helados elaborados de manera artesanal contienen una media de 6-8% de grasa genuina y proveniente de la leche y nata fresca. En los helados industriales las grasas pueden significar hasta el 20% del producto. Además, algunos emplean aceites vegetales parcialmente hidrogenados, que contienen una elevada proporción de grasas trans, responsables de aumentar el colesterol malo (LDL) y de disminuir el bueno (HDL).
Como ya hemos comprobado, los helados nos ayudan a reducir el estrés, nos permiten combatir el calor en verano, pero, además:
• Previenen el envejecimiento: Con una ración de 100 ml de helado recibimos una buena dosis de vitaminas A, B6, B12, C, D, E y K. También nos proporciona antioxidantes como la riboflavina, la niacina y la tiamina que fortalecen el sistema inmune, mejoran el sistema nervioso y previenen el envejecimiento.
• Fortalecen los huesos: Son una importante fuente de calcio y una gran alternativa a yogures y otros preparados lácteos. Una ración normal de helado hecho con una base láctea (yogur o leche) cubre hasta el 15% del calcio diario que el cuerpo necesita. Además, su biodisponibilidad es buena debido sobre todo a la práctica ausencia de ingredientes que interfieran en la absorción de este mineral como la remolacha o las espinacas.
• Fuente de proteínas: Las proteínas mayoritarias en los helados son las albúminas y las globulinas. Las proteínas tienen una función estabilizadora en el helado e intervienen en el organismo a la hora de formar todas las estructuras, además de realizar labores de defensa y de regulación de funciones metabólicas. Los helados poseen las proteínas y vitaminas de la leche y del yogur, por lo tanto, pueden ser un postre o merienda muy completa, especialmente para niños, enfermos o ancianos que no gozan de un buen apetito.
• Hidratan y facilitan la digestión: Los helados contribuyen a la hidratación, combaten la sequedad de las vías respiratorias, facilitan la digestión y crean una sensación de bienestar a quien los consume. Todas estas características hacen del helado un producto muy adaptable a cualquier edad, dieta y época del año.
• Disminuyen la inflamación: Los helados y granizados son una muy buena opción para reducir las molestias ocasionadas por enfermedades como la amigdalitis, ya que disminuyen la inflamación, ayudando a controlar el dolor.
• Te mantienen en forma: También posee fósforo. Además de ayudar a la asimilación del calcio, el fósforo permite mantener las articulaciones en forma y previene el síndrome premenstrual.
• Aumentan la libido: La concentración de calcio y fósforo ayudan a aumentar la libido. Para potenciar este efecto elige sabores avainillados porque se ha demostrado que las vainas de esta especia cuentan con un gran poder euforizante, que permite combatir la apatía sexual e incrementar los niveles de libido.
• Nos hacen felices: El Instituto de Psiquiatría de Londres monitorizó la actividad cerebral mientras se come helado de vainilla para demostrar el efecto inmediato de éste en el córtex prefrontal, o lo que es lo mismo en el centro de placer de nuestro organismo.
Cabe resaltar que las personas con diabetes y las que quieren controlar su peso pueden consumir helados eligiendo la versión light. Suelen llevar edulcorantes no calóricos por lo que, con moderación, pueden ser consumidos sin problema.
En cuanto a los helados de fruta, aptos para intolerantes a la lactosa y veganos, aportan con su alto porcentaje de fruta energía y frescor a quien los consume.