La sal y su consumo saludable

¿Sabías que la mayoría de la población supera la dosis máxima recomendada de sal? Reduce su consumo para un estilo de vida más saludable.

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Gtres
La sal o cloruro de sodio es un elemento químico necesario para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, ayudando a equilibrar los niveles de fluidos corporales, los cuales colaboran al mantenimiento de una presión arterial normal además de asegurar el buen funcionamiento de nervios y músculos. Tanto una deficiencia como un exceso de sodio ocasionarán problemas de salud.

Según últimos estudios se aconseja no superar los 5 gramos diarios de sal, equivalentes a 2 gramos de sodio. Sin embargo un porcentaje alto de la población supera esta dosis, pudiendo ocasionar "hipertensión" que es un factor de riesgo importante en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Es importante destacar que una deficiencia de sodio es rara, los requerimientos mínimos de este mineral son muy inferiores al consumo habitual.

Únicamente será necesario asegurar un suficiente aporte de sales acompañadas de abundante líquido en situaciones especiales, tales como ejercicio intenso, diarreas, vómitos y particularmente cuando el ambiente es muy caluroso.

Moderando el consumo de sal ¿cómo hacerlo?

En primer lugar debemos recordar que no todo el sodio presente en una comida, proviene de la sal que se le añada, ya que hay alimentos que lo contienen de forma natural. Por tanto aunque no añadiésemos sal alguna a la comida obtendríamos fácilmente la cantidad de sodio requerida por nuestro organismo.

Generalmente bastará con no excederse en la adición de sal para la preparación de las comidas, pero si se padecen patologías como hipertensión, se habrán de tomar algunas medidas tanto a la hora de seleccionar los alimentos como en la preparación de los mismos:
  1. En el supermercado conviene mirar la información nutricional de la etiqueta de los productos en los cuales indica el contenido de sodio, teniendo en cuenta que 0,4 gramos de sodio equivale a 1 gramo de sal.
  2. Actualmente existen en el mercado numerosos productos con versiones "bajas en sal" o "sin sal añadida". No creas que te resultarán sosos, puede que en un principio si, pero en poco tiempo notarás como aprecias el sabor del alimento con total intensidad.
  3. Sustituye la sal o parte de ella en tus platos por hierbas aromáticas y especias, te sorprenderás al comprobar que la comida adquiere aromas y sabor sin necesidad de ponerle demasiada sal y en ocasiones hasta eliminándola por completo.
  4. Puede que en un restaurante parezca una tarea más complicada reducir el consumo de sal, no lo creas, puedes solicitar al camarero que preparen tu plato sin sal o con poca sal. En cualquier caso si has consumido un plato demasiado salado no hay nada perdido, reduce el consumo de sal en las demás comidas para conseguir un equilibrio.
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