La comida es un placer para el sentido del gusto, pero también lo es para el sentido de la vista. De ahí viene la expresión “comemos con los ojos”, y es que la imagen de la comida aumenta la hormona grelina, también llamada “la hormona del hambre” que hace que se “abra el apetito”.
Sin duda, entre la salud y los colores existe una relación muy estrecha, especialmente en la psicología, debido a lo mucho que influyen las distintas tonalidades en el estado de ánimo. El rojo se asocia con el vigor, la energía y el fuego. El amarillo es el color de la luz, despierta y estimula. El naranja es un color liberador, optimista y vital. El verde, el color de la naturaleza y el frescor, la esperanza y la juventud, invita a la serenidad y el equilibrio. El blanco es el símbolo de la positividad y la paz.
Las frutas y verduras resultan atractivas a la vista sobre todo por la variedad de colores que tienen, y cada color influye en el estado de ánimo. Los colores rojo, naranja y amarillo dan energía, calor, vitalidad, sensación de optimismo. Los verdes, morados y azules transmiten más calma, serenidad, paz. Y el blanco es símbolo de pureza. Pero además de lo que transmite, el color de los alimentos tiene unas propiedades. Por ejemplo, se ha podido comprobar que los alimentos rojos con licopeno son más antioxidantes, los amarillos y naranjas favorecen el funcionamiento normal del sistema inmune y la vista gracias a su contenido en precursores de la vitamina A, los verdes son ricos en clorofila y fibra, por lo que favorecen una buena salud digestiva, los morados son diuréticos debido a las antocianinas, y los blancos con fitoquímicos que pueden ayudar a controlar los niveles de colesterol.
La combinación de colores de forma armoniosa para conseguir equilibrio mental y físico es la definición de la colorterapia, técnica que hasta hace poco se utilizaba únicamente en la decoración del hogar a fin de aliviar múltiples dolencias como el estrés, la ansiedad, el nerviosismo o la depresión.
Hoy, los colores llegan a la nutrición, consiguiendo el bienestar físico y mental a partir del color de los alimentos, pues en cada uno de ellos, la naturaleza indica las propiedades y nutrientes que contienen. Una buena elección en el color de los alimentos que se ingieren a diario constituirá uno de los mejores complementos de la medicina tradicional.
Clasificados en colores energizantes y colores tranquilizantes y refrescantes, ficha las pautas para saber qué color escoger en la alimentación según tus necesidades:
El color rojo del tomate, la sandía o las fresas, se debe a un pigmento llamado “licopeno”. Es un carotenoide, es decir, una sustancia química natural responsable del color rojo de las frutas y verduras. El licopeno es el mejor antioxidante contra radicales libres, asociado a pectina y vitaminas que ayudan a mantener niveles normales de colesterol. El principal alimento rico en licopeno es el tomate, pero también se puede encontrar en otros alimentos rojos como la sandía, el pomelo o las fresas. Además, los alimentos de color rojo son ricos en vitamina C, A, potasio y antioxidantes.
Las frutas y hortalizas con este color son antioxidantes, pero además destacan por su capacidad para ayudar a proteger el sistema inmune, la piel y la vista. Estos beneficios los aportan los “carotenoides” como el betacaroteno, que dan el color anaranjado tan típico de zanahorias, naranjas, calabazas o albaricoques, entre otros. Los carotenoides son antioxidantes de gran alcance y además son precursores de la vitamina A. Estas frutas y verduras son fuente de vitaminas C y A, que combaten el envejecimiento celular gracias a su acción sobre los radicales libres. Las frutas y verduras de color amarillo además son ricas en potasio, como el plátano, y en luteína como el maíz.
El color verde de las frutas y verduras como las espinacas, brécol, kiwi y uvas es aportado por la clorofila, el pigmento más extendido del reino vegetal, una sustancia que en alimentos sin cocinar puede ayudar a prevenir algunas enfermedades. Es un color que se asocia con alimentos sanos, y lo cierto es que lo son. Cuanto más verde es un vegetal, más rico en betacarotenos y vitamina C. También poseen antioxidantes que protegen frente al daño oxidativo de las células, sus propiedades son principalmente depurativas y, además, son alimentos ricos en fibras, vitaminas y minerales que combaten el envejecimiento celular gracias a su acción sobre los radicales libres.
El color morado de las verduras y frutas lo dan las “antocianinas”, que son un tipo de flavonoide. Entre sus beneficios para la salud destacan su acción antioxidante y antiinflamatoria y sus propiedades diuréticas. Un buen ejemplo serían las grosellas, berenjenas, lombarda y moras. Tienen altas propiedades antioxidantes gracias a su concentración de carotenoides y polifenoles, también contienen multitud de vitaminas como la A, C y K y minerales como el magnesio, calcio y potasio. Además, su riqueza en fibra ayuda a regular el tránsito intestinal y son bajos en grasa.
Los alimentos de color blanco como el ajo, cebolla, coliflor y champiñones deben su color a la presencia de sustancias como la flavina. Ayudan a cuidar la salud cardiovascular y reducen el colesterol. Ricos en fitoquímicos como la alicina previenen infecciones y actúan como antibióticos. Otra ventaja de los alimentos blancos es su aporte de fósforo, potasio y magnesio.