El pan de espelta se ha convertido en uno de los imprescindibles de todos aquellos a los que les gusta cuidarse, gracias a sus innegables propiedades nutricionales, pues es rico en fibra y su gluten es mucho más fácil de digerir que el del trigo, provocando menos alergias e intolerancias.
Su nombre oficial es Triticum Aestivum y empezó a cultivarse en Irán hace al menos 7.000 años, aunque no llegó a Europa hasta la Edad Media. En poco tiempo se convirtió en un cereal muy apreciado gracias a su capacidad para adaptarse a climas fríos y húmedos, por lo que su cultivo se extendió rápidamente por Centroeuropa. Sin embargo, con el tiempo y la mecanización agrícola, el trigo fue ganando terreno y la espelta cayó en el olvido, debido entre otras cosas “a su pequeño tamaño y a lo difícil que es su panificación”, como nos comenta el experto panadero Moncho López.
La espelta cuenta con numerosos nutrientes que hacen su incorporación a la dieta muy interesante, tales como proteínas, grasas, carbohidratos, fibra, sodio, potasio, calcio, fósforo, magnesio, zinc, hierro y vitaminas del grupo B.
No obstante, este cereal milenario se ha puesto especialmente de moda por la mejoría digestiva que puede advertirse con respecto al trigo. “En los últimos años se han recuperado algunos cereales un poco olvidados, sobre todo para tratar de solucionar la gran cantidad de problemas digestivos que han aparecido en la sociedad moderna. Entre otros hemos dado con la espelta, un cereal que se digiere mucho más fácilmente que el trigo” cuenta Moncho. “La espelta es un cereal que contiene gluten, pero a diferencia del trigo, este es de mala calidad, refiriéndome a que es un gluten débil y esto es precisamente lo que hace que su digestión sea más sencilla”, añade.
Además, la espelta es rica en niacina, una vitamina del grupo B que está especialmente indicada para los problemas digestivos.
Por otro lado, aunque el pan de espelta es muy energético, aporta menos calorías que el elaborado con la harina de trigo clásica, su consumo diario ayuda a reducir los niveles de colesterol y regula el metabolismo. También causa menos problemas alérgicos que el trigo y gracias a su alto contenido en triptófano, estimula la producción de serotonina, neurotransmisor relacionado con la sensación de placer y felicidad.
Cabe resaltar que además de en forma de harina para preparar pan casero o postres como bizcochos, galletas o crepes, puede emplearse en la elaboración de pasta o incluso en fritos. Disponible también su versión integral, la harina de espelta integral ha conseguido desbancar a la harina integral de trigo.
Pero al ser un cereal, también se puede consumir como tal en pequeños granos preparando sencillos y a la vez muy nutritivos platos. Una opción son las ensaladas de verduras frescas o en su versión cocida añadiendo alguna hortaliza como acompañamiento. Estos platos son perfectos para dietas y deportistas ya que ofrecen mucha energía y son muy saciantes.
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