El lenguaje del abanico: el complemento más sensual

Descubre el lenguaje del abanico o cómo seducir y decir todo aquello que deseas con él. Conviértelo en tu complemento más sensual y misterioso del verano.

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Letizia Ortiz - Gtres

El abanico puede convertirse en tu complemento más sensual. No solo para un evento especial sino en tus estilismos de diario. Además, de la vistosidad que tiene este objeto, su funcionalidad en cualquier momento de nervios constituye un aliado perfecto cuando no sabes qué hacer con las manos.

La historia del abanico

La historia del abanico se remonta hasta Egipto, así lo demuestran numerosos escritos y pinturas artísticas. Los egipcios utilizaban los abanicos para airearse y también para espantar insectos. Se trataban de grandes abanicos semicirculares, con largas plumas y mangos largos. De la misma manera los utilizaban en la Grecia clásica, así como en la antigua Roma. Los esclavos romanos utilizaban los abanicos para proteger del calor y de las moscas a sus señores.

La tradición del uso del abanico en China es milenaria. Sin embargo, en España también se empieza a hablar de los abanicos en el siglo XIV. En los siglos XVII y XVIII el abanico plegable alcanza una gran difusión, sobre todo en Francia, Italia, España e Inglaterra. En este momento se convirtió en un instrumento de distinción, elegancia y coquetería femenina. Es más, según Isabel I de Inglaterra, era el único regalo que podía aceptar una reina.

El lenguaje del abanico

Agencias

El lenguaje del abanico como instrumento de comunicación surgió, en gran parte, durante la época victoriana. Las jóvenes casaderas tenían prohibido hablar en privado con los hombres que se cruzaban en fiestas y bailes. Con el objetivo de poner fin al control de sus madres, tías o hermanas mayores, las jóvenes desarrollaron un lenguaje con los abanicos. Este objeto se convirtió en pieza clave en las relaciones personales.

El lenguaje del abanico se enriqueció de gestos y fue de gran utilidad para las mujeres de la época. Se trata de un lenguaje sensual y misterioso, un arte que ha llegado hasta nuestros días y que está cargado de significados:

  1. Dejar que el abanico se deslice sobre la mejilla: Te quiero.
  2. Mostrar el abanico cerrado: ¿Me quieres?
  3. Abanicarse lentamente sobre el pecho: No tengo novio.
  4. Abrir y cerrar rápidamente el abanico: Estoy comprometida.
  5. Tocar con el dedo el borde del abanico o contar varillas: Quiero hablar contigo.
  6. Abanicarse despacio: Estoy casada.
  7. Abanicarse rápidamente: Te amo intensamente.
  8. Apoyar el abanico sobre la mejilla derecha: Sí.
  9. Apoyar el abanico sobre la mejilla izquierda: No.
  10. Cerrar el abanico lentamente: Sí.
  11. Cerrar el abanico bruscamente: No.
  12. Dejar caer el abanico: Te pertenezco.
  13. Cubrirse del sol con el abanico: No me gustas.
  14. Dar un golpe con el abanico: Impaciencia.
  15. Cubrirse la cara con el abanico abierto: Sígueme cuando me vaya.
  16. Apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios: Puedes besarme.
  17. Apoyar el abanico sobre el corazón o el pecho: Te amo o sufro por tu amor.
  18. Observar los dibujos del abanico: Me gustas.
  19. Cerrar el abanico sobre la mano izquierda: Me casaré contigo.
  20. Arrojar el abanico: Te odio o adiós.
  • ¡Truco! Si quieres que tu abanico favorito esté impecable cuando lo necesites, espolvorea sobre la tela una mezcla de bicarbonato y polvos de talco. Trascurridas un par de horas, cepíllalo suavemente. Para terminar, pasa un paño humedecido por las varillas. Quedará como nuevo.
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