La trufa negra es una variedad de hongo subterráneo muy valorado en la alta cocina del que poco se sabe, está definido como “el diamante de la cocina” por su sutil y poderoso aroma.
En plena temporada de recolección de la trufa negra en España (15 de noviembre - 15 de marzo), desde el restaurante Mentidero de la Villa nos cuentan todo lo que hay que saber de la trufa, 9 datos que te ayudarán a conocer mucho mejor esta joya gastronómica:
El tamaño y el aspecto de la trufa negra depende de la época del año. Su mejor fecha de recolección es el invierno, de noviembre a marzo, aproximadamente. Es difícil saber dónde buscarla, pueden llegar a tardar en madurar hasta 9 años.
La trufa negra se puede encontrar en los bosques del sur de Italia y Francia, pero España está considerado como el principal productor a nivel mundial.
Encontrar trufas negras es tarea casi imposible. Cuando se habla de buscar trufas, la gente cree que se utilizan cerdos, pero son los perros entrenados los que normalmente rastrean su aroma. Además, las trufas negras sueltan una sustancia alelopática que impide el crecimiento de la hierba a su alrededor.
La trufa es un hongo rico en minerales y vitaminas, que cuenta con niveles muy bajos en hidratos de carbono y grasas. Además, aporta fibra y proteínas vegetales. Y sólo cuenta con unas 30 calorías por 100 gramos. Descubre los datos nutricionales de la trufa aquí.
Se cocina con mucha delicadeza. La trufa negra no se debe incluir en ningún plato que pueda enmascarar su aroma y sabor. Asimismo, siempre se añade en el último momento.
No hay ninguna trufa igual a esta. Existen 70 especies diferentes, 32 de las cuales se pueden encontrar en Europa, aunque la más buscada y apreciada es la Trufa Negra.
Las trufas son beneficiosas para la salud, ya que mejoran el funcionamiento de los tejidos musculares y nerviosos, combaten la anemia y favorecen la circulación sanguínea, entre otros beneficios.
La trufa se debe tomar fresca y rápido, intentar conservarla resulta difícil. No puede estar expuesta al aire libre porque desde el momento que son recogidas empiezan a liberar aromas y tienen peligro de oxidación. Tampoco se pueden guardar herméticamente, ya que necesitan respirar. Podrás conservar las trufas durante un mes en perfecto estado, si las picas y las cubres con aceite de oliva.
Egipcios, griegos y romanos ya consumían trufas, las apreciaban por su uso gastronómico y por sus propiedades medicinales. Los griegos y los romanos les atribuían un valor afrodisíaco. Fue en Roma donde Cicerón las llamó Hijas de los dioses y Milagro de la naturaleza.